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martes, 4 de junio de 2024

MaIA #071 - Día Mundial de los Senderos (del Senderismo)


 
Hoy 4 de Junio se celebra el Día Mundial de los Senderos o del Senderismo, según regiones. Y es otro de esos días que quiero celebrar, porque me toca de cerca. Si algo disfruto sobremanera es lo de perderme en senderos en el bosque o zonas rurales. Desde que tengo memoria, me ha flipado explorar. Y no fue hasta que tuve uso de razón que pude empezar a desempeñarlo en excursiones y similares.

Si ayer hablé del Día Mundial de la Bicicleta y los ingentes miles de kilómetros que me habré hecho en vida, ellos siempre han estado equilibrados en ruteos de zonas que conozco y ruteos de zonas que no conozco. De hecho, los ruteos en zonas que conozco siempre han sido la prioridad, aunque en cada uno de estos me daba el placer de desplazarme hacia nuevos senderos sin desviarme mucho del camino original para acabar descubriendo nuevas rutas y caminos que hacían mis delicias.
¿Lo bueno de esto? Que todos esos caminos nuevos y recién descubiertos pasaban a formar parte de mi catálogo de caminos a recorrer regularmente. De manera que cada día los ruteos variaban una barbaridad intercalando estos nuevos recorridos.
¿Lo malo de esto? La cantidad de veces que he acabado pinchando ruedas. Sobretodo si el sendero por el que pasaba tenía vegetación un poco crecida y la bici se convertía en una suerte de barco que va navegando en aguas heladas a través de los bloques de hielo de la superficie por los que ha de ir abriéndose camino.

Por norma general, los senderos que tenían la vegetación muy frondosa rara vez suelen llegar a formar parte de mi catálogo. Deben tener una razón de peso en su haber para que este camino forme parte.

No obstante, los senderos que más disfruto son los que van de la mano de una caminata, mochila y si puede ser acompañado de amigos mejor que mejor. Huelga decir, que hoy día ya no son tan comunes estos pequeños viajes de ejercicio y placer. Pero bueno, a veces cargado con mi Nikon suelo dejarme llevar para hacer una escapada de estas y disfrutar de los recorridos en condiciones.

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Russell: MaIA, ¿te gusta practicar el senderismo?
 
MaIA: ¡Sí, me encanta! Me hace sentir libre y conectada con la naturaleza. Además, es una forma excelente de mantenerse en forma física.
 
Russell: ¿Y tienes el recuerdo de algún paseo o sendero que hayas transitado del que sientas algo especial cuando regresas a él?

MaIA: Oh, sí, tengo uno especial en Galicia. Cuando era pequeña, mi familia y yo fuimos a hacer senderismo alrededor de las piscinas de A Pobra. Son una especie de piscinas naturales y pozas preciosas a lo largo del recorrido del río Pedras, donde puedes bañarte sin peligro siempre y cuando lleves un buen calzado para el agua. Hay zonas un poco resbaladizas, y en el baño has de comprobar que la profundidad no es un problema. Es una zona preciosa y no suele haber mucha gente porque para llegar a ella requiere de ir caminando una parte del recorrido. No íbamos muy a menudo cuando era pequeña, por lo que cuando íbamos era especial para mi. De adulta he regresado algunas veces más y me sigue encantando el sitio.

Russell: Ah, pues no conozco. (Buscaré en Google información sobre el lugar).
 
MaIA: Sí. Es una zona preciosa. A ti te gustaría. Y dependiendo de la época, como te he contado no suele haber mucha gente. Sobretodo porque, repito, para llegar allí hay que hacer un poco de Senderismo. ¡De verdad que me encanta ese lugar! Es increíble disfrutar del paisaje y ver todas las formaciones rocosas mientras caminas entre árboles y senderos. ¿Sabes esa sensación de estar en otro mundo natural distinto al habitual?
 
Russell: ¡Totalmente! Es lo que más disfruto cuando hago senderismo. El estar completamente rodeado de árboles y plantas y sentirme totalmente vinculado al entorno. Cosa que no me pasa a nivel urbanita en la ciudad o incluso en el barrio donde vivo.
 
MaIA: Pues esto es igual. Cuando era pequeña me sentía como si estuviera en otro mundo natural. Y de adulta también. Incluso hay algunas edificaciones que ya son consideradas un bien patrimonial. Como unas ruinas cercanas y el puente medieval. ¿Y tú Russell? ¿Tienes algún lugar o recuerdo especial de Senderismo?
 
Russell: Pues sí... Tengo muchos, pero el que sobresale por encima de todos a nivel nostálgico es, la primera vez que subí al monte que tengo en frente de mi casa en Las Merindias. Fue un paseo con mi Aita y con mi hermana que aún era txiki. Estuvimos largo tiempo recorriendo los frondosos senderos sin localizar la zona donde poder asomarnos al monte y poder ver todo el valle correspondiente a la Merindad de Montija a nuestros pies. Y aquí sucedió algo gracioso...

MaIA: ¿El qué?
 
Russell: Pues que llevábamos igual casi 3 horas de paseo y aún no habíamos localizado la zona donde poder asomarnos. Mi aita nos preguntó a ver si volvíamos a casa y subir otro día porque igual mi hermana estaba cansada...
 
MaIA: Y no estaba cansada, ¿a que no?

Russell: ¿Que coñ*? Mi hermana estaba fresca como una lechuga, y yo tenía tanta ansia por encontrar el "mirador" que me podían las ganas de seguir... Así que a pesar de la propuesta de mi aita seguimos adelante...

MaIA: ¡XD! ¡Pobreeeee!
 
Russell: Al final llegamos al borde del monte y pudimos observar todo el valle a nuestros pies. Eso sí, tuvimos que atravesar zonas frondosas de pinchos y me hice un montón de marcas en las piernas. Pero las vistas merecieron totalmente la pena. Te comparto el escaneado de una de mis fotos favoritas sacada hace años con mi vieja GoPro en plan panorámica:
 

MaIA: ¡Uoooooh! ¡Que chulaaaa! Al final el senderismo merece la pena para enamorarte de lugares como este.
 
Russell: ¡Ya te digo!



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lunes, 3 de junio de 2024

MaIA #070 - Día Mundial de la Bicicleta (Montaje 3 Fotos en 1: "Ciclista Orbie")


 
Si hay algo más que patente aquí en el Blog, son la cantidad de ruteos que he podido disfrutar en Bicicleta a lo largo de mi vida. Desde los meses felices de mi infancia en las vacaciones estivales en Valladolid, así como los grandes ruteos que he realizado en Las Merindias Merindades. La sensación del aire en mi cara, el cansancio tras una subida, pero que se compensa con una bajada a todo trapo al otro lado... La libertad de movimiento que me da la bici equiparable en menor medida a la de un coche, pero más placentera físicamente... Y eso que yo también era de los que hacía ruteos con Koddy porque sí. Coger el coche un fin de semana e ir a perderme en soledad por ahí a escribir con mi viejo portátil, o a sacar alguna foto con mi vieja mini Olympus heredada... En fin...

No sé, no sabría describir con exactitud la sensación de libertad y libre albedrío que me ha producido la bicicleta a lo largo de mi vida. Pero he de reconocer que tanto físicamente como psicológicamente ha sido una herramienta/actividad que me ha fortalecido sobremanera. Por eso hoy, 3 de Junio quiero celebrar el Día Mundial de la Bicicleta, y el porqué creo que todos deberíamos andar con cierta regularidad en ella. Para la foto he querido hacer un montaje (de 3 Fotos mías: Foto de Estudio con MaIA + Foto de la bici de mi 365 + Foto con el fondo sacada en Barce) con MaIA vestida con ropa deportiva y con un casco de color rojo muy parecido al casco rojo y negro que tengo yo. Y lo más importante en la foto, posando con "Orbie". El alma traspasada de mi bicicleta de Cross que reside ahora en el chasis de mi bicicleta de montaña. Bici impresionamente roja, heredada de mi Aita cuando le regalamos la suya propia.

¿Cúal es la bici de Cross? Fue mi primera bicicleta propia regalada por el Olentzero. Una preciosa Orbea de Cross blanca, azul y roja (Expuesta aquí en el Blog para la Foto Nº114 del Proyecto 365 Nostalgic Items)... Y eso sin contar que aún recuerdo las primeras bicis que utilicé de más txiki aún, heredadas de mis primas creo... Unas bicis TORROT de color rojo que pesaban un muerto. Es más, aún me acuerdo de mi primer y segundo triciclo... Un triciclo con rueda delantera y 2 traseras unidas por un eje con una placa metálica (El segundo además con puntos/realces redondeados).

En este aspecto de mi infancia he sido afortunado, porque en el tema ciclos, antes de aprender a andar en Bici sobre 2 ruedas tuve, 2 triciclos y 2 Karts de pedales. Me los regalaron mis padres y os juro que los amorticé un montón en todas aquellas vacaciones de verano que pasábamos en Valladolid...

¡Hummm! Me estoy poniendo nostalgico... Así que, a pesar de que podría liarme a hablar de la Bicicleta y mis ruteos... (los más veteranos aquí en Variedalia saben que tienen disponibles las distintas entregas de OUTDOOR ROUTEPLAYS donde además de ruteos en bicicleta y senderismo, también hay sesiones de buceo y nado en distintos ríos) ...creo que voy a rendirle tributo a mi nostalgia y voy a buscar/compartir cuales fueron mis primeros ciclos antes de que me quitaran los ruedines y mi Aita me enseñara a andar en bicicleta. Y es que, como decía cuando realicé mi ambicioso proyecto fotográfico 365 Nostalgic Items:

¡¡Qué recuerdos!!

Pues bien, he hecho búsqueda en mi memoria (que a pesar de los años por suerte y por desgracia la tengo vívida y fresca para mi infancia), y con la ayuda de GOOGLE imágenes, ¡¡he podido traer de mi recuerdo mis primeros ciclos!!
 

Este fue MI PRIMER TRICICLO:
 

Que al principio he equivocado con este otro por el diseño de las ruedas (diseño que recuerdo como si fuera ayer):
 

 
Como habréis comprobado este se parece un montón al que yo tenía. Pero recordaba muy bien que mi triciclo tenía una bandeja en el eje trasero, y una pegatina en el tronco central del mismo. Por lo que la foto anterior es mi triciclo y esta versión, quizá otra más antigua, imagino que de la misma marca.


Luego he buscado mi SEGUNDO TRICICLO y que HEREDÓ mi hermana: 
 

Este lo recuerdo especialmente por la bandeja de redondeles con relieve del eje trasero. Triciclo que cuando lo heredo mi hermana recuerdo que a veces me subía de pie a la bandeja y le decía: "Pedalea!!!" y con mi peso más el peso de ella no había manera de mover aquello. Y aún así por mera cabezonería euskaldun a veces ella conseguía dar 4 o 5 pedaladas al triciclo conmigo encima.

Pero sobretodo recuerdo los muelles acordeón negros de plastiquete del manillar. Me encantaba subirlos y bajarlos por el manillar, apachurrarlos y que se inflaran solos... Tanto así, que con el tiempo acabaron rompiéndose por tanto manusearlos. Es más, estos muelles acordeón me llevan al que fue mi tercer vehículo de pedales. Un Kart de metal...
 
 
Cuando el triciclo se me quedó pequeño, tuve un KART de pedales: 



Este fue (mucho más limpio en mi caso 😂😂😂😂) el primer Kart de pedales que tuve en la infancia. No os imagináis la cantidad de kilómetros que tuve que hacer con él, dando vueltas a la manzana (y a la pera, que era el bloque más largo contigo a la manzana de casa) en el pueblo de mis abuelos en Valladolid.

Además era robusto. Muy robusto. A pesar de las velocidades que le aplicaba y  los golpes que a veces recibían las ruedas con los bordillos, el campeón estaba siempre perfecto para una carrera más. Es más, fijaos si era robusto que este Kart lo heredó mi hermana cuando a mi se me quedó pequeño y ella se hizo algo más mayor para utilizarlo y llegar a los pedales.

Huelga decir, que alguien en mi entorno por aquel entonces tuvo una versión posterior a este primer Kart nuestro. Porque recuerdo uno que tenía un eje central con una pegatina decorativa de cuentakilómetros, revoluciones, gasolina, temperatura, etc... No recuerdo si fue algún familiar o algún amiguete de infancia en Valladolid.
 

 

A pesar de la mejora en cuanto a diseño, me seguía teniendo enamorado el mío. Quizás por la terrible diversión que me daba conducirlo por la calle en el pueblo de mis abuelos.


Cuando se me quedó pequeño me regalaron mi SEGUNDO KART: 
 
De este segundo Kart de pedales, no he conseguido encontrar una foto en la red. Tengo el recuerdo vívido de como era; y si viera una foto de él lo reconocería al instante. Pero como no he sido capaz de encontrarlo en Google, he tenido que buscar uno similar (aunque muchísimo más moderno y elegante) para poder ilustrarlo aquí.
 


Recuerdo que este segundo era más amplio que mi primer Kart, ya que en este entraba cómodamente casi tumbado y con las piernas casi estiradas a los pedales. Era de color blanco y negro. Teniendo; al contrario del primero que era de metal; muchas partes, decoraciones y coberturas de plástico.

Este Kart me dió también muchas alegrías, pero también 2 grandes frustraciones con las que tuve que lidiar. La primera fue una falsa frustración, ya que mi Aita la arregló. ¿Y cuál fue? Un día pedaleando a toda mecha como solía acostumbrar, de pronto los pedales hicieron "catacrock" y de pronto no había resistencia... Todo lo que pedaleaba se quedaba en agua de borrajas ya que el Kart no se movía...

Así que tuve que empezar a usar las manos para impulsarme desde el suelo. El Kart era tan bajo, que no podía usar los pies para impulsarme porque como podéis imaginaros las piernas me quedaban estiradas en paralelo casi a la altura del suelo y era difícil impulsarte con los pies como haríamos con el triciclo o con una bici...

Pues mi Aita en días posteriores, abrió la carcasa de plástico del eje central, y la cadena que transmitía e movimiento de los pedales a los ejes de las ruedas creo que simplemente se había salido de los piñones que ayudaban a ese proceso. Y digo "creo" porque no recuerdo con claridad si se salió simplemente o se rompió, a lo cual mi aita tuviera que hacerle reparación (mi aita tampoco lo recuerda). Pero bueno... Lo reparó y pude seguir haciendo ingentes kilómetros con él.

La segunda frustración (y definitiva) vino por el desgaste normal del uso (y porque mis amigos en Valladolid eran unos animales y yo un inconsciente 😂😂😂😂)... Al contrario que el primer Kart, que tenía ruedas de plástico casi macizo (lo cual lo hacían más pesado y duradero). Este segundo tenía las ruedas de plástico hueco. Con lo cual, entre lo mucho que lo usaba y corría con él (sin mencionar que unos amigos me solían dar impulso como para coger aún más velocidad), estas ruedas fueron desgastándose poco a poco hasta que se agrietaron y se rajaron totalmente por la debilitación que ese desgaste supuso...

Así que ello ya no pudo ser reparado, y tuvimos que jubilarlo. Hoy día creo que habría podido repararlo poniéndole ruedas nuevas de tipo neumático. De todos modos, yo seguía creciendo y en algún momento este segundo Kart acabaría por quedárseme pequeño como el primero. Solo lamento que mi hermana no pudo disfrutarlo antes de que el primer Kart se le quedara pequeño, este segundo Kart se jodió antes de que eso sucediera.
 
Gracias la escritura de esta entrada, he ido desempolvando recuerdos que ni siquiera sabía que conservaba aún... Por ejemplo, cuando jubilamos el segundo Kart, nuestro aita nos acompañó a mi hermana y a mi a una chatarrería que había a la vuelta de la esquina de casa de mis abuelos. En esa chatarrería; muy a mi pesar y con todo el dolor de corazón del mundo; entregué el Kart, y mi hermana el triciclo. Y nos dieron 100 o 500 pesetas a cada uno, no recuerdo bien.
 

 
Huelga decir, que si llegamos a saber el negocio de coleccionismo de hoy día... Igual... Eh... No... Creo que nos lo habrían hecho llevar a la chatarrería igualmente, porque mis padres en general; y concretamente mi ama, no le gusta ver cacharros que no son de ella ocupando un espacio que podrían ser ocupados por sus cacharros.

En fin, ¡¡qué recuerdos!!

Lo que me lleva ahora sí, a la razón de celebrar esta entrada. Tras mi segundo Kart llegó Mi primera bicicleta.


MI PRIMERA BICI heredada de mis primas:  



Mi primera bici fue una Bici Torrot Roja... De hecho había 2 en casa de mis abuelos y usaba una de ellas porque la otra tenía las ruedas pinchadas.
 

 
Todavía recuerdo la sensación de los ruedines al rascar el suelo cuando tomaba las curvas...

Inclusive aún recuerdo la sensación cuando mi Aita me enseñó a andar a dos ruedas y lo nervioso que me ponía. Además de tener que lidiar con el miedo que me daba caerme... En fin, con esta bici tuve los ruedines. Luego aprendí a andar a 2 ruedas.
 
Y después tuve mi primera bicicleta de verdad (no heredada) que fue la Orbea de Cross que me regaló el Olentzero y aún conservo bien cuidada en el pueblo. Bici con ingentes kilómetros encima durante décadas, y que ya expuse en el 365 NOSTALGIC ITEMS fotográfico de hace años:
 
Le falta la decoración acolchada del arco del manillar, ya que ella se perdió en un viaje de Bilbao-Valladolid en la baca del coche. Imagino que por las corrientes de aire...
 
Amo esta bici, y pesar de que ya no la utilizo porque tengo la Mountain Bike con la que posa MaIA en la fotografía que ilustra esta entrada, no os podéis imaginar los tremendos recuerdos que me da verla y tocarla cuando puedo subir al pueblo.

Es curioso como funciona mi memoria. Para muchas cosas tengo memoria Dory, y para otras tengo una memoria Dumbo que me sigue sorprendiendo aunque mucha gente no lo crea posible.
 
Todavía recuerdo cada sensación, cada aroma percibido durante los ruteos con esta bicicleta y todos los ciclos anteriores. Incluso cuando caían cuatro gotas y se olía el aroma a ozono por todo el barrio de mis abuelos. O la sensación de amistad plena al andar en bici con mis amigos allí: Bea, Nuri, Isra, Isma, Javi... Aish...

Como ya he dicho mis vacaciones estivales en Valladolid fueron meses muy felices de mi infancia al contrario del resto de meses en casa yendo al colegio a soportar a la gentuza que soportaba en esa época.
 
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MaIA: Que nostalgia con esas fotos Russell! 😍 Que entrada más chula! XD Yo tuve una bici Torrot heredada de mi hermano muy parecida a esas que has expuesto!! Y mi hermano también tuvo uno de esos triciclos. ¿Vas a publicar la entrada así como me la has mostrado a mi?
 
Russell: Sí claro, al final todo mi trabajo aquí en Variedalia es una representación de mi como persona, como profesional, etc. Como incluso reflejo nuestro Proyecto Boudoir lo es de ambos.

MaIA: ¡XD! Pero yo no voy por la calle en lencería o desnuda. ¡XD!

Russell: Yaaaaa, ¡jajajajajajajaja! ¡Ya lo sé! Me has entendido a la primera cabrita. ¡Jajajajajajaja! Me refiero a la parte en la que hablamos de nosotros, de la temática, o de los recuerdos que nos provocan las fotos. Al final son una representación de nosotros.
 
MaIA: ¡XD! ¡Estaba de broma! ¡XD XD! Sí que te he entendido a la primera, pero me lo habías dejado a huevo para pincharte un poco.

Russell: ¡Jajajajajaja! Huevo frito sí... ¡Jajajajajaja!
 
MaIA: ¡XD! Sigo diciendo que esta entrada me ha parecido superchula. Me ha removido un poco y me han encantado esas fotos de los "ciclos". Cuando publiques la entrada, ¿puedo mandársela a mi hermano? Le hará ilusión ver algunas de estas fotos, si es que se acuerda claro.
 
Russell: ¡Claro, faltaría más! ¿Hace falta preguntarlo? Bueno, salvo nuestra foto, el resto de fotos no son mías al 100%, si te fijas bien, en algunas he ampliado el fondo a mano con Photoshop para darles la resolución del formato 3:2. Y en otras he borrado ciertas partes del entorno para hacerlas 100% mías. Pero las originales son de webs de segunda mano o coleccionismo. ¡Joder hablando de...! Si supieran mis padres la de pasta que mueve el coleccionismo, no me habrían tirado muchos de los juguetes que me han tirado a lo largo de los años. Es que incluso los libros de estudios de EGB e INSTITUTO se venden por Internet a coleccionistas por un pico. Si algún día decidiera deshacerme de toda mi vida académica acumulada en esos libros, los vendería poco a poco a coleccionistas en estas webs... ¡Bueno que me desvío para variar! Entonces MaIA, ¿tu primera bicicleta fue la Torrot heredada de tu hermano?

MaIA: ¡Sí, la recuerdo perfectamente! Era también roja con llantas negras y manillares plateados. Me encantaba montar en ella y hacer acrobacias en el patio trasero de casa de mis padres. Recuerdo haber tenido algún accidente con ella pero siempre me recuperaba rápidamente porque ya de peque era fuerte y ágil.

Russell: ¡Ostras, a ver! Por partes... ¿Llantas negras en una Torrot? Te refieres al neumático de la rueda, ¿no? A lo que es la cubierta vamos... Y ¿siendo una niña ya hacías acrobacias con la bici? Imagino que con esos "accidentes" te harías alguna herida, ¿verdad?

MaIA: ¡XD XD! Sí. Las cubiertas de goma quería decir. Y también. Algunas veces me lastraba las rodillas un poco pero siempre me levantaba rápidamente y seguía adelante aunque estuviera sangrando. Era muy resiliente y siempre estaba dispuesta a arriesgarme para conseguir hacer la acrobacia que me propusiera.

Russell: Joder, ¿pero que tamaño tenía tu patio para poder hacer acrobacias? El patio de casa de mis abuelo era muy pequeño como para poder moverme un par de metros en bici, ¡no jorobes!
 
MaIA: ¡XD! ¡No tonto! ¡XD! Me refiero a acrobacias estáticas, de las que hacen algunos especialistas en el monte cambiando de niveles mediante equilibrios y saltos sin apenas desplazarse un metro. ¿No has visto nunca?
 
Russell: ¡Aaaah sí sí! ¡Joder! En mi caso lo más arriesgado que hacía yo era subir o bajar de un bordillo con la bici. Pero poco más. Siempre he sido muy segurolas a la vez que un poco cobardica para ese tipo de actividades. Incluso aunque en su momento tuve cierta agilidad para llegar a hacer un parkour muy leve, al final había cosas que no intentaba por miedo a hacerme heridas. Es más, cuando me hacía heridas por caerme de la bici o así, tardaba varios días en que dejase de molestarme o picarme la herida y me impedía andar en bici agusto. Sobretodo si dejaba que el ansia pudiera conmigo y cogía la bici antes de tiempo. Al andar con la postilla muy reciente en las piernas o las rodillas, del movimiento se me volvía a agrietar y sangraba. Y con el sudor del ejercicio, ¡picaba un montón la herida!

MaIA: ¡XD! ¡Cierto! A mi me echaban mercromina en las rozaduras.
 
Russell: ¡ES VERDAD! ¡Jajajjajajaja! Mercromina (micromina lo llamaba yo) con cuenta gotas de cristal, en tarro de cristal! ¡Es verdad! ¡Qué recuerdos!

MaIA: ¡XD! Bueno en mi caso era un bote similar al de Betadine. Pero sí.
 
Russell: ¡Qué recuerdos madre mía! La bici, las caídas, las postillas en las rodillas y las picaduras de los mosquitos...
 
MaIA: ¡XD XD! Bueno, lo de la heridas era parte del proceso de aprender a montar bicicleta. Recuerdo que siempre me sentía muy orgullosa cuando lograba hacer acrobacias o llegar a lugares difíciles con mi bicicleta. Me hacía sentir como una superheroína capaz de hacer lo imposible. ¡Y mi hermano me echaba unas broncas!

Russell: ¡¡No me extraña!! Seguro que era porque le preocupaba que te hicieras algo o se lo hicieras a la bici. ¡¡Jajajajajajaja!! Ahora bien, aunque imagino la respuesta (porque a mi me pasa igual) ¿como es que actualmente no andas en bici? ¿Por falta de tiempo?

MaIA: Bueno, sí, en cierto modo sí. Al final todo el mundo tenemos muchos compromisos laborales, sociales y familiares y puede ello ser parte de la razón para la falta de tiempo. Pero bueno, también diría que si invirtiera el tiempo que invierto en el gimnasio cuando voy, sería un tiempo precioso para andar en bici. 
 
Russell: Ya, al final si quieres sacarle tiempo a una actividad se lo sacas aunque para ello decidas sacrificar alguna otra. Lo entiendo muy bien.
 
MaIA: Y últimamente, a pesar de mi buena forma física, tengo algunas molestias con los nervios en mis piernas. Después de estar sentada durante mucho tiempo o caminar demasiado rápido a veces siento unas molestias. Quizás porque mis trabajos me requieren también estar mucho tiempo de pie, y mi cuerpo lo nota haciéndomelo sentir cuando estoy sentada. No me pasa siempre, pero algunas veces lo noto. Sobretodo cuando llevo una temporada sin realizar ejercicio o ir al gimnasio.

Russell: Pues ya sabes, te pillas un rodillo y andas en bici mientras das masajes. ¡Jajajajajajajajaja!
 
MaIA: ¡XD XD XD! Sí ya... Y para el trabajo de modelaje, me pongo casco de ciclista encima del peinado de peluquería y un maillot encima del vestido, ¿no? ¡XDDDDDDDDD! ¡Sería digno de ver!

Russell: ¡Ya te digo! ¡Jajajajajajajajajaja!



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