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lunes, 21 de abril de 2008

El encuentro. By Russell (Relato corto escrito el 20-05-05)

Ella era...


Sin embargo nadie lo vio. Nadie se detuvo a preguntar. Era una extraña. Y ni siquiera el vínculo que le ataba a su familia era lo suficientemente fuerte como para que alguien la conociera de verdad o al menos se interesara por ello.


La oscura noche en las calles del barrio no era algo que la preocupara especialmente. Si algo le pasaba al permanecer sola, a ¿quién le importaría? ¿Alguien querría buscar la venganza cortando las cabezas de alguno de los responsables? No. Ella diría que no...


La noche se había refrescado notablemente. Sin embargo la sobrecarga de pensamientos en su mente, y la de sentimientos tristes en su corazón, la hacían inmune a cualquier temperatura por debajo de los ocho grados. El sonido de sus pasos; mientras se hacía camino a su paisaje favorito; era ensordecedor. De vez en cuando alguna lágrima se le escapaba y moría estrellada contra el suelo.


<<¿Qué importa? Es una simple lágrima. Nadie la va a echar de menos.>>


Había llegado a su destino. Durante unos instantes permaneció inmóvil ante el paisaje que se le presentaba delante. Lo había visto centenares de veces. Y siempre que subía para verlo de nuevo, era como si realmente fuera nuevo para ella. La inmensidad de las farolas nocturnas que adornan todas esas desconocidas calles de la lejanía. La oscuridad final del sitio donde se encontraba de pie...


<<Bienvenida a casa señorita...>>


Una bienvenida que las mencionadas farolas de la lejanía le brindaban al corazón en pena. Ese lugar era el único donde tenía compañía. El paisaje, la barandilla y los dos bancos que allí se encontraban era lo único que necesitaba para evadirse y ser feliz fugazmente. Siempre había subido sola. Y en la remota posibilidad de que alguien se preguntara dónde estaba, nadie lo sabría.


<<No merece la pena. ¿Quién soy realmente? ¿Por qué sigo en este maldito agujero?>>


Su corazón no sentía cabida en ninguna parte. Durante las celebraciones familiares la muchacha permanecía en silencio. Sus primos, primas e incluso tíos y tías habían formado una piña entre ellos; y su presencia pasaba inadvertida. Silencio entre risas, anécdotas y comentarios. Y cuando parecía que alguno de los familiares iba a cederle algo de atención siempre surgían los comentarios y las risas respecto a un evento.


Vanos intentos de escalar el accidentado iceberg que se habia formado entre la muchacha y sus allegados. Hasta llegar a la cima en un futuro lejano sería un corazón forastero entre su propia familia.


Había pretendido varios corazones. Todos ellos sin éxito. Y los que se le acercaban eran corazones egoístas promovidos por el interés. Un par de estos corazones le provocaron un profundo dolor. Ya que le mostraron las falsas esperanzas de que alguien se interesara en conocerla. Y una vez terminado, era incapaz de quedarse con un pensamiento de optimismo frente a una futura relación.


Entre la gente de su cuadrilla tan solo podía destacar a alguna de sus amigas y un amigo muy especial...


...Si se cumpliera la ley de que todo el mundo tiene un “mejor amigo” el de esta chica sería este joven. Ella le quería mucho y sabía que él haría cualquier cosa por ella.


¿Por qué no pretenderle entonces?


No podía. En lo más profundo de su corazón añoraba el estar durante horas abrazada a este muchacho. Sin embargo, y como era de esperar, el corazón del muchacho suspiraba por otra mujer. Lo cual, a nuestra protagonista se le caían las alas al pensar en ella. Y se le oscurecían los pensamientos si se hacía ilusiones al pensar en él.


No obstante, algo había sucedido en la vida de su mejor amigo. Ya que el contacto entre ambos se perdió durante semanas. Y a día de hoy aún no sabia nada de él. No sería por las veces que ella había intentado localizarlo vía móvil y no daba señal. Tampoco se encontraba nunca en casa y desgraciadamente no sabía dónde trabajaba.


La dolía. La dolía toda esta intriga con las incógnitas frente a él, y añadiendo el sentimiento de frustración que ahora le embargaba al preocuparse por la gente y sin embargo no ser correspondida nunca con un pequeño <<cuéntame, ¿qué has hecho hoy?>>


Este dolor; repetido eternas veces en el tiempo; le llevó a desistir de buscar a nadie. Si para la gente era una desconocida, que así fuere eternamente hasta el fin de sus días.


<<Qué se joda la gente!!! Ellos se lo pierden!!!>>


La noche se terciaba cada vez más fresca. Y la señorita se encontraba sentada y recogida de piernas al borde del barranco; que se extendía a lo largo de todo el paraje; mientras una gran cantidad de lágrimas corrían por su rostro hasta estrellarse en sus pantalones.


Su mente fantaseaba la posibilidad de ser un ente. Moverse por doquier, y sin ninguna muralla que se lo impidiera. Sería un espíritu libre. Sin embargo al abrir los ojos y levantar la cabeza, la realidad era otra. Encerrada en un pútrido cuerpo de carne y huesos. Donde el hedor que a veces percibía; ante el pensamiento y el odio que empezaba a sentir por la raza humana; le podían nublar los cuatro sentidos restantes y doblegar su mente a lo más profundo de su ser.


Siempre sin olvidar que había una constante en su vida, y esta era la de seguir soñando con darse a conocer y ser amada por alguien tal como ella era.


<<Estoy sola... ¿Por qué voy a engañarme? ¡¡¡¡NADIE SUBIRÁ AQUÍ Y ME DIRA LO MUCHO QUE ME HA ECHADO DE MENOOOOOOOSSSS!!!!>>


La suave brisa que corría por la zona se llevó el grito de la joven. La cual rompió a sollozos cada vez más intensos.


Todo el mundo da por hecho que la vida es como la pintan. Al 98% de los sucios mortales de esta Tierra les enseñas un lapicero y te dirán <<LAPICERO>>. Y solo un 2% verá más allá. Les muestras un lapicero y ellos te dirán <<Arte. Con esto podemos dibujar un bonito cuadro.>>


Y lo más triste de todo, es que ese 98% mirará con extraños ojos al 2% restante. Puesto que son “raros” para ellos.


A veces la belleza y lo magnífico se encuentra en lo que la gente NO NOS DEJA VER. Puesto que para este tipo de personas es lo único que les queda como suyo, como su hogar. Seguramente porque sus corazones de un modo u otro han sido pisados por ese 98%.


Llorar limpia el alma.


Y la muchacha se debía de encontraba levemente mejor. Seguía estando sola. Pero al menos había desahogado una parte de esa carga. Carga que irremediablemente volvería a crecer en un par de horas. La tristeza era ya vieja compañera en las desventuras de la joven. Así que en cierto modo la echaría de menos si faltara.


Su rostro; empapado por las lágrimas; que aún no se había levantado de su apoyo en los brazos, comenzó a moverse. Y en cuanto sus ojos empezaron a vislumbrar algo del paisaje que tenía que disfrutar fue sorprendida con una voz que la sobresaltó por detrás:


- Cuéntame, ¿qué tal día has tenido hoy?


- ¿Qué? ¡¡AAAAHHH!!


Si no hubiera sido por los rápidos reflejos de la figura misteriosa, la joven habría caído por el barranco.


- ¿Qué haces tu aquí? -Preguntó ella sorprendida.


- Pues disfrutar este bonito paisaje y hacer compañía a una guapisima mujer que me parece estaba sentada llorando.


La muchacha sorprendida por ver al "desaparecido" de su mejor amigo a su lado; y en el lugar más inesperado; se sintió completamente abrumada. No sabía que decir salvo preguntar vagas oraciones que solo podía componer mediante preposiciones:


- ¿Qué? ¿Pero cómo?


- Bueno te explico. Eso sí, por favor cruza la barandilla y ven aquí al firme, que me da no sé qué verte ahí...


Tras cruzar el umbral con los ojos como platos, la muchacha se sentó en uno de los dos bancos junto al chico que comenzaba a relatarle.


- Antes de nada, quiero pedirte perdón por haber estado últimamente tan desconectado de ti. Bueno de todos. Pero principalmente de ti. Te conozco y no te merecías una desconexión así, sin avisar. Sin embargo necesitaba estar solo. Aclarar mis ideas sin rendir cuentas a nadie. Y decidir algo que repercutiría en mi vida...


La muchacha no había parpadeado todavía. Seguramente el frío de la noche le estaba protegiendo las córneas con el rocío evitando así el secado ocular. Pero ella no reparaba en nada. Solo quería escuchar lo que el joven tenía que contarle.


- Recuerdas a mi novia, ¿verdad?


- Sí... -Respondió la joven mientras sacaba suavemente el puñal helado que le acababan de incrustar en el corazón.


- Pues te equivocas. No es novia. Es ex...


- ¿Qué? ¿Cuando? ¿Cómo? -La muchacha volvió a paralizarse mientras las preposiciones volvían a hacer aparición.


- Sí. De un tiempo acá que la relación iba de capa caída. A pesar de que nos queríamos no hacíamos más que competir por nuestras diferencias y siempre acabamos haciéndonos daño el uno al otro. Por lo que tras sentarnos y hablarlo largo y tendido tomamos la decisión de que no éramos almas gemelas. Y bueno... No sé... La verdad es que lo pienso y es lo mejor que hemos podido hacer. Ya que lo bueno que había en la relación se había consumido ya. Es lo que pasa cuando la otra persona no es tu otra mitad. Que durante el comienzo todo es furor y entusiasmo. Pero a medida que pasa el tiempo el combustible se va agotando y no es posible repostar.


A la chavala el escuchar estas palabras la calmaban mucho, puesto que la parálisis cerebral sufrida por ver libre a su mejor amigo había sido muy fuerte. Recuperándose poco a poco pudo articular palabra.


- Normal. Yo siempre he pensado que cuando dos corazones se hacen uno, da igual lo que discutan y el tiempo que pase, siempre tendrán esa chispa del primer día. Es una lástima que la gente no crea en eso. Muchos se piensan que el amor es momentáneo, químico, y que luego, cuando todo ha pasado te acostumbras a la persona. ¡MENTIRA!


El muchacho entró en carcajada al ver como su mejor amiga se había alterado con sus propios pensamientos. Cosa que le pasaba muy a menudo, y le hacía gracia.


- Jejejejeje, ojalá pudiera la gente ver las cosas como tú. Siempre he dicho que tienes un don que pocos tienen y muchos desearían.


- Ya. Eso me has dicho muchas veces. Sin embargo, sigo sola. Solo atraigo a cabrones y gilipollas con la chorra en la mano, y no llego a conquistar a la persona que realmente quisiera.


- Bueno chica, esa persona quizá no haya abierto los ojos. Tú dale tiempo y ya verás como caig... ¡¡EJEM!! Cae en tus brazos... ¡¡CAE EN TUS BRAZOS!!


Un silencio se hizo de pronto. Hasta que...


- ¿Cómo me has encontrado?


- Bueno, no ha sido difícil. No estabas en casa. Y recuerdo tus historias hablando de paisajes pintorescos que te gustan, y bueno aquí en el barrio como tales solo disponemos de tres lugares concretos. Como sabía que no ibas a salir del barrio, pues he optado por el más alto de los tres. Puesto que a más altura más paisaje que ver. Y mira, no me he equivocado. Eso sí, ¡¡JODER QUE FRÍO!! Y eso que estoy abrigado de cojones, ¿y tu? Con ese jersey y ahí sentada sin moverte...


La muchacha se sentía confusa. Infinitas fueron las veces que había subido a este lugar o a algun otro del barrio y nadie había ido a buscarla incluso habiendo mencionado donde iba a estar. Y el que este chico estuviera ahora a su lado le hacía estallar en un sin fin de sentimientos. Tanto halago, como cariño, como preocupación de que pudiera ser un sueño lo que estaba viviendo y en breves le sonara el despertador.


- Y bueno, puesto que son las 3 de la mañana, se me están empezando a helar los mocos, y estoy empezando a temer por la circulación de mis extremidades, creo que deberíamos empezar a bajar. ¿No crees?


- ¿Qué? -Preguntaba la muchacha mirándolo fijamente sin haber pestañeado todavía.


- Que... Tienes buen gusto. -Cambió de tema el joven entre sonrisas- Este lugar es precioso. Parece mentira que toda mi vida viviendo en el barrio y nunca haya subido aquí. Tenías que haberlo compartido conmigo mucho ant...


No pudo terminar la palabra porque los labios de la joven se clavaron fuertemente con los labios del muchacho.


El silencio duró unos segundos. Tras separarse el muchacho completamente ruborizado balbuceó:


- Vayamos poco a poco, ¿vale? Yo te quiero cantidad. Pero tras lo vivido anteriormente quiero que sea... Como nuestra amistad. Vayamos paso a paso. Poco a poco... Conociéndonos mucho más de lo que ya nos conocemos pero sin prisas, ¿de acuerdo? De este modo haremos una base sólida a lo que ya nos procesamos mutuamente...


- De acuerdo, me parece genial. Es lo que realmente necesitaba.


Tras decir esto último, la pareja se dio un abrazo. El primero de los muchos abrazos que se darían de por vida.


Cada cual obtuvo una perspectiva diferente de la relación que iniciarían.


Para ella sería el comienzo de una alegría variable que comenzaría desde aquella noche. Lucharía por atesorar ese sentimiento lo máximo posible. Aunque a veces tenga; como en toda relación; que luchar contra las adversidades.


Para él sería el comienzo de una nueva etapa en la que conocería aspectos antes desconocidos de lo que es el amor verdadero, puesto que siendo los mejores amigos se comprendería perfectamente mejor que con otra persona de cero para solventar juntos los posibles problemas antes mencionados.


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1 comentario:

Aliena
21/4/08
Hola!! Gracias por tus palabras, y me alegro montón que te guste... Por lo del link no hay problema, yo también pondré el tuyo. Seguimos en contacto, un besito.

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