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jueves, 4 de febrero de 2010

Dante. Universalmente genial...

Rompió el profundo sueño de mi mente
un gran trueno, de modo que cual hombre
que a la fuerza despierta, me repuse;

la vista recobrada volví en torno
ya puesto en pie, mirando fijamente,
pues quería saber en dónde estaba.

En verdad que me hallaba justo al borde
del valle del abismo doloroso,
que atronaba con ayes infinitos.

Oscuro y hondo era y nebuloso,
de modo que, aun mirando fijo al fondo,
no distinguía allí cosa ninguna.

«Descendamos ahora al ciego mundo
‑‑dijo el poeta todo amortecido‑:
yo iré primero y tú vendrás detrás.»

Y al darme cuenta yo de su color,
dije: « ¿Cómo he de ir si tú te asustas,
y tú a mis dudas sueles dar consuelo?»

Y me dijo: «La angustia de las gentes
que están aquí en el rostro me ha pintado
la lástima que tú piensas que es miedo.

------------------------------------------------------------------------
(Infierno - Canto IV. La Divina Comedia de Dante Alighieri)


Es curioso. Y para la gente de mi entorno quizá una de mis rarezas. Pero he comenzado la lectura de la "Divina Comedia" gracias a la expectación causada por la espera de un videojuego de EA creado por los estudios "Visceral Games".

Repito, es curioso. Sé que antaño; siendo crío; me ventilaba los libros a un ritmo frenético. Algo que mi pasión por las máquinas electrónicas y la informática han provocado que queden relegados a un tercer plano.

No obstante, he de reconocer el sumo placer que me provoca realizar la lectura de distintas obras gracias a la influencia de mis otras pasiones. El haber jugado a un juego o haber visto una peli que haya disfrutado especialmente; para luego coger la obra que los inspiró y leerla con absolutamente TODOS LOS DETALLES y personajes que quedaron en el candelero, me provoca una sensación de satisfacción y placer, muy semejante a cuando me veo los EXTRAS EN DVD de cualquiera de los anteriores.
(Usease, yo soy del grupo que disfruta con la saga Harry Potter. Y más tarde, leyendo sus libros es como ampliar ese disfrute con escenas que no se han visto en las pelis. De este modo, te evitas la decepción que podrías sufrir si te lees el libro primero y luego ves las películas.)

En fin...
La última; que ya he mencionado; es la considerada OBRA DE LAS OBRAS de la literatura universal; y con ella la obra cumbre de toda la literatura italiana. Con más de 700 años en su haber, he de reconocer que su lenguaje no me resulta para nada tan complicado y pedante como creía iba a ser. (Válgame mi ignorancia)

ARRRRRR!!! Aunque conozco el final de dicha obra, me encantará leer la versión original y ampliar detalles y escenas no disfrutadas en la versión electrónica y de animación.



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miércoles, 13 de enero de 2010

Torn Apart - Una tragedia en el GMOD

Si hay algo que siempre ha podido conmigo ha sido el dejar volar mi imaginación en pos de crear historias.


Herramientas como las que utilizo actualmente me han brindado grandes posibilidades. Sin embargo, iéndonos a algo concreto, en el mundo del ocio online hay grandes herramientas. Aunque la que hoy quiero exponer es un gran SANDBOX en el que he estado enredando los últimos meses.


Un sandbox llamado GARRY'S MOD. El cúal comenzó cómo un pequeño proyecto aparte utilizando el moto Source de Valve, así como muchos de los elementos que dan vida a sus juegos.


¿Por qué hablar de él?


Porque si juntamos lo que podemos llegar a montar en él, con las demás herramientas que he utilizado ya, podríamos dar con brutales historias a contar.


Ya iré exponiendo vídeos que merecen ser vistos. Pero voy a comenzar con uno que me ha llegado al alma. (Aunque bueno, para eso no hace falta mucho)




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domingo, 22 de marzo de 2009

Melancolía. Cuando un recuerdo te aborda estando solo.



Cuantas son las palabras que cruzamos...

Cuantas son las que nos dejamos sin cruzar...

Aún es el día; a pesar de los años pasados; que lamento no haber mediado más palabras. Y estas que se quedaron conmigo se pudrirán en lo más profundo de mi ser.

Por eso me digo siempre, no lamentes jamás lo realizado, y lamenta profundamente lo que te dejas por hacer. Puede llegar un día que no puedas evitar derramar lágrimas cuando te venga ese recuerdo de lo pendiente.

ARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!!!!!



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miércoles, 11 de marzo de 2009

Un mundo para ella. Un recuerdo para ti.



Un vídeo más acorde con las nuevas tecnologías, y los siempre genuinos sentimientos. Los últimos post que he dejado en el blog han tenido el mismo trasfondo. Lo cúal implica que a muchos les haya gustado más, y a otros muchos les haya gustado menos. Llamadlo "época de debilidad" si quereis, sin embargo si a mi me despiertan algo en mi interior; y generalmente es algo bueno, ¿por qué no compartir y reflexionar sobre ello?

Por desgracia, llego a comprender muy muy muy bien el sentimiento desprendido por el protagonista en el minuto 7:36 del corto. Y aunque inspira y rebosa bastante optimismo por cada uno de sus laterales, no deja de ser un sentimiento jodido que va siempre acompañado de un escalofrio y vacío en la boca del estómago.

Más detalles no vienen al caso. Así me lo dice el pecho. Así que, guárdome para mi lo que ya compartí en sú día en el relato "Jamás te rindas".

Espero; para variar; que os guste el corto tanto como me ha gustado a mi.

ARRRR-Gurrak.



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sábado, 21 de febrero de 2009

Me he visto reflejado al 120%. Quizá con menos folios...



Durante tanto tiempo la has observado. Aún es el día que si no te ve animado te lanza una sonrisa para arrancarte una a ti. Aún es el día en el que te gustaría tener una conversación fuera de ese lugar donde tantas horas pasais. Aún es el día que no dejas de mirarla. No obstante, le echaste valor y se lo transmitiste, y con toda su dulzura-sinceridad que la caracterizan rebatió...


No obstante, y aunque ya no intentas mirarla como antes, no puedes evitarlo. Percibes que la relación entre ambos ha mejorado. Que ya no te mira como antes. Que aunque ha rebatido, te mira de un modo diferente, un modo más cercano. Inclusive ahora, el momento de arrancaros sonrisas se tercia más especial.


Aunque ya habeis puesto en común y aclarado el rebatido, te encantaría darle un abrazo. Solo eso. Lejos de las miradas. Lejos de los comentarios. Abrazarla y nada más. Sin aditivos. Sin segundas intenciones. Tan solo tener la oportunidad de cerrar los ojos, aspirar su aroma profundamente y transmitirle los sentimientos, los escalofríos, los momentos que la miras caminar cuando pasa delante de la puerta de tu despacho, de la forma más intensa posible.


Sin embargo, el mundo es injusto, y algo tan sincero y simple como esa acción no te será facilitado. Por lo que te conformas con:




  • Verla sonreir.


  • Mostrarle alguna cara sonriente garabateada en un papel antes de entrar en tu despacho, a ojos interrogantes de l@s compañer@s de su mesa.


  • Usar algunas de las herramientas que compartimos entre muchos, para submensajes que jamás llegarán al destino de la forma que deseas.


  • Provocar jocosamente y con cariño la incomodidad de la persona que te acompaña diariamente en el dpto. al realizar similares acciones para terceros, por <<el qué dirán-pensarán>> los entes de despachos superiores.

Seguir siendo tú en cualquier clase de circunstancia aun a incomodidad del resto, si con ello logras hacer sonreir a otra persona, cualquier cosa habrá merecido la pena. Más aún si en el grupo al que arrancas sonrisas se encuentra la que te arranca sonrisas a ti.


Moraleja: "Minuto 7:10 del corto" Jamás dudes. Jamás dejes de ser tú. Y si (en este mundo donde <<no se hacen amigos en el trabajo>>) terceros sonrien por tu causa, cualquier reprimenda habrá merecido la pena.



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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un rayo lunar. By Russell

La noche...

Oscura y cruel como el más amargo de los sentimientos, devoró el día sin ninguna contemplación. La oscuridad; eterna compañera de la desdicha; lo cubrió todo con su negro manto. Las estrellas; fieles luciérnagas en el firmamento; hicieron un hueco para que la luna asomara sus ojos ante una Tierra que la miraba con celos.

Los ojos de la luna iluminarón cada rincón del planeta, intentando subyugar la oscuridad que arremetía impasible y sin piedad alguna, sobre cada emplazamiento que había conquistado en esas altas horas de la madrugada.

La Luna, con ojos tristes, vió pasar a un muchacho solitario entre calles dentro de la urbe que más cercana le alcanzaba la vista. No lograba ver su rostro, sin embargo pudo divisar su corazón. Entre todos los seres despiertos y noctámbulos de aquella oscuridad, el solitario muchacho le provocó un sentimiento de compasión que motivó a multiplicar los rayos de luz a proyectar sobre él.

De todos esos rayos luminosos, uno de ellos; sin rumbo ni destino; quedó atrapado en una botella de cristal cercana al muchacho. Gritó y gritó, pero parecía que sus gritos no salían de aquel sitio. La fuerza con la que brillaba comenzaba a flaquear. Tanto que, su sentimiento de impotencia llamó la atención del muchacho que se acercó con ojos curiosos a observar la brillante botella.

El rayo de luz lunar hizo un último esfuerzo y continuó gritando más y más fuerte haciéndole brillar como nunca. El muchacho obnubilado por la belleza de lo que veía en su interior recogió la botella y la lanzó con fuerza contra la pared del otro lado de la calle, reventando la botella en miles de pedazos.

Miles de fragmentos acristalados, que con el brillo del rayo lunar se convirtieron en estrellas las décimas de segundo que duró el vuelo hasta posarse en el suelo.

El joven, que albergaba miles de interrogantes en su mente, vió como el rayo lunar se transformaba. Durante segundos no pudo articular palabras, pero tan pronto su garganta reaccionó ante los estímulos de su cerebro se dijo a si mismo:

"!!!Pero que coño...!!!"

El rayo lunar, que inmovil en el aire sufría una metamorfosis, abrió los ojos para mirar fijamente a su libertador. Aunque su sino era compartir su luz con los demás durante la oscuridad de las noches, sentía que algo había cambiado lo suficiente como para compartirlo con una sola persona. Sin rendir cuentas a nadie más. Sin dar razones, ni pedir permiso para ello. Tan solos los dos.

La transformación estaba llegando a su fin cuando el rayo lunar posó sus pies descalzos en el suelo. Algo que con los cristales rotos le provocó desplomarse sobre el pavimento.

El muchacho, que corrió asustado a ayudar a la incipiente joven, la observó con ojos asustados.

Era muy hermosa. Una larga melena pelirroja que, en contraste con el blanco del vestido que llevaba, le hacía parecer oscuridad capilar. El llanto que dibujaban sus labios; a causa de las heridas en la planta del pie; era una agridulce melodía en sus oídos. Su piel era una porcelana digna del más sensible escultor que haya conocido la raza humana. Y sus manos, parecían cuidadas con el gel más brillante y suave que se podría haber fabricado.

Tan pronto el muchacho la sujetó por los hombros y le pregunto si estaba bien, ella dejó de emitir ese sonido agridulce para mirar al muchacho al que había venido a ayudar.
Sus ojos...

Unos enormes ojos marrones, empapados por las cristalinas lágrimas de la inocencia. Unos ojos enormes ojos que miraban fijamente al joven que cada vez se sentía más indefenso y a su vez protegido ante ellos.

La joven princesa caída de la luna dejó articular 2 simples palabras:

"Muchas gracias..."


Y durante unos segundos, donde sobraron mas palabras y todas las frases hechas inventadas, los dos jóvenes no hicieron movimiento alguno. La princesa; más allá de la angustia y el dolor, pudo verse reflejada a través de los ojos del muchacho. Sin embargo algo no iba bien y exclamó:

"No veo la luz... ¿Donde ha ido a parar? ¡¡Ayúdame!! ¡¡La luz!!"


El joven, cada vez má encariñado por la inocencia de aquella estrella, acarició su cabello finalizando en su mejilla para susurrarla al oído:

"¿No lo entiendes pequeña? La luz eres tú..."


Y tan pronto ella comprendió su significado se abrazó al joven dándole las gracias y este se la llevó a un lugar donde podría sanar sus heridas para a su vez ser iluminado por su sonrisa celestial cada noche.

Llegados a este punto, la pregunta sería:


¿Quién rescató a quién en esta fábula?



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viernes, 17 de octubre de 2008

Fragmento "La esperanza del más noble". By Russell

Todos hacemos elecciones. Sin embargo son las elecciones las que nos hacen a nosotros. Como retomar el hilo de una gran elección, cuando sabes que la resolución de esta no dependerá de tus acciones. Mi corazón suscitaba temores, pensamientos contradictorios e infinidad de cuestiones personales por resolver. Y al otro extremo de mi cuerpo; en mis manos; se hayaba la empuñadura que dirigía el filo a traves del cuerpo de mi enemigo.

Mi enemigo...

Inmovilizado. Agonizando e inmovilizado. Y a su vez mirándome con los ojos tan abiertos que mi pecho sentía su dolor. ¿Hasta que punto esa persona se merecía lo que mis principios le estaban cediendo en forma de afilada arma?

No hubo palabras. Tan solo el fragor de la batalla, los gritos de la gente a nuestro alrededor. Y desde luego la respiración de ambos. Esa respiración que por momentos dominaban el entorno haciéndonos invisibles a los demás. No hubo palabras hasta que decidí romper ese "silencio":

- Tu rey os ha traicionado Merken. ¿Donde se encuentra ahora? Seguramente disfrutando de las mieles obtenidas por el sudor de vuestra frente y la sangre de vuestros corazones.

Mi espada se hundió unos cuantos centímetros más. Centímetros en los que la dificultad respiratoria de Merken era directamente proporcional a su sufrimiento. Centímetros que lo alejaban más de aquel lugar enrojecido por nuestros compañeros.

- ¡¡MERKEN!! ¡¡MÍRAME TE DIGO!! ¿¿¡¡DONDE ESTÁ TU REY AHORA!!??

Los ojos del muchacho comenzaron a nublarse. No había parpadeado en segundos desde que mi espada sintiera literalmente el calor de su corazón. Su cuerpo empezaba a relajar la extrema rigidez sufrida en pos de una muerte cercana.

Sin embargo, cuando ya pensaba era hora de liberar mi arma, un flash desafiante nació de su interior. Subió por su tronco hasta controlar sus ojos y estos recuperaron lucidez por un intervalo breve. Intervalo suficiente para no presentir la daga que había escondido en algún lugar de la armadura y que ahora mismo estaba calentándose tras haber atravesado mi esternón.

Y comprendí que incluso el más abyecto de los sujetos, puede caer ante una acción no controlada por su propia situación.

Y mientras iba comprendiendo, los ensangrentados labios de Merken me dibujaron la siguiente frase:

- ¿Donde está el tuyo Liziel?

Y encorbados por el filo de nuestras armas caímos lentamente hasta desaparecer de aquella estúpida batalla. La oscuridad lo nubló todo. Y cuando pensábamos estaba todo perdido...


Fragmento espontáneo del próximo relato corto Variedalia "La esperanza del más noble."

By Russell P.F.



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lunes, 23 de junio de 2008

Relato "Jamas te rindas". Parte 3-3. By Russell

Hora 0.


Los relojes giran sin parar. El movimiento no los desgasta. El silencio alimenta cada rincón de esta realidad. La luz y el color blanco bañan todo lo que te rodea. Tus ojos se conduelen a cada parpadeo ya que no están acostumbrados a tanta luminosidad.


- Estoy...


Haces un silencio tras salir del vehículo. Y te das cuenta de que la única mota de color en todo el paisaje es el metalizado de la carrocería de tu vehículo...


- ...¿vivo? ¿Dónde está todo el mundo? ¡¡Había ruido!! ¡¡Había sirenas!! Y el constante murmullo de los que estaban cerca.


Comienzas a caminar. Te alejas cada vez más del coche. A cada paso que das tus heridas van sanando. Te duele menos la cabeza, y por suerte empiezas a sentir la respiración a través de las fosas nasales sin el aroma de la sangre.


Tus ropas, comienzan a deslucir poco a poco. Los dos colores predominantes en tu vestimenta comienzan a desvelar un tenue blanco que poco a poco va adquiriendo más fuerza.


Tu corazón no desea admitir lo que tu mente empieza dictarle con puntos y aparte. Tu cuerpo aún sigue en el coche. Pero tu ser está fuera de él. Como vasija rota que derrama su interior sin que nadie tape la grieta para salvar un mínimo de su contenido.


En la lejanía divisas una silueta. Puesto que parece ser la silueta de una persona, te detienes sobresaltado. Sobre todo cuando tu coche volcado se encuentra como un microscópico punto en el horizonte, y no hay nadie en tus alrededores.


La silueta se da la vuelta y comienza a acercarse a ti. Su forma y su rostro se encuentran borrosos, pero a cado paso más a tu favor comienzan a serte levemente familiares.


- ¡¡¿Quién eres?!! –Gritas intentando evadir tu temor hacia ese horizonte custodiado por esta silueta que se acerca.


En vista de que sigues sin obtener respuesta gritas:


- ¡¡¿QUIÉN CARAJO ERES?!! ¡¡NO TE ACERQUES MÁS!!


Haciendo caso omiso cada vez la tienes más cerca, y puesto que aún no divisas ninguna de sus facciones intentas; asustado; dar un paso atrás. Pero te es imposible. Tus piernas se han quedado bloqueadas. Cual árbol ha echado raíces, no consigues despegar tus pies del pavimento blanquecino que te rodea.


Puesto que no vas a ir muy lejos intentas arremeter contra tu miedo y te concentras en la silueta. Cuando alzas la vista y la vuelves a divisar, reconoces el cuerpo de una mujer. Y a cada paso más cercano, sus características. Hasta que...


- No... No puede ser...


Esa sedosa melena castaña aireada por cada pisada. Esa inconfundible mirada tímida acompañada de ojos marrones. Ese rostro acompañado de una sonrisa que difícilmente ibas a olvidar. Ese cuerpo, por el que con tantos abrazos habías sentido escalofríos. Era ella. La razón de este extraño viaje frente a ti.


- ...Yo...


- Shhhhsss.


Te hace un gesto para que la sigas. Pero tan pronto intentas coger su mano la tuya la atraviesa cual neblina es atraviesa por todo lo que la contiene.


- No entiendo...


La joven; que no ha dejado de mirarte fijamente sin perder esa timidez por la que te enamoraste de ella; te sonríe mientras te vuelve a pedir que la sigas. Por lo que sin dilación, tus pies se liberan y comienzas a caminar hasta salir de la autopista.


Sin saber cómo; fuera del quitamiedos de la autopista; te encuentras con un banco frente a uno de los paisajes que más conoces en tu tierra natal y por el que muchos relatos han nacido de tu puño y letra. Que por cierto la tienes horrorosa. Al llegar al banco y ver como tu ángel se sienta en el observando el paisaje, decides hacer lo mismo y te sientas a su vera.


- Esto es un alto en tu camino.


- ¿Qué camino ángel? No sé cual es mi camino.


Intentas tocar sus manos de nuevo, pero las tuyas acaban tocando el banco atravesándola.


- ¿Por qué? ¿Por qué no puedo tocarte? Deseo tocarte. Deseo sentirte. ¡Joder! Deseo poder abrazarte como antaño... Notar como me destemplo al sentir como me aprietas...


- Aún tienes mucho camino por recorrer. Todavía no estás listo para esto...


- No lo entiendo. ¿Qué hago aquí? ¿De donde he venido


La muchacha te mira sorprendida de repente:


- Tu coche sigue esperándote ahí. Míralo...


- No. No quiero. Si esto es un sueño el coche me da por el culo. Prefiero atesorar cada segundo que puedo viéndote a ti.


El paisaje de tu alrededor empieza a perder toda la ingente cantidad de colores que lo adornaban como único.


- No digas eso. Y mira el coche por favor... Por favor te lo pido... ¡Mira el coche!


- ¿Qué coche?


No te das cuenta que tu nueva situación se está terciando peligrosa ya que estás olvidando tu origen. Y como dicen, <<quien no abraza su pasado es alguien que no tiene futuro>>.


Tus ropas continúan clareándose más. Ya no se distinguen los dos colores predominantes y el blanco está inclusive invadiendo tus extremidades.


- ¡¡MIRA EL COCHE!! –Te grita de pronto la muchacha sobresaltándote.


Con el imprevisto giras la cabeza y visualizas el coche que sigue volcado en la carretera. La ropa vuelve a coger sus colores originales, el paisaje de tu alrededor y el asfalto vuelven a toma su color hasta el banco donde os encontráis ambos.


- ¡¡Dios!! ¡¡He tenido un accidente!! ¡¡JODER!! ¡¡ESTOY...!!


- No. No aún...


- Ángel. ¿Estoy soñando?


- Puede que sí. O puede que no. ¿Quién sabe peluchín?


- ¡¡Peluchín!! Hacía mil años que nadie me llamaba así. Hacía mil años que esperaba volver a escucharlo. Dios... No te imaginas lo mucho que te echo de menos. Lo mucho que todos te echan de menos.


- Sí. Lo imagino. Cada día en vuestros pensamientos. Cada día en vuestros recuerdos. Sin embargo este camino aún no es el vuestro...


- ...


- ..., y por mucho que añores, tampoco el tuyo.


- No sé cual es mi camino. Sí. Sí, sé que vengo de ese coche de ahí. Sin embargo, más allá del coche no sé cual es mi camino. Hay días que zigzagueo en pos de una tarea para olvidar mis pensamientos. Hay días que me apoyo en mis rarezas para ver las cosas con ojos diferentes a los demás. Hay días...


Haces un silencio, bajas la cabeza y sientes el palpitar de tu corazón bajo esas ropas que pierden y recuperan sus colores según tus pensamientos.


- ¿Sí? –Te pregunta tu ángel mientras agacha la cabeza buscando tus ojos.


De nuevo intentas acariciarla. Pero de nuevo tus manos atraviesan el tintado aire que forma su cuerpo. La frustración se tercia más intensa, y junto a la impotencia de tus pensamientos comienzan a crisparte poco a poco.


- Las cosas cambian. Cada día. Antaño podía pensar en la lealtad de una simple partida en red con mi mejor amigo. Antaño podía pensar en que tras el esfuerzo durante todo el año, tendría mi premio convertido en meses de vacaciones. Antaño...


- Antaño eras un crío. Estás madurando. Y por suerte o desgracia es un paso por el que todos pasamos algún día.


- ¡¡Pero eso es lo que no quiero!! Me gustan las cosas como son. Y quiero que sigan así. No deseo cambios. No deseo... ¡¡Dios!! No deseo estar aquí contigo. Deseo olvidarte a sabiendas de que sigues en Minneapolis trabajando como una cabrona en la empresa de tu tío. Los cambios son una mierda. Y más cuando estos no hacen más que darme por el culo a cada paso que doy. Yo...


Alzas la mirada y miras fijamente el rostro de quien te escuchó una vez. De quien, dijeras lo que dijeras, iba a estar ahí para rebatirte o darte la razón.


- Hasta hace unos años me encantaba la vida que llevaba. La pseudo-armonía que había en mi cuadrilla era lo que más ansiaba cuando bajaba por las tardes a la plaza. El saber que iba a estar alguien allí bajara cuando bajara me animaba increíblemente.


- Y esto ha cambiado, ¿verdad?


- Unos viven fuera. Los demás se han echado pareja. Incluso mi mejor amigo con quien tantas horas pasaba jugando en red como ya te he dicho. Ya no es lo mismo.


- Los cambios son cambios. Y te gusten o no forjarán el carácter de la persona que los vive. Solo que hay dejarse llevar por ellos y asimilarlos de la mejor manera posible. Si te aferras a que las cosas no cambien, no cambiarás con ellas. Y tu camino no será desvelado a tus ojos nunca...


- Pero...


- ¿Tan duro crees que será?


Tu particular ángel levanta sus manos y te sujetan el rostro haciéndote mirarla. Sientes sus manos. El calor que; durante tantos años; habías olvidado ya. Tus manos se sitúan sobre las de ella mientras cierras los ojos e inclinas la cabeza hacia la derecha. No sabes el porqué pero puedes sentirla. Ya no es neblina y no quieres que la sensación termine.


- Jamás te rindas. Mira mis ojos y dime...


Tras abrirlos y mirarla de nuevo...


- ¿Tan difícil crees que será?


No tienes palabras. Has apagado todos tus pensamientos; como quien medita concentrándose en su respiración; y solo hay sensaciones.


- Confía en tu corazón. Y cobíjate en tu carácter. Cuando menos lo esperes tu camino se abrirá paso hacia ti. Solo debes tener los ojos bien abiertos y no dudar cuando llegue. Aparta tus miedos y; tal y como has ido haciendo hasta ahora; olvida el que dirán. Si a ti te hace feliz o te supone un reto el hacerlo, para conseguir lo que deseas adelante. Que nadie pueda detenerte...


No has dejado de mirarla desde que abrieras los ojos y el sentir sus manos ha culminado en viejos sentimientos que solo te nacen cuando suspiras por alguien. Sueltas sus manos para acariciar su rostro. El sentir en tus manos de nuevo esas facciones te recuerdan dos cosas.



  • - El hecho de añorarla por lo que hubo entre ambos.

  • - Y sobre todo el hecho de que todas estas sensaciones volverán a ser sentidas de un modo diferente cuando encuentres a esa dama que caminara contigo.

Tras descender las manos y girar la cabeza para ver el coche de nuevo, respiras hondo y soltando un suspiro preguntas:


- ¿Y qué es lo que has venido a decirme?


- Ya te lo he dicho. Lo sabes...


- ¿Por qué he de volver? ¿Si eligiera quedarme aquí contigo?


Las ropas comienzan a clarear de nuevo y el paisaje a perder tonalidad...


- Yo no puedo decirte que hacer o no. Y tampoco decirte que pasará. Eso lo debes...


- Descubrir por mi mismo. –Interrumpes antes de que termine la frase.- Ya. Si decido seguir, volveremos a vernos algún día, ¿no?


- A cada recuerdo que decidas compartirme...


- No, no, no quería decir eso.


- Sé lo que querías decir... Y esa era mi respuesta...


A pesar de que no has comprendido muy bien a que se refiere decides abrazarla.


- Seguiré en pos de mi camino entonces.


- Me alegro... peluchín.


Sientes un escalofrío mientras vuelves a abrazarla tal y como os despidierais hace muchos años. Y cuando cierras los ojos para concentrarte en el mismo, un fogonazo en los párpados te hace abrir los ojos de golpe.


- ¿Qué ha sido eso?


- Cuídate mucho mi peluchín.


- ¿Qué? ¿Ya? Pero...


- Cada día será toda una aventura. Solo cambiará tu percepción de las cosas. Aférrate a las sonrisas que despiertes en la gente que te rodea. ¿Quién sabe que sonrisa será la que te cautive o cautives?


- Pero...


De nuevo los fogonazos en los ojos.


- Cuídate mucho. ¡AH! Y dile a mi hermano Sergi que busque en el libro Vacaciones Santillana de la caja que guardé en la caja de secretos de nuestro camarote por favor...


- Perooo...


De nuevo el fogonazo invade tu visión hasta el punto de hacer desaparecer el escenario donde te encontrabas...


- Án... gel... Libro... Secre... tos...


- ¡¡¡Está consciente!!! ¡¡¡Rápido!!!


Poco más puedes recordar del nuevo escenario. Aunque en la rápida mirada que has lanzado al despertar has visto a un policía a tu vera hablándote sin parar mientras su otro compañero regula el tráfico en la autopista. Ves la ambulancia detenida a unos 8 metros del coche, con unos tipos que se acercan a ti.


Te han vuelto los dolores. Vuelves a notar el sabor de la sangre que incluso ha invadido tu laringe.


La única pega es que incluso escuchando una y otra vez lo de “mantenerte despierto” no puedes evitar evadirte con tus pensamientos. Aunque cada vez que cierras los ojos el fogonazo te obliga a abrirlos.


Todo transcurre muy deprisa, y entre balbuceos de dolor no crees conseguir transmitirle las últimas palabras que tu ángel ha cruzado contigo al policía y los enfermeros que te están auxiliando.


Pasan las horas y tan pronto puedes recibir visitas en el hospital más cercando donde te encontrabas, tu padres son los primeros en aparecer. Acto seguido lo hacen Mónica y Sergio acompañados de alguno de los amigos de la cuadrilla de estos y los padres de tu ángel.


Todo ha pasado. Aparte de muy deprisa, con bastante normalidad, ahora solo queda la recuperación.


En el momento en el que Sergi queda solo a tu lado mientras el resto habla fuera de la habitación comienza:


- ¿Cómo? No lo entiendo...


- ¿El qué Sergi?


- Lo del libro. ¿Cómo lo supiste? ¿Cómo?


No quieres darte cuenta, pero de algún modo Sergi está emocionado.


- Cuando despertaste, según me han dicho tus padres que le han dicho los médicos, no hacías más que repetir mi nombre y el de una caja que mi hermana y yo compartíamos y teníamos guardada de cuando éramos pequeños...


- No... No lo sé...


Tu mente no consigue montar el puzzle y no comprende la pregunta que te está formulando. Fuera aparte de que te sientes fatal, no te apetece más que dormir. Sin embargo, acabas preguntándole:


- ¿Y qué es?


- Es... –El silencio del muchacho se hace patente mientras busca en su cartera sacando un portafotos de cartón.- ...esto...


Tan pronto lo abre ves una foto de una pareja de hermanos jugando en una piscina hinchable amarilla. Donde el chico porta unos barcos de juguete y la chica una foca azul de plástico.


- Sois...


- Esta foto. ¡Joder! Hace muchísimos años. Siempre ha sido mi foto favorita. Creía que la habíamos perdido. No te imaginas el cariño que la tenía. Es de cuando íbamos a veranear a Valladolid. ¡Dios! Ella tendría cuatro añitos aquí...


El muchacho se emociona y vuelve a mirar la fotografía dejando caer un par de lágrimas.


- No...-El dolor se hace patente e intentas hablar lo menos posible siendo conciso en tus palabras.- ...no recuerdo nada. Recuerdo haber tenido el golpe y nada más.


- Pues sea como sea, en ese intervalo... Has sabido así sin más donde estaba. No entiendo muy bien el porqué ni el cómo. Pero dejaré que mi imaginación rellene la respuesta a estas preguntas. De corazón gracias nen...


El joven se arrima a ti y te sujeta la mano derecha fuertemente puesto que quiere cederte un abrazo y no estás en condiciones de recibirlo.


Tan pronto se hace de noche y se queda alguien a dormir contigo, cierras los ojos y un flash de color blanco te susurra a los oídos:


<<Jamás te rindas... Mira mis ojos y dime...



¿Tan difícil crees que será? Confía en tu corazón. Y cobíjate en tu carácter...>>


Abres los ojos y una sonrisa se te dibuja en la oscuridad mientras dejas que el sueño vaya venciéndote poco a poco.


Amaiera. Fin.



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domingo, 22 de junio de 2008

Relato "Jamas te rindas". Parte 2-3. By Russell

12 y media de la mañana del sábado.
Ha pasado una hora y algo desde que la misa terminara. Durante su auditoria, no podías más que aborrecer las huecas palabras a escuchar en la iglesia en la que te encontrabas.

"¿Qué coño sabrá él?" "No se le ocurrirá pasar el cepillo hoy ¿verdad? De ser así, me acercaría gustoso a soltarle un par de Ostias sagradas de mi puño letra."

Entre pensamiento y pensamiento vuelves a dejarte llevar por los recuerdos y el momento en el que divisaste el fin de esa relación. 

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" "¿Tenemos que hablar?" Por favor potxola, no me digas esa frase que nunca trae consigo nada bueno..."
"..."
“¿Por qué bajas la cabeza?”
“Yo...”
“Mírame, por favor... ¿pasa algo?”
“Yo...”
“Ángel... Me estas asustando... ¿Que ocurre? Ven aquí... Estoy aquí a tu lado...”
“Se me acercan las prácticas...”
“Ya. Lo sé. Si te lo confirma, en la empresa de tu tío.”
“Sí... Pues ya lo ha hecho...”
“¡¡Ostias!! ¡¡Pues de puta madre, ¿no?!!”
“Si pero...”
“Bueno, serían unos meses tan solo... A la vuelta aquí te estaría esperan...”
“No...”
“¿Qué?”
“Me llamó anteayer. Me ha dicho que le interesaría que hiciera las prácticas... Me pagaría un algo...”
“Eso está bien...”
“...y al terminar el periodo me haría un contrato indefinido.”
“¡¡Ostias!!”
“...eso... significaría...”
“Significaría una oportunidad única...”
“Pero...”
“...que no deberás desaprovechar. Trabajo nada más terminar las prácticas; además pagadas; y en la empresa de tu tío.”
“Pero...”
“No te aflijas ángel.”
“Pero yo...”
“Si te decides a hacerlo, sabes que te apoyaré hasta el final. El que tengas que cruzar el charco para lograr ese sueño es un buen paso.”
“Lo sé. Pero nosotros...”
“Hasta que llegara el momento, disfrutaré de cada abrazo que quieras cederme. Mentiría como un bellaco si dijera que no me importa. Sin embargo, aún más ruin sería no apoyarte. Creo que es una muy buena oportunidad de veras.”
“Pero significaría que nosotros...”
“Hagamos una cosa. Guardemos estas palabras hasta el último día. Olvidemos el presente, y abracémonos como si no hubiera futuro. Aunque lo tengamos en mente constantemente, no decidamos tocarlo hasta el último momento. ¿Vale?”
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Un balonazo te despierta de la nube en la que te encontrabas inmerso.

- ¡¡Perdón señor!! –Grita un chaval de 8 años que jugaba al balón con sus amigos.
- ¡¡¿Señor?!! –Te preguntas todo extrañado.
- ¡¡Jajajajaja!! ¡La verdad es que... –Añade Asun, una de las personas que conformaban la cuadrilla en la que te encontrabas inmerso- ...podrías pasar por un abuelo! ¡¡Jajajajaja!!
- Sí, entre los problemas de próstata que me hacen levantarme 12 veces cada noche. La dentadura postiza de repuesto que tengo guardada en el gallumbo junto al huevo izquierdo. Y la pierna ortopédica que tengo que engrasar con el 3 en 1... ¡Sí! Me estoy haciendo viejo.

En un momento de carcajadas, comentarios agudos y bromas con la gente que te rodeaba sientes una calurosa cabida en el ambiente. Todo te es muy familiar aunque hayas estado dos veces contadas con todas estas personas.

A lo largo del día, solo en los momentos en los que los ánimos decaen un poco por el recuerdo de la persona a la que se conmemora, es cuando tu mente vuelve a jugarte melancólicas pasadas.

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"Ángel..."
"ummmmm... quita..."
"Ángel..."
"ummmmmmmmmmm... déjame dormir..."
"Jejejeje, no, no... Mira..."
"¡¡UMMMMM!! Para joee, no me hagas cosquillas en los papos..."
"Bueno, entonces tendré que dejar este pétalo tirado en el suelo mientras me como tu desayuno..."
"¿Mi desayuno? ¿¡Que hora es!?"
"Hora de ir a andar en bici. Vaaaamooooss... ¡¡Despierta nena!! O te seguiré haciendo cosquillas, ¿eh?"
"Oooooh... ¿¡Una rosa!? ¡Que bonita! ¡Gracias!"
"¡Bah! En estos momentos la rosa no vale nada en comparación con..."
"¿...conmigo?"
"¡¡Con el desayuno que aquí te espera!! ¡¡Engreída!!"
"¡¡Jo!! ¡¡No te rías y me guiñes un ojo ahora!! ¿eh?"
"ARRR, es broma y lo sabes... Te he puesto el café con leche templado como a ti te gusta. Y con 3 cucharillas de azúcar, como siempre pides."
"¡¡Ooooh!!"
"Pero como sigas poniéndoteme tierna y no me sueltes, creo que no vas a desayunar. Además tengo un regalo para ti."
"¿Para mí? ¿Y que es?"
"Es un..."
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- ¡Jajajajaja! ¡Que te has quedado en babia hijo! –Te interrumpen nuevamente.- ¿qué vas a tomar?

Te sientes dividido. Por una parte te encuentras físicamente con los amigos de cuadrilla y familiares de la persona a la que recuerdas, y por la otra estás entrando en el mundo de los recuerdos que solo te son conocidos en tus noches de paseo solitarias con el coche por tu tierra natal.

Durante la noche, una vez finalizada la cena con toda esta gente y en el momento del poteo a modo de despedida, empiezas a despertar de esa nube de pensamientos que te ahogan levemente y comienzas a centrarte en las conversaciones que estaban teniendo lugar.

Pero poco te dura ese momento de claridad, ya que en un momento de silencio se propone un brindis. Tras realizarlo y escuchar un par de nostálgicas anécdotas sucedidas en el recuerdo de la persona ya mencionada, decides salir fuera del local a respirar aire fresco. Mónica; que te sujeta la mano antes de salir; te pregunta a ver si te encuentras bien. Tras responderle afirmativamente con una sonrisa, sales fuera definitivamente.

Mirando el cielo te ahonda el recuerdo del día de la despedida definitiva, y mientras tu mente lo reproduce, cual reproductor de vídeo, te apoyas en la barandilla que había frente a la puerta.
Hasta aquel momento, hasta aquella época, fue el recuerdo más fuerte que tenías. Tanto que aguantar las lágrimas demostrando tu insulsa hombría se tradujo en una tarea ardua y complicada.

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"Gracias..."
"¿Por qué?"
"Todo..."
"Para nada... A ti."
"No."
"Me encantaría tener un botón para pararlo todo ahora..."
"..."
"Quedarnos así con segundos que parecieran días, y no verte partir a Barcelona a sabiendas de que en el próximo viernes un avión te llevará al otro lado del charco."
"¡Jo!"
"¿Qué sucede? ¡Jejejeje, si me aprietas más potxola, me vas a romper alguna vértebra!"
"..."
"...era broma. Aunque ahora no es el momento, lo sé. Mírame un momento..."
"..."
"Ya verás como esto te será bueno. Ojalá todos hubiéramos tenido oportunidades así. Solo tienes que darme otro fuerte abrazo, darte la vuelta y entrar en el coche, que tu hermano estará impaciente ya..."
"...yo."
"Yo también a ti ángel. Yo también... a ti."
“Ahí la veo marchar. Tan cerca de mí todavía, y tan lejos a la vez. Si las cosas hubieran sido distintas, si la situación hubiese sido diferente, ¿quién sabe como habría continuado? Ahora solo puedo dejar escapar las contenidas lágrimas rebeldes que querían salir y observar el vehículo partir rodeando las casas para alcanzar la salida. ¡Un momento! ¿El coche frena? ¡Ella sale! ¿Qué se le habrá olvidado?"
"¡¡¿QUÉ SE TE HA OLVIDADO?!!" "..." 
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- ¿Te encuentras bien? –Está claro que el día de hoy no es el propicio para terminar los recuerdos que empiezas.
- Sí, sí. Bueno... miento. La verdad es que, no demasiado. Pero bueno... ¿Y tú, eh...?
- Verónica...
- ¡Ah! Jejejeje, Verónica. Lo sabía, me estaba haciendo el despistado.
- ¡Jejejeje! Sí, seguro...
- Vale. Me has pillado. Jajajajaja. ¿Y tú? ¿Te encuentras bien?

La muchacha te sonríe. Y sientes que esa sonrisa cómplice acompañándote a solas va a promover la respuesta basándose en recuerdos y nostalgia...

- La verdad es que yo no quería haber venido.
- ¿Y eso?
- Recordarla en una especie de celebración tan banal como una misa me parecía lo más gilipollas y desagradable que... bueno...
- Ya. No sé. A mi las misas es que me dan la misma alergia que los hospitales. Y si no fuera porque Sergi me comentó lo de la cena y quedada entre vosotros, no sé si habría venido desde Bilbo hasta aquí.
- Seguramente sí.
- ¿Qué?
- Si eras de la forma de ser que ella tanto me contó. Supongo de sobra que habrías acabado viniendo igual. Bueno, eso es lo que creo... Perdona si te ofendo.
- No, no, para nada. No te disculpes... Eso sí, cuéntame, cuéntame... ¿ella te habló de mi?
- Sí –Respondió entre sonoras sonrisas- ...pero no te voy a contar mucho, son confidencias entre chicas, ya sabes...
- ¡Jo! Y todas con vuestra pequeña vena cruel.
- Jijijiji.

Tras la última sonrisa un tímido silenció asomó por parte de ella, agachó la cabeza y susurró:

- Entre clase y clase me contaba sus fines de semana en Burgos. Te quería muchísimo. Eso espero que lo supieras.
- Nunca lo dudé. Créeme... Aún recuerdo el día de la despedida. Se metió en el coche de su hermano tras sugerirle que lo hiciera ya. Y tan pronto dieron la vuelta a la manzana para coger la dirección a la salida del pueblo, veo que el coche se para, sale de él; y tras preguntarle ignorantemente a ver si algo había olvidado vino corriendo a mi y se me abrazó de nuevo llorando. Pero llorando como nunca la había visto. Recuerdo el calor del abrazo y de sus lágrimas. Y el aroma de su eterno perfume.
- Me lo imagino. Lloramos las dos igual en el aeropuerto cuando nos despedimos antes de que partiera.
- Nunca he tenido una sensación tan dura como placentera. El hecho de que alguien; con una sonrisa tan espontánea; unos ojos tan expresivos y una voz tan suave junto con ese carácter y forma de ser únicas que tenía; me quisiera de ese modo, fue... no sabría explicarlo. Pero creo que de algún modo justifica mi presencia aquí. Ella lo merecía todo. Y todo lo que estuviera a mi alcance desde luego.
- El colgante que llevaba se lo regalaste tú, ¿verdad?
- ¿El lauburu con el corazón azul?
- Ese.
- Sí. El colgante era mío. Y el corazón lo encontré un día mientras andábamos en bicicleta ella y yo. Así que me lo guardé en el bolsillo, y aquella noche lo junté al colgante. Ahora dicho suena a birria...
- Pero es lo que cuenta. Créeme. Las dos veces contadas que la vi cuando viniera desde allí de visita, lo llevaba puesto junto con sus pulseras y sus inseparables pendientes.

El silencio os acoge a ambos de nuevo. Durante unos segundos ninguno dice nada. Y es evidente que alguno queréis evitar no hacerlo. Por lo que Verónica impacientemente te pregunta por el viaje de vuelta.

- ¿Y cuando partes a Bilbao? ¿Mañana?
- Sí. Quizá salga temprano.
- ¿Me permites una pregunta personal?
- Depende de lo personal que sea. Mi talla de calzoncillos creo que no entra ni con vaselina en esta conversación.
- ¡Jajajajajaja! ¡No tonto! ¡Jajajajajaja!
- Entonces, tú dirás...
- ¿Tienes novia?
Tras un silencio debido a la pregunta respondes:
- Permíteme hacerme otra pregunta antes de responder. ¿Por qué todas las chicas lo preguntáis al coger algo de confianza?
- Jejejeje, si te incomoda la retiro.
- No, no, para nada. No me ha molestado para nada. Es que me parece curioso. Siempre me lo ha parecido. Pues no. No tengo novia. Y hasta aquí puedo leer.
- ¿Novio?
- ¿¿Qué?? ¡¡JAJAJAJAJAJAJA!! –Caes en una ruidosa y terrible carcajada como hace mucho no habías caído.- ¡¡Me has pillado desprevenido!! ¡¡JAJAJAJAJAJA!! No... Por suerte o por desgracia me encantan las mujeres. Vamos, creo que aún no me ha dado por barajar posibilidades con alguien que tenga badajo de campana acompañado de un par de pelotas.

Entre risas y conversaciones varias, la noche transcurre de la siguiente manera. La cuadrilla de bar en bar tomando algo. Y tu de palique con Verónica y otros compañeros que se unen al grupito tertuliano, hasta el momento de la despedida.

Aunque quisieras ser de los últimos en despedirse, el pensar lo que mañana te espera en carretera te hace ansiar la cama con fuerza. Y puesto que Mónica se encuentra cansada también, decidís iros los dos juntos.
Sergi besa a su mujer y te estrecha la mano junto a un fuerte abrazo para despedirse de ti. Con una mirada agradecida te añade las palabras:

- Cuidado mañana en la carretera y tranquilo, ¿eh?”.

Le devuelves otra mirada, aunque la tuya algo más tímida y emocionada, terminando: 

- Cuídate mucho tío. De verdad. Cuídate.”

Una vez despedido de todos; aunque no conoces a la gran mayoría; Mónica y tú hacéis el camino de vuelta a casa. Hasta llegar divertidas, así como melancólicas, conversaciones tienen lugar.

Estando en el pasillo; una vez puesto el pijama, tan pronto sale Mónica del cuarto de baño te pregunta:

- ¿Quieres llevártela?
- ¿Cual? ¿La foto?
- Sí.
- No, no, no de verdad.
- No será por vergüenza, ¿no?
- No, no, en serio que no. En este momento prefiero guardar el recuerdo. Y la única foto que conservo de ella.
- ¡Ah! ¿Tienes una foto ya?
- Sí. Es la única que conservo de ella. Bueno... Realmente es una impresión.
- ¿De impresora? –Pregunta Mónica extrañada
- Sí. Una foto sacada de una sesión de fotos que le hizo tu marido cuando estaba en haciendo la carrera.
- Sí, buufff, ¡anda que no tendré yo sesiones de esas también!
- Pues una foto me la dio escaneada en un disquete hace la pera de años en el pueblo. La imprimí, y al fin de semana siguiente le pedí a ella que me la firmara.
- ¡Anda! Eso no lo sabía.
- No sé. Llámame raro. Pero el recuerdo que tengo de ella junto con el colgante que le regalé y esa foto firmada, es lo único que conservo. Bien guardado donde no lo vea, para no olvidar, pero tampoco recordarlo.
- Te entiendo. Déjame que te diga una cosa...
- Dime...
- Eres encantador. De verdad.

Tras terminar la conversación y sonrojarte, Mónica te ofrece un lingotazo de zumo de naranja y os acostáis, puesto que en el siguiente momento que recordarás de este fin de semana extraño, te encontrarás ya de camino a casa por esas carreteras asfaltadas en las que gasolina, euros y neumáticos ibas a gastar.

Durante el viaje; mientras suena Angel de The Corrs; tu mente te juega la peor pasada de todas en un momento tan delicado. Evadirse en pos de un recuerdo mientras conduces. Y puesto que te sumes en un placer momentáneo, aún siendo consciente del peligro no haces nada por evitar la llegada del pensamiento.

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"¡¡Venga hombre!! No me seas cobarde y tírate. ¡Que el agua está muy rica!"

"¡¡No, si no lo niego!! Pero, ¿y la temperatura? ¿Qué temperatura tiene? ¡Te aseguro que los huevos oprimiéndote la tráquea no es una sensación agradable. ¡¡Y si además se te cristalizan alucinas!!"

"¡¡Gallina!! ¡¡Tírate ya!! ¡¡Jajajajajjaa!! ¡¡Todos los ríos tienen el agua helada!!"

"Beno ba... ¡¡Allá voooooooy!!"
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Tras el grito del recuerdo en tu mente, un claxon te saca del sueño cuando a más de 120 km/h te encuentras saltándote los carriles de tu dirección y sin control.

Son décimas de segundo en los que el estómago te da un vuelco y los nervios te hacen girar el volante indiscriminadamente aumentando el riesgo de que suceda lo inevitable. De pronto, y sin percibir su llegada en ese breve intervalo de tiempo, hace aparición una curva algo más cerrada. Tus nervios hacen que; anulando la sangre fría y los reflejos; gires el volante completamente cúal timón de barco se gira ante imprevistos. Provocando con la pérdida de control que arrastrabas del coche vuelques estrellándote y rebotando contra la mediana que protege la curva.

No recuerdas cuando pierdes la consciencia. Si cuando volcaste. Si cuando recibiste el golpe del AIRBAG explotando para hincharse sobre tu cara. Si cuando parte de la mediana casi te secciona.

Los segundos en los que sientes que el coche se ha detenido te invade una imagen de calma. Incluso estando bocabajo sangrando de la nariz y del ojo izquierdo, te empiezas a relajar. Solo puedes pensar:

“Estoy... ¡¡Estoy vivo joder!!”

Un claxon junto a una larga frenada que te sobresaltan, te hacen mirar a tu derecha y ver como otro coche que no te había visto se empotra contra ti a pesar de sus esfuerzos por no hacerlo.

Sucumbes a la oscuridad. Durante un rato la oscuridad se hace presa de tu mente. Tan solo desaparece en los momentos en los que sientes flashes. Voces a tu alrededor. Mucho ruido. Y sirenas.

Fuera de ti mismo hay mucho movimiento. Pero sin quererlo te duermes, y cuando abres los ojos para incorporarte sientes dolor en ellos. Todo ese blanco que te rodea y rodea toda la autopista te hace daño a la vista.

Aun sin ver nada comienzas a caminar y a lo lejos divisas una silueta. Te acercas a ella y...

¡No puede ser!

Con cautela sigues acercándote cuando esta desconocida se da la vuelta y...


¡AH! ¡Pero eso ya será en la conclusión! (Continuar 3ª PARTE)



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domingo, 15 de junio de 2008

Relato "Jamás te rindas". Parte 1-3. By Russell

"Jamás te rindas... Mira mis ojos y dime...¿Tan difícil crees que será? Confía en tu corazón. Y cobíjate en tu carácter..."
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4 y media de la mañana.

El insomnio hace acto de presencia. Te pregunta, “¿qué tal?” Y le respondes con un ínfimo, “vete a tomar por el culo.”

Hace pocas horas que has llegado, y te encuentras en casa ajena. Raro es el vehículo que transita por las calles y te sientes ahogado por la ausencia de paisaje desde todas las ventanas que rodean el piso donde te encuentras alojado. No puedes divisar tu añorada ría, y mucho menos decidir arrullarte en su lecho con el sonido de sus aguas golpeando suavemente los muros que la contienen.

Sin embargo, y puesto que el dueño del piso te ha facilitado las llaves durante tu breve estancia aquí, decides salir a combatir el insomnio con un paseo cargado de pensamientos.

Últimamente la Sole se ha mostrado ausente. No conoces la razón, pero atesoras cada momento que estás sin ella, puesto que si algún día volviera sabes que no lo disfrutarás tanto.

Tras preparar la chaqueta de cuero, guardarte la documentación y enchufarte el MP4 al sonido melódico de Nightwish, así como la garra de Epica, sales de la habitación.

Estás listo para salir aunque tienes sed. Intentas pisar con suavidad para hacer el mínimo ruido posible y evitar desagradables desvelos de las personas que te han dado cobijo. Sin embargo, tan pronto te acercas a la cocina a por un vaso de agua, una mano te toca el hombro sobresaltándote y su dueña te pregunta:

- ¿Pero qué haces levantado a estas horas? Y, ¿qué haces vestido?

Tras reponerte unos segundos del sobresalto; ya que el MP4 te había negado la posibilidad de percibir su llegada; respondes:

- Te parecerá una locura. Pero no podía dormir, e iba a bajar a dar un paseo de los míos...

- ¿Un paseo de los tuyos? Jajajajaja, ¿en Bilbao haces lo mismo chico?

- Sí tu supieras...

Mónica; la mujer de la casa, se había despertado y con una cómoda bata de colores vivos se había dirigido a la cocina para tomar un vaso de zumo de naranja. Bebida a la que no le haces ascos tras su ofrecimiento.

- ¿Pues sabes que? -Continúa la señorita.- Puesto que ayer me eché siesta toda la tarde, estoy igual que tú. Completamente desvelada. Así que te acompaño.
- No, no, no, no quiero molestar.

- No seas tonto. ¿A estas horas de la mañana y vas a salir solo por ahí? Nada, nada, tú te vienes conmigo, y así te enseño un poco la zona. Además, que si no fuera porque Sergi está en casa de mis suegros, también se apuntaría así que...

- ¡Jo...!
-Exclamas haciendo pucheros como un niño pequeño.

- ¿Qué? ¿Qué pasa?

- Pues que ahora me siento mal. Por mis rarezas te vas a molestar en vestirte y; más aún; en no dormir...

- Calla anda, no seas ridículo. Hace mucho, mi marido y yo hacíamos casi lo mismo, así que, ninguna queja es admitida. Ahora vengo.


Dicho y hecho, la decidida mujer se introdujo en la habitación, y tú te sirves un vasito más de zumo de naranja.

Mientras la esperas, rondas el pasillo que adormece la entrada de la casa. Y observas las fotografías que descansan sobre el mobiliario y en sus paredes. Tras ver una fotografía de Mónica, Sergio y una tercera persona; razón por la que te encuentras fuera de casa; te vienen recuerdos y el dulce sonido de risas a la mente...

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"¡¡Jajajajajaja!!¿Sabes que eres un payaso?"

"¿Por qué? ¿Por lo del perro? ¿Qué culpa tengo yo de que un perrito de mierda huya de mi mientras lo persigo, de la vuelta y empiece a ladrarme y a perseguirme a mi mientras huyo de él?"

"¡¡Jajajajajjaa. Tu vida corría peligro!!"

"¿¿No te jode?? Seguro que tenía algún primo mayor de Zumosol en algún sitio, con más dientes, más mala baba y seguro que más músculos en sus cuatro patas perrunas!!!"

"¡¡Vamos anda!! Que el monte no se terminará solo, y puede que haya más perritos asesinos antes de llegar a la cima."

"¡¡No fastidies!! ¡¡Y yo sin traerme unos panes crujientes para hacerme unos bocadillos con ellos!!"
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- Estoy lista. Vámonos...
Tan pronto Mónica coge su documentación y las llaves de casa, salís al portal, y de ahí a la calle. Donde la luminosidad de las farolas predominan la extraña calma de sus interminables calles.

Durante 15 minutos preguntas sin parar a donde os estáis dirigiendo. Sin embargo, tus preguntas en vano son formuladas, pues ninguna respuesta sacia la curiosidad. Finalmente, al cabo de esos 15 minutos llegáis a la entrada de un parque. Un enorme parque que se encuentra en las inmediaciones de la ciudad y cuyo color verde te hace sentir en casa.

Divisas un pequeño riachuelo; aunque artificial; en el interior del mismo, y como pez que clama el agua te diriges corriendo a su encuentro...

- ¡Jo chico! ¡¡Cómo has acelerado el paso leñe!!

Con una mirada de locura y una sonrisa infantil sueltas:

- Miiiiiraaaaaa....Aaaaaaguaaaaa...

La reacción de la acompañante no se hace esperar y rompe el silencio con una carcajada.

- ¡Sí! ¡Agua! ¡Y si la tocas te mojas!

- ¡Je, jo, ji! ¡Que chistosa la nena!


Riendo, te apoyas en la barandilla mientras observas tu entorno. Y de nuevo los recuerdos y los pensamientos en ellos hacen su aparición.

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"No quiero que llegue mañana."

¡¡Pufff!! ¿Y yo sí?"

"Aquí me quedaba yo. Pegada a ti mientras anochece en este precioso paisaje."

"¡¡Sí claro!! ¡¡Y que vengan los caniches asesinos a morderme el culo!! ¿No te jode la catalana? ¡¡Anda que no eres lista!!"

"¡¡Jajajajaja!! Anda calla... Y mira el paisaje que para eso hemos venido..."

"Eso lo dirás tú..."

"Pues claro que lo digo yo, ¿lo dudas acaso?"

"Hum... Eso podría ser discutible..."

"Si algo aprenderás en la vida. Es a no enfrentarte con perritos más pequeños que tú y..."

"Ya estamos con el RUN RUN..."

"...Y a no llevar la contraria a una mujer."

"¿¿Ni siquiera si negociamos un beso??"

"Bueno... ¡Ahí me has pillado!"
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- ¿Qué? ¿Te gusta esto? -Te pregunta Mónica mientras te pone una mano en el hombro.

- Lo poquito que he visto desde luego.

- Ven, quiero mostrarte algo.

El parque parece interminable. Te hacen gracia los animales-estatua que hay en las inmediaciones, y sientes que no vas a tener el tiempo suficiente para verlo con la calma que te gustaría.

Tras un paseo de unos minutos llegáis a un parque infantil con columpios, irónicamente dentro del parque en el que os encontráis.

- Aquí quería llegar yo... -Susurra Mónica mientras se sienta en unos bancos de piedra del lugar.

- ¡¡Jajajaja!! Lo de los columpios no me lo dirás con segundas, ¿no?

La muchacha suelta una carcajada de nuevo, cuando añade:

- Aquí fue donde la conocí. Cuando estudiaba, en vez de quedarse en casa, solía venir a este lugar, y se sentaba aquí con los cuadernos por las tardes.
Tras decirte eso, haces un silencio y te sientas junto a ella en los bancos que rodeaban los columpios.

- Bonito sitio. -Mencionas con voz suave.

- Aquel día, estaba paseando con Sergi cuando nos encontramos con ella aquí. Sergi estaba terminando la carrera y le encantaba venir aquí con su cámara. Así que bueno. La primera vez que hablamos ella y yo, el comenzó a hacernos fotografías. Y las dos tapándonos. Al final nos hicimos una foto los 3 juntos.

- ¿Es la que tenéis en la entrada?

- ¿Cual?

- Esa en la que salís los 3 y tú llevas una bufanda verde...

- ¡¡Ah!! No... Esa no. Esa fue unos años después. La verdad, es que las fotos esas las tendrá guardadas mi marido por algún sitio.


Optas por sonreír y al momento te evades de la realidad para buscar la empatía necesaria y sentir todo lo que sintió la chica de la que habláis en este lugar. Observas a tu alrededor. Imaginas a los críos corriendo de un lado a otro. Los perros llevados con correa por sus dueños. El resoplar del aire cortado con las hojas de los árboles mientras estos te susurran a los oídos.

Tu mente se concentra de nuevo en sus recuerdos.

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"¿Mañana cuando despierte, seguirás aquí a mi lado?"

"¿Tú que crees potxola?"

"Eres un cielo..."

"Claro que estaré. Esta tienda de campaña es mía. Así que no me queda otra..."

"¡¡Pero!! ¡¡Serás asqueroso!! ¡¡Pues ahora me voy a dormir a casa de mi tío!!"

"Me parece bien. Pero tendrás que llevarme arrastrando. Los caniches asesinos podrían estar acechando esta tienda. Y me dan miedoooo..."

"¡¡Pero!! ¡¡Que asquerosoooooo!!"

"Sí, sí, muy asqueroso... Ven aquí..."

"¡¡Jajajajja!! ¡NO! ¡NOOO! ¡¡COSQUILLAS NO!! ¡¡JAJAJAJAJA!! ¡¡PARA!! ¡¡QUE ME ENFADO!! ¡¡JAJAJAJAJAJA!! ¡¡PARA!!"
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- Bueno... Habrá que ir volviendo a casa. Supongo que ahora sí que dormirás, ¿¿eh??

- Supongo que sí. Es que me eché siesta por la tarde antes de venir y no sé porqué estoy algo nervioso. Aunque eso no me impide hibernar como los osos. ¡¡Porque madre de dios!!

- ¿Eres de dormir mucho o que?

- ¿Bromeas? Ha habido días que tras salir del trabajo he llegado a casa, me he metido en la cama y hasta levantarme al día siguiente para ir al currelo. Toda la noche del tirón.

- ¡¡Jobar!! Cómo te diría mi marido, “existe algo que se llama vida social”, ¿sabes?

- ¡¡KAR KAR KAR!! Eso ya me lo han dicho más de una vez. Y creo que está demasiado sobrevalorado.

- Sé que no es de mi incumbencia. Pero ¿alguna moza te ha cautivado allá donde vives?

- ¡Hum! Y si yo la he cautivado a ella...

- ¡Jaajajajajaja! No os confundáis los hombres. Nosotras os cautivamos a vosotros... La eterna mayoría de las veces. Luego, nosotras nos encariñamos un poquito...
-Responde la muchacha guiñando un ojo mientras te mira de reojo con el otro.

- ¡Jajajajajaja! No. Por ahora no me ha llegado esa chica. Aunque me guste alguna.

- ¿Y?

- ¿Y? ¿Y qué? ¿Por qué todas las mujeres hacéis la misma pregunta? Jajajajaja, es gracioso, se podría investigar, escribir y hacer un documental al respecto.

- ¡Anda, anda! No te me andes por las ramas. Nos faltan 20 minutos hasta llegar a casa, así que ya estás contándome algo.

Tras contarle algunas cosillas, algunos pensamientos, y algún que otro sentimiento que por desconocimiento de sujetos le fueran ajenos, la muchacha se dispuso a sacar las llaves de su bolso comentando:

- Es todo un detalle que vengas aquí de nuevo. De verdad gracias.

- Por favor. No me lo agradezcáis más. Me incomoda un poco, ya que no lo hago por detallista, ni por quedar bien. No sé... Yo creo que es lo mínimo que puedo hacer, ¿no crees?

- Entiendo lo que quieres decirme. No quería molestarte.

- Ni mucho que menos. ¡¡Jejejeje!! Además he sido yo el que ha promovido este paseo espontáneo y tú te has tomado la molestia de acompañarme.

- Bueno, en conclusión, ¿te ha gustado el parque?

- Desde luego.


La llegada al domicilio, las buenas noches y el quedarte sentado, con una banqueta de la cocina, en la terraza del domicilio no ayudaron a ahuyentar pensamientos. Aunque el paisaje a disfrutar desde el lugar no es el que disfrutas desde casa, el simple hecho de respirar aire fresco te relaja.

Muchos eventos en nuestra vida cotidiana nos llevan a preguntarnos, ¿y si hubiera sido así? ¿Y si NO hubiera sido así?

Preguntas, que lejos de obtener respuesta, siempre te acompañan en momentos similares.

Aunque tus ojos están puestos en otro lugar, y posiblemente los sentimientos también, siempre tienes un pequeño rinconcito donde guardas todas las preguntas sin respuesta. Todos los pensamientos sin razón. Y finalmente todas las experiencias que te enseñaron algo.

Se acercan las 6 y media de la mañana.
Optas por descansar aunque solo sea hora y media. Mañana es el día y tienes que estar fresco. Sobretodo para la noche, cuya oscuridad acompañará a toda la gente con la que cenarás.

La pregunta es, ¿cómo se sucederá todo hasta volver a casa el domingo?

¡Ah! Pero esa es la conclusión que llegará en breves... (Continuar 2ª PARTE)

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Hace ya un año. ¿Quíen lo diría?
Puesto que así lo deseo, así será... No olvidamos. Y en nuestro corazón quedará. Creo que esta es la razón por la que dejaré este relato en 3 partes. Con su trasfondo real y su trasfondo de ficción.




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domingo, 8 de junio de 2008

Reflexión 1.0 + Inicio Relato ¿De nuevo a mi lado?. By Russell


Heme aquí de nuevo... Sentado frente a un monitor que no me dice nada, esperando que lo que anhelo llame a mi puerta. Guardando; para variar; las esperanzas de recibir un abrazo sincero venido de cualquier lugar. Que, lejos de los problemas de hígado y riñones que poco a poco consumirá a esta sociedad en el futuro gracias al alcohol, hay otras almas que no sienten cabida en ningún sitio.


Dura es la noche cuando intentas hablar a las estrellas, con sus reflejos disipándose en la profundidad del mar. En cuyo seno un par de botellas fueron lanzadas hace unos meses; literalmente; a la espera de la recepción en algún lugar desconocido y por unas manos también desconocidas.


Termina una semana y comienza una nueva en la que los suspiros y deseos por abrazarla no riñan con las labores que ambos desempeñamos. Una semana en la que lo no correspondido vuelve a confundirse con lo prohibido, y mi corazón se rompe en pedazitos una vez más.


Alcanzar un nuevo fin de semana, en el que tiento a ser lo que no soy. En el que tiento a entregarme a los brazos del placer y la superficialidad para ahogar la tristeza de mi corazón. Y olvidar durante unos leves segundos que culmina el clímax lo que mi pecho anhela desde hace ya algún tiempo. Desde hace ya toda una vida.


Desde hace un suspiro según se mire.


A veces es difícil transmitir lo que mi corazón susurra a diario sin ser oído. Donde la otra parte de tu personalidad se funde entre sonrisas y entregan lo mejor de si mismo a los demas. Personalidad que lejos de ser falsa no llega a fundirse con la parte interior para aliviar la pesada carga que cada día aumenta de tamaño.


Quizá por ello me guste el relatar...


Porqué puedo dar rienda suelta a mi inspiración, así como crear una pequeña válvula de escape a mis pensamientos internos...


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El relato próximamente empezará así:


<<Hace frío.


La oscuridad de la noche arrulla los corazones de los hombres que lucharían por la libertad de su pueblo. Entre ellos, se encontraba Dorian. Un apasionado guerrero, que se encargaría de dirigir y alentar a sus compañeros en batalla.


La noche se mantenía en calma. Al igual que un mar precediendo a una tempestad.>>


¡AH! Pero esta historia comenzará próximamente...


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(Escuchando Dark Illusion. Bastante lights ellos, pero no suenan nada mal y se les notan influencias positivas de otros grandes grupos...)



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sábado, 26 de abril de 2008

Oscuridad de un Asesino. (Relato escrito el 16-05-05)

<<45 Minutos de espera. Creo que me he adelantado.>>

Liziel, el muchacho de los ojos marrones, se encontraba esperando a su amada Damiel. Siendo hoy su aniversario, habían quedado en el mismo lugar donde se conocieron años atrás. La noche era perfecta. A pesar de tener un cielo encapotado por las nubes, la temperatura y la brisa que corrían por el lugar eran apacibles.
Se acercaban las diez de la noche.

Sin duda, el corazón del muchacho se encontraba alterado por ver de nuevo a su ángel en un día tan señalado para él.

Damiel, una bella dama de cabello castaño, ojos verdes, y amplia sonrisa que intensificaban los sentimientos que pasaban por el corazón del muchacho, era para Liziel, su mejor amiga, su alma gemela, su guerrera de fuerte carácter, y al fin y al cabo, su estrella.

Damiel; o Dam como la solían llamar; no sería la más alta, ni la más esbelta de la ciudad donde se crió, sin embargo, el muchacho tenía una gran adicción al sentimiento que esta le procesaba mutuamente. Tanto que habían pasado juntos 10 años y aún tenían la chispa de esa primera vez.

Las diez y diez de la noche.

No era de acostumbrar que Damiel se retrasara, sin embargo, errar es de humanos, por lo que el impaciente muchacho decidió esperar gastando los múltiples comodines de paciencia que tenía que pagar a su amada por tantas esperas que el muchacho le había provocado. Liziel comenzó; no obstante; a darse pequeños paseos.

Once menos veinte de la noche.

Liziel sacó su teléfono móvil para realizar una llamada al móvil de Dam...

<<El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura...>>

<<¡¡JODER!! ¡¡Esto no es normal!!>>


El muchacho empezó a preocuparse seriamente. Incluso cuando la muchacha se retrasaba 5 minutos ya habría avisado al joven para no preocuparlo. En este caso habían pasado 40 minutos y no tenía noticia alguna. Llamó a casa de la muchacha y su madre respondió la llamada:

<<¿Dam? No Liziel. Hace una hora que ha salido. ¿No habíais quedado? ¿No está contigo?>>

Tras terminar la conversación el muchacho supo dos cosas claras:
  1. Dam tenía un regalo que hacer al joven y salió excitada de casa para entregarlo. Por lo que salió mucho tiempo antes de la hora.
  2. Algo le habría sucedido, ya que sin avisar el retraso patente no era nada normal.
Sin resignarse a esperar ni un minuto más, el muchacho decidió deshacer el camino dirección a casa de la muchacha con la esperanza de encontrarse con ella.

Durante los primeros cinco minutos de paseo los pensamientos abotargaron al muchacho. Salvo esto, no sucedió nada destacable.

Sin embargo, a mitad de camino sus oídos percibieron una suave voz; casi convertida en lamento. Se detuvo para poder escuchar mejor. Durante un rato no pudo escuchar nada salvo el sonido de los vehículos en la carretera. Cuando estaba apunto de continuar su camino, volvió a percibir una señal auditiva procedente del callejón más próximo donde el joven se encontraba detenido.

Tras introducirse lentamente en el callejón sus ojos tuvieron que acostumbrarse en segundos a la oscuridad que dominaba la zona. Una vez empezaron a divisar algo, nublaron el entorno para quedarse con una silueta que le marcaría de por vida. Tres hombres estaban cometiendo una violación. Fuera aparte de la seriedad del asunto, su corazón se detuvo para explotar en mil pedazos, tras darse cuenta de que la chica violada era Damiel.

La muchacha se encontraba con la mirada perdida y la cara ensangrentada por los golpes recibidos durante su defensa.

Tras el shock inicial, el joven sintió una punzada en su mente y una descarga en su pecho. Sus ojos se cerraron tan fuerte como sus puños, deseando que aquello no estuviera sucediendo. En unas pocas décimas de segundo de inactividad en silencio, su alma se transformó en animal salvaje solo movido por sus instintos. Pasado ese pseudosegundo sus ojos se abrieron inyectados en sangre y gritando como un poseso comenzó a correr para “cazar” a sus “presas”.

Los tres tipos que jugaban con el cuerpo de la joven repararon en el depredador que se les estaba acercando con premura. Pero, como era de esperar, no estaban solos. Tras un silbido por parte de uno los agresores, apareció un grupo de matones con el fin de defender a estos tres individuos.

Liziel, habiéndose percatado de la situación, no optó por detenerse. Y tan pronto como el muchacho se cruzó con el primero de los matones, esquivó su ataque y sacudió un codazo que le partiría la nariz dejándolo inconsciente; si no muerto; yaciendo en el suelo.

El kamikaze no se había detenido. Lo contrario de los 3 agresores que violaban a Damiel. Se habían detenido y ahora se encontraban observando al “asesino en potencia” que se les acercaba, mientras sujetaban a una muchacha inconsciente escurriendo sangre por todo el rostro.

Liziel; que no veía mas que a su amada poco a poco despertando de la pesadilla que estaba viviendo; aceleró el ritmo. Sin embargo, a escasos dos metros del objetivo, una cadena con extremo en garfio se clavó enrollándose a su vez en la pierna derecha del joven desgarrándole la carne. Esto provocó la detención prematura y golpe seco contra el suelo.

- Parece que la buscas a ella, ¿No? ¿Chaval? -Le dijo uno de los hombres con sonrisa cínica.
- ¡¡Vais a morir todos!! -Les respondió el muchacho con la cara ensangrentada de la caída, mientras intentaba a duras penas liberarse de la cadena que lo alejaba de su objetivo principal.

Todo el grupo de matones; a excepción del primero que yacía inconsciente en el suelo; se echó a reír, mientras que el agresor que se había dirigido al muchacho sacaba una navaja del bolsillo.

- Chico, admiro tu valor. De veras... -Continuó hablando mientras acercaba la navaja al pecho de su amada- ...pero, los pasos en falso provocan sucesos como este...
 
Un relámpago paralizó al muchacho. El tiempo se detuvo. Los ruidos del entorno se silenciaron. Todo empezó a transcurrir a cámara lenta. Los recuerdos de una vida; próxima a terminar; pasaron a la velocidad de la luz, en la mente del joven mientras que la fría hoja de la navaja penetraba el pecho de la muchacha.

Liziel no era capaz de asumir lo que estaba viendo. Su cuerpo inmóvil en el suelo seguía siendo arrastrado por la cadena de la que era prisionero. No había dolor. El garfio que sujetaba la cadena le había atravesado los gemelos y rasgado el hueso. Pero no había dolor. Estaba tiñendo el suelo de rojo y era como un muñeco sin vida yaciendo, pero no había dolor. A sus 5 sentidos tan solo existía la imagen de su novia y la vida que tan vilmente le estaba siendo arrebatada.

Los ojos de Damiel, mostrando aún toda la fuerza de su portadora y apartando el dolor, se clavaron en el muchacho. Sus labios, entumecidos y enrojecidos por la sangre pudieron realizar un último esfuerzo para vocalizar:

<<Li... ziel...>>

Tras susurrar su nombre, con una mirada y decirle que lo amaba, dejó escapar una lágrima que acabaría tintándose de rojo. Después la cabeza de la muchacha cayó lentamente mientras se le cerraban los ojos.

El silencio que había en el callejón era atronador. Al igual que un agujero negro absorbe la luz, el silencio aquí absorbía todo sonido cercano. Poco duró este extraño fenómeno, ya que un trueno; como pocos habían sucedido en años; rompió poderosamente el silencio que dominaba el lugar. Liziel había muerto con Dam. La persona que nacería esta noche en el cuerpo del muchacho sería la más perseguidapor la ley.

Como suelen decir, “Tras el dolor viene la furia”. Y la de Liziel no tenía intensidad. A pesar de estar sujeto por una cadena sujetada por dos componentes de la banda, el cuerpo del joven comenzó a avanzar con las manos mientras arrastraba a los portadores. Dos maleantes más se unieron para tratar de sujetar la cadena, pero poco pudieron hacer. El muchacho; tras lanzar un grito de dolor; que bien podía haber agrietado algún cristal; se levantó con fuerza acrecentando el orificio de entrada del garfio en su pierna y, a su vez, tirando al suelo a los cuatro portadores.

Estos, al caer soltaron inevitablemente la cadena. Lo que armó al muchacho.

Tras liberar su pierna; con leves signos de dolor; el muchacho se enrolló parte de su nueva arma al brazo derecho mientras la zona ensangrentada del garfio empezaba a ser girada formando un molinillo. Sorprendentemente, de todos los malhechores que había en el callejón ninguno había sacado ningún arma de fuego todavía. Era de esperar que eso sucediera de un momento a otro.

La situación que ahora se presentaba no distaba de ser muy segura para el renacido "Liziel asesino", que giraba la cadena manteniendo a raya a los 4 sujetos que a duras penas podían acercarse al joven.

- ¡¡¡ATACADLE YA JODER!!! -Gritó uno de los asesinos de Dam mientras soltaba el cuerpo sin vida de la muchacha.

Dicho y hecho, tras el grito uno de los cuatro lacayos se lanzó a clavarle la navaja al joven. Sin embargo, no pudo esquivar la cadena y el garfio se le clavó en la zona hueca de la clavícula. El grito de dolor del hombre despertó a sus tres compañeros que se lanzaron al ataque... Y a Liziel que tiró bruscamente de la cadena provocando la muerte instantánea del “enganchado”.

Con la cadena liberada de nuevo, el joven pudo utilizarla a modo de segadora para devolver con intereses la herida provocada en su pierna a uno de los tres malhechores que quedaban en pie. Este; cayendo al suelo gritando de dolor; sirvió de soporte para atacar al siguiente, tras esquivar sus navajazos y atarle la cadena al cuello.

Con sus dos compañeros fuera de combate, el que quedaba no sabía que hacer. Se encontraba bloqueado. Solo podía mirar a los ojos sin vida del joven. Su mirada entre muerte y furia no expresaba nada más. Era como un cuadro inexpresivo; sin color. Apagado por el paso del tiempo y las tempestades sufridas. Esta imagen asustaba más al malhechor. Había visto y vivido muchas vendettas en su vida. Pero jamás una perpetrada por un ser similar.

Liziel, que no procesaba pensamiento alguno empezaba a sentir el síndrome de abstinencia que su nueva condición de asesino le provocaba. Por lo que, para evitar sufrirlo buscó su primera dosis. Pegó un tirón seco de la cadena, desnucando al que la tenía alrededor del cuello y abriendo más la herida de la pierna del primero.

Tras la nueva dosis, el joven soltó su particular arma, se agachó por una navaja cercana y comenzó a cojear hasta el bloqueado lacayo que aún permanecía en pie. Este, al ver que se le acercaba, se lanzó a dar navajazos con la esperanza de acertar alguno. Pero tras haberlos esquivado todos, no pudo hacer otra cosa que agacharse sobre sí mismo al sentir como le penetraba tres veces una fria hoja de metal en el abdomen.

El recien titulado asesino dejó caer al malhechor y con su pierna herida soltó una patada en la boca del lacayo que quedaba consciente y herido con la cadena, dejándolo inmóvil en el acto. Una vez acabados con los subordinados malhechores el cojeo en sus piernas desapareció dando paso a largas zancadas en pos de alcanzar su objetivo inicial.

Sin embargo; y aunque era de esperar; a dos metros de los tres asesinos de Damiel, el joven fue detenido por un último componente de la banda; oculto hasta ahora en la esquina; que golpeó por sorpresa el rostro del muchacho con un tubo de acero.

La oscuridad invadió su visión...

Oscuridad.

Oscuridad y frío.

Oscuridad, frío y soledad, de vez en cuando rotos por los recuerdos de una vida compartida con Damiel. Recuerdos destrozados por la imagen de su amada a manos de esos tres hombres desconocidos y una banda de maleantes como apoyo.

Liziel abrió los ojos. Estaba hundiéndose lentamente en la ría. Sus manos atadas, su boca amordazada y su cuerpo sujeto con unas cuerdas y cadenas provocaron que el joven se dislocara el hombro para poder liberarse de sus ataduras. 
Tras emerger a la superficie y coger aire, el muchacho se situó el hombro en su sitio, del mismo modo que lo hacía su entrenador cuando realizaba deporte y le sucedía a causa de una mala caída.

Al llegar; como pudo; a tierra firme, pudo observar a tres hombres de la banda fumando maría frente al cadáver de Damiel y comentando jocosamente las buenas acciones de la noche conseguidas en la noche. No eran los asesinos que el joven buscaba.

A escasos cuarenta centímetros de Liziel y la escalera de subida donde se encontraba espiando, había una cajita. Una cajita que no pudo ver cuando deshizo el camino en busca de Dam. Una cajita con una nota que decía:

<<Sueño con el día en que despierte a tu lado y me brindes tu primera mirada de la mañana. Te quiero, Dam.>>

Sus ojos; mostrando los rescoldos apagados de humanidad que aún quedaban en el muchacho; derramaron un par de lágrimas que cristalizarían ante el frío que ahora desprendía su muerto corazón. Sin intención de abrir la caja, guardó ambos objetos en el bolsillo de su empapada ropa para después, tratar de sorprender a los 3 tipos de la banda.

Una vara de metal...

Un grito...

Y un desconcierto considerable dominaron la situación.

La vara de metal sujeta por el muchacho, atravesó a uno de los componentes de la banda, el cual gritaba agudamente mientras sus manos a duras penas podían sujetar el acero. La sangre fluía a borbotones tanto de la herida como de la boca del malhechor, y los otros dos compañeros desconcertados intentaron armarse a duras penas para acabar con su particular depredador. Sin embargo este, había desaparecido...

Durante un par de minutos, en los que el herido agonizaba en el suelo, los dos hombres asustados miraban a su alrededor. Uno de ellos, el portador de una pistola hizo ademán de introducirse en el JEEP de la banda; de donde había sacado el arma; para pedir ayuda. Pero, en el interior fue sorprendido por una sombra que lo desnucó sin piedad alguna.

El último que quedaba en pie, tras ver la muerte de su compañero, dejó caer su navaja, y aterrorizado por la figura inhumana de Liziel y sus ojos completamente negros comenzó a pedir perdón y a rogar por su vida.

Haciendo caso omiso ante tal deprimente espectáculo, el joven asesino comenzó a arrastrar del pelo a su actual presa. Hasta levantarlo y empotrarlo contra la puerta derecha del vehículo de la banda.

- ¿Dónde... puedo... encontrarles? -Comenzó a interrogar el joven al aterrorizado hombre.
- ¡¡Por favor no me mates!! No te lo puedo decir. ¡¡Me matarían si hablara!!

El muchacho pudo observar una tarjeta en el pecho de su presa. Al cogerla y darse cuenta de que era la respuesta a su pregunta, optó por no volver a hablar y situó la cabeza del malhechor en la trayectoria de la puerta del vehículo de la banda, para posteriormente cerrar la puerta tantas veces hasta saciar temporalmente el síndrome de abstinencia mortal que por segunda vez estaba sintiendo en la noche.

Poco más había que relatar. El muchacho estaba iniciando la entrada a una vida sin descanso. Tras secar sus lágrimas ante el cuerpo sin vida de su amada y deshacerse de la poca humanidad que le quedaba entre lloros decidió llamar a la policía municipal y dar parte de los sucedido a los familiares de la joven. Que desgraciadamente eran la única familia que le quedaba al muchacho.

A partir de esta noche dejaría atrás una vida normal, para ser el más buscado. A partir de esta noche se transformaría en un fantasma que no presentirían los malhechores hasta ser marcado por su sello de tristeza, furia y sed de venganza.

¡Ah! Pero eso podrían ser otras historias...


<<Dam...

Liziel tuvo que ser afortunado para irse contigo al otro mundo la misma noche que tú lo hicieras, ya que no le gustaría ver en lo que su cuerpo se ha convertido. Aquí abajo han quedado el dolor, la tristeza y la dulce venganza, que juntos juegan al póquer con cartas asesinas todas las noches; decidiendo mi suerte con cada baza.

Esos tres hijos de puta que separaron el Liziel que conociste en este cuerpo, yacen bajo toneladas de chatarra y sus cabezas adornan mi árbol de navidad.

Cuídale. Él te quiere de verdad. Y no está aquí ocupando lo que yo he tomado prestado. Todo lo bueno que había en Liziel en vida murió contigo. Tú eras la que provocaba su sonrisa, su felicidad, sus preocupaciones.

Sin ti, mi cuerpo está avocado a la perdición. Al igual que un vampiro chupa la sangre de sus víctimas para calmar temporalmente su sed, yo tengo que desmembrar a esos asesinos reales; que quedan absueltos por la absurda ley de esta sociedad; para calmar temporalmente mi ira.

No resucitará.

El Liziel que fui una vez no resucitará, puesto que a tu lado ha de estar protegiéndote y siendo protegido. Y el hombre que soy ahora desea, con su más sincero sentimiento, el morir pronto de un balazo o un navajazo. Puesto que de no hacerlo, muchos de los hombres buenos que han sido seducidos y obligados a formar parte de las bandas malhechoras morirán a mi causa sin piedad alguna.

Ellos no tienen la culpa, lo sé. Los verdaderos objetivos siempre son sus jefes. Sus corruptos jefes. Sin embargo, si quiero llegar hasta ellos, todo elemento que se me cruce en mi camino será descuartizado como animal para asado.

Reitero, que si no mostraron ninguna piedad contigo Damiel, no pienso mostrar ninguna piedad con ellos.

Cuídate mucho allí arriba mi estrella. Y cuida también de mi alma; ya que cuando muera no creo que jamás llegue a reunir las suficientes monedas de oro para cruzar el lago con el barquero en pos de mis pecados.

Esto es una despedida definitiva. No nos volveremos a ver.

Sin embargo, que sepas, que siempre te querré.

Adiós......Damiel>>



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