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viernes, 17 de octubre de 2008

Fragmento "La esperanza del más noble". By Russell

Todos hacemos elecciones. Sin embargo son las elecciones las que nos hacen a nosotros. Como retomar el hilo de una gran elección, cuando sabes que la resolución de esta no dependerá de tus acciones. Mi corazón suscitaba temores, pensamientos contradictorios e infinidad de cuestiones personales por resolver. Y al otro extremo de mi cuerpo; en mis manos; se hayaba la empuñadura que dirigía el filo a traves del cuerpo de mi enemigo.

Mi enemigo...

Inmovilizado. Agonizando e inmovilizado. Y a su vez mirándome con los ojos tan abiertos que mi pecho sentía su dolor. ¿Hasta que punto esa persona se merecía lo que mis principios le estaban cediendo en forma de afilada arma?

No hubo palabras. Tan solo el fragor de la batalla, los gritos de la gente a nuestro alrededor. Y desde luego la respiración de ambos. Esa respiración que por momentos dominaban el entorno haciéndonos invisibles a los demás. No hubo palabras hasta que decidí romper ese "silencio":

- Tu rey os ha traicionado Merken. ¿Donde se encuentra ahora? Seguramente disfrutando de las mieles obtenidas por el sudor de vuestra frente y la sangre de vuestros corazones.

Mi espada se hundió unos cuantos centímetros más. Centímetros en los que la dificultad respiratoria de Merken era directamente proporcional a su sufrimiento. Centímetros que lo alejaban más de aquel lugar enrojecido por nuestros compañeros.

- ¡¡MERKEN!! ¡¡MÍRAME TE DIGO!! ¿¿¡¡DONDE ESTÁ TU REY AHORA!!??

Los ojos del muchacho comenzaron a nublarse. No había parpadeado en segundos desde que mi espada sintiera literalmente el calor de su corazón. Su cuerpo empezaba a relajar la extrema rigidez sufrida en pos de una muerte cercana.

Sin embargo, cuando ya pensaba era hora de liberar mi arma, un flash desafiante nació de su interior. Subió por su tronco hasta controlar sus ojos y estos recuperaron lucidez por un intervalo breve. Intervalo suficiente para no presentir la daga que había escondido en algún lugar de la armadura y que ahora mismo estaba calentándose tras haber atravesado mi esternón.

Y comprendí que incluso el más abyecto de los sujetos, puede caer ante una acción no controlada por su propia situación.

Y mientras iba comprendiendo, los ensangrentados labios de Merken me dibujaron la siguiente frase:

- ¿Donde está el tuyo Liziel?

Y encorbados por el filo de nuestras armas caímos lentamente hasta desaparecer de aquella estúpida batalla. La oscuridad lo nubló todo. Y cuando pensábamos estaba todo perdido...


Fragmento espontáneo del próximo relato corto Variedalia "La esperanza del más noble."

By Russell P.F.



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