De txiki nunca he sido de peluches.
A pesar de que quise tener una época de crío en la que imaginaba que mis juguetes estaban vivos y por tanto los peluches tenían que dormir cómodamente en mi cama conmigo, pero nunca he sido de peluches. (Todo esto entre 5 y 10 años antes del estreno de Toy Story).
Y de todos los peluches que puedo conservar, este sin duda es uno de mis favoritos. No recuerdo de donde salió. Ni el tiempo exacto que lleva conmigo. Pero a pesar de que lo tengo guardado en un armario, me sigue encantando. Y en su día le puse hasta nombre. Para variar en mi un nombre en euskera.
Iheslari. Una derivación propia de Iheskari; que significa fugitivo. Nombre que; a pesar de no haberse escapado nunca; me encanta tanto como la forma que tiene tan real y suavecita.
¡¡Qué recuerdos!!

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