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lunes, 29 de diciembre de 2014

La venganza del montaraz - By Russell

"Nan iChîr Gelair Mordor"
La frase del mismo espíritu que me arrancaba de las tinieblas resucitando mi cuerpo sonaba con fuerza en mi mente. Y su significado; antes oscuro como el último despunte del ocaso, brillaba ahora claro como las primeras luces del alba.


"Nan iChîr Gelair Mordor... Soy el Señor de la Luz de Mordor"
"Sigo sin entenderlo espectro. ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no puedo descansar junto a mi familia? ¿Quién eres?"

"Si alguna vez tuve nombre lo he olvidado. Pero estás aquí, porque tenemos un último deber que cumplir en la tierra negra. Debilitar las fuerzas de Sauron desde el interior y obtener respuestas a todas las preguntas que nos atañen. Y para ello, necesito de tu habilidad ofensiva, mientras que tú necesitarás de mi poder entre las sombras."

Tras descender de la brillante torre de forja; atisbo del recuerdo de una época pasada; cerré los ojos y el poder espectral me entregó una especie de visión aérea de la tierra negra y nuestros objetivos. Ese poder me tenía desconcertado. Daba la sensación de que a pesar de ser consciente de todo cuanto me rodea, no era yo el responsable de mis decisiones e inherentes actos posteriores.


"No temas montaraz. Tu dicha no ha de llegar todavía pues es labor de ambos concentrarnos en nuestra misión. Esa sucia raza a control de la mano negra han de ser estudiados para infiltrarnos en sus filas y aprovechar las sombras para cumplir nuestro objetivo. Tu mente, tu cuerpo y lo más importante, tu corazón siguen siendo tuyos. Nada ni nadie te controla ahora."

Sus palabras rebosaban sabiduría, a pesar de haber perdido la consciencia sobre su propio ser... Amarga sabiduría si me preguntaran.

"Lejos, al oeste; mas allá de las zonas yermas de Mordor; como bien sabrás, estalló una reyerta en la que a traición uno de tus compañeros cayó en combate hace algún tiempo."
"¿Una reyerta? ¿Al Oeste? ¿Hablas de la misión cerca de los Túmulos de Udún?"
"Sí. Gran valor demostrásteis en aquel combate. Pues os superaban en número y sin embargo las bajas en el enemigo fueron cuantiosas."
"¿Cómo sabes eso espectro? ¿Ya nos vagabas entonces?"
"Como ya te he dicho, llevo perdido en estas tierras negras desde el inicio de los tiempos. Y si bien no conozco ya mi identidad, sé que nuestra lucha será necesaria en esta guerra. No albergo esperanzas ya, eso es para los mortales que horadáis la Tierra Media. Sin embargo sí que albergo asociación. Y tú, aún sin saberlo también la esperas."

En esos momentos en los que mi mente se mezclaba con las sensaciones que el espectro tenía a su bien compartir conmigo, mis pensamientos se iban aclarando.

"Supongo que no has mencionado esa reyerta a falta de razón alguna, ¿verdad espectro?"
"Para conseguir nuestro objetivo, tenemos que concentrarnos en la jerarquía de los capitanes de Mordor. Ya sean orcos o poderosos Uruks, todos responden siempre a un capitán. Y estos a su vez a más alta jerarquía hasta llegar a los generales que tratan directamente con el ojo."

Se hizo un silencio, llegamos al lugar y ante nosotros apareció un rastro espectral que gracias a los poderes cedidos, ahora podía sentir y ver en toda su plenitud.


"Este lugar me resulta familiar..."
"Es el lugar donde tu compañero fue herido a traición por un orco llamado Târz, más tarde conocido por sus secuaces como Târz el Asfixiador. Acción que le valió para ascender en la jerarquía conviertiéndose en un capitán."
"Le recuerdo, durante la lucha mi compañero intentó darle caza, pero el muy villano aprovechó la atención salvaje de los caragors cercanos para sembrar el caos y la muerte entre sus compañeros, con la única finalidad de darme muerte a mi también. En vista de esto..."
"...en vista de esto, tu compañero sacrificó su vida matando a los caragors y los orcos cercanos en pos de que pudieras escapar con vida para informar a los vuestros."
"A veces olvido que puedes ver todo aquello que nubla mi corazón."
"Tu corazón no está nublado montaraz. Es tu mente la que alberga demasiados pensamientos. Tu corazón te dicta lo que en verdad necesitamos. Y ahora mismo si despejas tu mente podrás escuchar lo que te dice..."
"..."
"Cierra los ojos, olvida ese día y siente como el calor invade tu cuerpo. ¿Que te grita tu corazón ahora, mortal?"
"Vengar a mi amigo. Jamás podré iniciar mi descanso si no voy sellando mis adeudos con mi gente, con mi familia, con mi vida... ¡Tengo que encontrar a Târz y hacerle pagar por lo que hizo."
"Controla tu ira. Solo será útil cuando tengamos cerca a cualquiera de esos gusanos y necesitemos interrogarles. Hasta entonces, que la habilidad del montaraz para infiltrarse ha de ser la que estribe la situación."
"Sea así pues..."


"Aprovecha a seguir el camino. Tu valía para detectar rastros y mi poder para ver lo que nos rodea te servirá de custodio en esta misión. En la que nuestro objetivo final, cueste lo que cueste es comenzar la siembra del caos entre la jerarquía de la mano negra. Empezando por el eslabón más reciente... Târz el Asfixiador."

Seguimos el rastro de muerte y herrumbre por un estrecho desfiladero hasta llegar a las ruinas cercanas a los Túmulos de Udún. Donde el poder espectral me permitió sentir la presencia del nauseabundo orco.


"Aquí comienza el verdadero rastro. Él o ello, está aquí. Ahora es menester terminar el trabajo que vamos a comenzar."

Aprovechando unos matorrales cercanos, el sigilo y el poder espectral me ayudaron a moverme entre sombras acabando con 3 de los 4 orcos que patrullaban la zona. Durante la entrada a las ruinas, observé que disponía de varias colmenas Morgai y algunas jaulas con Caragors en su interior. Todo ello me iba a ser de utilidad en caso de que el sigilo no fuera una opción llegado el momento.

"Y también dispones del poder de mis flechas para la consecución."
"Hablando de flechas... Veo arqueros en las cornisas. Habrá que acabar con ellos primero. Un fortin cegado, es un fortín caótico. Y el caos bien derivado, es una gran herramienta entre estos seres que se aborrecen unos a otros."


Tras avanzar y acabar rápidamente con los centinelas más cercanos a la entrada, comencé el ascenso por la fachada meridional de las ruinas. El poder espectral era fabuloso. Podía ver y sentir cada ser cercano y moverme como nunca antes un montaraz podía haberse movido en vida.

"Tú no has muerto todavía. Al menos aún no físicamente."
"Mi familia murió. Mis amigos murieron. Todos cuantos he conocido cayeron cuando Sauron reclamó Mordor. Perdóname, pero ya sea físicamente o no, soy un muerto en vida."

El arquero se encontraba apenas a unos pasos de mi. Y no había nadie más que pudiera advertir su muerte si esta le llegaba. Por lo que aproveché para llamar su atención y atraerlo a mi cornisa.


Tan pronto se acercó a mí, el frío acero de mi improvisada daga le atravesó el pecho, y con el vaivén de su propio cuerpo pude lanzarlo al vacío haciendo que su cuerpo yaciera en silencio con todos los huesos rotos. Un silencioso testigo de un gran poder que algún día habría de caer en la oscuridad para siempre.

"Estamos cerca. Puedo oler a través de ti la presencia más que mundana de ese sucio ser en las inmediaciones. Cierra los ojos y déjame mostrártelo..."


"Tuviste que ser un valioso guerrero en vida, espectro. Estos poderes, siento que no te los han cedido por haber aceptado tu sino actual."
"Largo tiempo ha de la maldición, y sin embargo nada recuerdo ya de mi pasado, ni de mi actual sino. Solo el poder del vacío, las sombras, y la forja de las grandes torres azules."
"¡Silencio, silencio! Ahí abajo tenemos a los guardianes de la puerta septentrional de las ruinas. Es menester aprovechar su inmovilidad antes de poder avanzar entre las filas de Târz."


Tras eliminar a los guardias custodios, avanzamos por la senda que se nos abría entre las ruinas y llegamos a un claro. Un claro donde un par de campamentos orcos descansaban, y unos pocos Caragors forzaban a tientas las puertas metálicas de sus jaulas.

"Podemos ceder la libertad a los Caragors. Sabemos que Târz no soporta su visión, y ellos nos limpiarían mucho la zona."
"Lo lamento. Pero niego toda razón a ese pensamiento. Quiero acabar con Târz con mis propias manos, y para ello primero vamos a acercarnos lo suficiente a él"


"Ese tipo de deseos tan pedestres, ese tipo de pensamientos son los que provocan las mayores catástrofes. Y si mi corazón no ansiara el mismo deseo, no formaría parte de esta comunidad para conseguir el objetivo."
"No tuve elección en mi sino actual, ¿no es cierto, espectro? Ahora lo que me importa es ensuciar mis manos con la mismísima sangre del orco que acabó con mi camarada. Y es de regir que esta daga atravesará su sucia cabeza de un modo u otro."
"Primero hemos de debilitar su voluntad. Actualmente es un capitán y se encuentra rodeado de su pequeña guarnición. Acabemos con ella, y podremos llamar la atención del nauseabundo."

Avanzando a otras alturas, aproveché cada flecha para derribar a los orcos y uruks cercanos de un único flechazo en la cabeza. Mi padre me recordó, que en la vida de un montaraz, así como la de un elfo, una flecha debía ser sinónimo de una muerte. Más, sería malgastar munición. Y una flecha para acabar con 4 orcos sería una flecha muy bien aprovechada. Luego solo tendríamos que aprovechar las sombras para atacar a Târz y hacerle pagar por su pasado, presente, y su NO futuro.

"¿En que piensas montaraz? Como ya te dije, mis poderes espectrales funcionan bien con el fuego. Y una flecha lanzada contra ese campamento, sería un poder desatado que nadie ha visto en toda la Tierra Media, ni más allá..."

Tras la grandísima explosión, Târz había quedado solo, y detectó nuestra presencia en lo alto. Se acercó amenazante a cobrarse otro ascenso. Y fue cuando nuestras flechas empezaron a clavarse en su cuerpo sin dilación. Que a pesar de no matarlo, lo debilitaron hasta tal punto que decidió escapar...


"¡Ah nooo! ¡Eso sí que no! ¡Esta vez no vas a escaparte!"
"¡Aún quedan patrullas montaraz! Muchas patrullas nos están viendo, y se unen a la persecución. De la nuestra..."
"He dicho que esta vez no va a escapar. Y aunque sea lo último que haga en esta segunda vida que me has otorgado, mi daga va a cobrarse el último aliento de ese rufián. ¡Cueste lo que cueste!"


Si bien es cierto que puse en peligro toda la misión por mis sentimientos personales, también es cierto que en aquel momento corrí con tanta presteza que ni siquiera el grupo de orcos que nos perseguían podían darnos alcance.

Atravesamos pequeños desfiladeros, grutas, e incluso corrimos delante de la entrada de una cueva de Caragors. Sin embargo mis pies, fortificados por el poder espectral cada vez se sentían más fornidos y avanzaban con más presteza. El inmundo orco pedía auxilio, llamando la atención de todos los congéneres con los que nos cruzábamos, sin embargo, en el momento en el que pude adelantarle; como un haz de luz que atraviesa una ventana; mi daga atravesó su cráneo salpicando a exagerados borbotones de sangre negra todo su interior mientras el tiempo se detuvo en mi corazón.


Tiempo en el que sentía como la daga atravesaba esa inmunda cabeza...
Tiempo en el que esos ojos amarillos me miraban lastimeros y aterrorizados...
Tiempo en el que la ténue luz de la tierra negra resplandecía en las inertes gotas de sangre que permanecían en el aire...
Tiempo en el que recordé las grandes batallas compartidas con mi compañero de combate, y como dió su vida para que yo tuviera una oportunidad con la mía de ayudar a los nuestros...


"Estoy más cerca... Estoy cada vez más cerca de mi dicha al poder reunirme con mi familia"
"Sí. Sin embargo, esto no ha hecho más que comenzar. Acabamos de romper el primero de los eslabones de una cadena mucho más larga en poder de la Mano Negra. Y si queremos ayudar a la Tierra Media contra el poder de Sauron, tal como ya se hiciera antaño con el poder de su jefe Morgoth, es necesario no desfallecer ahora."
"Me he sentido vivo por un instante..."
"Esa es la pequeña dosis que nos aporta la venganza. No te la recomiendo, si vamos a emprender este viaje juntos, es necesario que lo que ha sucedido hoy no vuelva a suceder otra vez..."
"Hay algo que no me cuentas espectro. Tú puedes saber en que pienso, puedes sentir mi interior, y sin embargo yo no puedo saber que te acaece..."
"Soy un espectro. En esa palabra radica mi existencia. Si quieres venganza, si quieres ayudarme con nuestro objetivo, deberás valerte de mis dones y apartar toda sensación a un lado."
"Eso no va a ser tan sencillo espectro. Quieres... Necesitas mi cuerpo, y mis dotes como guerrero, y sin embargo me pides que elimine todo atisbo de humanidad que fluye en mi interior."

Tras este último pensamiento, se hizo el silencio entre nosotros, y pasados unos minutos en los que nos movimos al norte en busca de la Torre Azul más cercana el espectro habló:
"Tú y yo vamos a entendernos muy bien. Sabias palabras anegan tu mente. Así que yo te ayudaré a calmar en lo posible los ingentes sentimientos que puedan nublar tu corazón."
"Significa eso, que esto no ha terminado entonces..."
"Como ya te he dicho, hemos roto el primero de los eslabones. Pero la jerarquía de los capitanes es muy débil, y tan pronto uno muere aparece otro para ocupar su puesto. Así que tendremos que ser ráudos en nuestros quehaceres."
"Sea así pues..."



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2 comentarios:

Dragonfan
31/12/14
El CG parece mejor que el de las pelis de "El Hobbit".
Russell
31/12/14
Yo desde luego, argumentalmente no le daba ni 2 céntimos al juego. Lo jugaba y lo quería por mi gusto por la Tierra Media y su Legendarium. Pero ahora que llevo la historia más avanzada, tengo que reconocerte que argumentalmente le soltaba billetazos a la historia.

Al menos por la que rodea al espectro...

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