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martes, 16 de marzo de 2021

La Felicidad y en qué punto me encuentro respecto a ella...

Soy una persona de gustos sencillos. Si bien es cierto que me apasionan las pequeñas comodidades de la vida moderna como es la tecnología y como funciona, lo que más disfruto y me enriquece a nivel mental (llámalo espiritual si quieres) es cuando puedo estar relajado en un paisaje que me guste. Por ejemplo cerca de casa mirando la ría y el entorno, o en el pueblo viendo atardeceres sentado en cualquier sitio mientras me acompaña un buen libro que me tenga enganchado y disfrute sobremanera.
 
Es una sensación de plenitud; que independientemente de los problemas que tenga o que haya en general; me satisface hasta un punto que no sabría describir. Y si tuviera que hacerlo sería con una frase del estilo: "Que se pare el mundo si quiere, yo estoy aquí y no hay nada más."
 
|  F-2.2  |  1/50 segs  |  ISO: 126  |  Oukitel K1000 Max |   ¡¡Con las nevadas de Enero, este paisaje se tornó varias veces espectacular!!
 
En cuanto a mi pasión por la tecnología es referente a la Informática en su estado más amplio. La Informática y como evoluciona gracias a la electrónica y/o la codificación digital. Desde que tengo memoria me inquieta mucho esta tecnología, y no solo a nivel técnico como ciencia, sino a nivel social por como afecta a las personas y como se van adaptando a ella. Desde sus Smartphones hastas sus Consolas e inclusive sus Electrodomésticos que tengan a bien usar en su día a día en sus domicilios. Quien más o quien menos tiene que lidiar con la Informática de algún modo, y quién no lo hace es porque delega en personas cercanas que les ayuden con los "aparatos" que no entienden o no quieren entender.
 
Quizá vaya más allá, puesto que todos tenemos que lidiar con la gestión diaria de nuestros dispositivos electrónicos mediante un buen Software que haga las veces de su Sistema Operativo y nos facilite el control de los mismos.
 
Como ya he dicho, desde que era muy pequeño me ha encantado la gestión Informática, la creación de carpetas/directorios para la gestión y almacenamiento de ficheros. La comprensión de como se desarrollan diferentes sofwares con la programación en los distintos lenguajes de programación y motores gráficos de turno...
 
Todo me parece mágico a pesar de conocer la lógica que hay detrás de la programación, ya sea de manera Secuencial u Orientada a Objetos. Me encanta!!
 
Y voy otro poco más allá, ya simplemente me parece impresionante que si somos capaces de comprender al 100% el funcionamiento y las posibilidades de nuestros aparatos electrónicos, podemos aspirar a un control y uso que 20 años atrás aún eran Ciencia Ficción. Todos estos avances me resultan increíbles.
Un ejemplo casero y cercano que nos afecta a todos, los televisores. Si conocemos como funcionan (más allá de encender y apagar y saber sintonizar los canales), ya tenemos una ligera atracción a esta ciencia que a mi tanto me ha apasionado desde que era bien pequeño y caía un aparato electrónico en mis manos.
 
Las televisiones de hoy en día, conectadas a Internet, o simplemente dependiendo de otros diversos aparatos electrónicos que les conectemos pueden hacer cosas que cuando era pequeño ni nos imaginábamos.
¡Joder! En mi familia todavía conservamos una televisión de tubo en Blanco y Negro, donde para ver cualquier canal, había que sintonizarlo con una ruleta similar a las de las radios.
Televisión que aunque ya no vale para nada porque carece de todas las conexiones modernas que se utilizan hoy día; me sigue dando pequeñas dosis de Felicidad Nostálgica cuando la veo expuesta y me acuerdo de momentos de felicidad que nos brindaba en familia.

Sí, son momentos pasados de mi vida. Pero la nostalgia que me produce cuando la veo me resulta muy placentera y me da sensaciones de felicidad por todo lo vivido. No los echo de menos como para que estas pequeñas dosis de felicidad se vuelvan melancolías, por lo que atesoro todos y cada uno de los recuerdos que me provocan. Me hace muy feliz en general ver de donde vengo, donde estoy, y donde quiero enfocar todos mis esfuerzos en cualquier temática. Disfruto mucho de eso...
 
No obstante, a pesar de todo lo escrito ya, hoy no vengo a hablar de Informática, ni de FotoMuseo 3D, ni de Cine, Videojuegos o cualquier evento cultural que pueda endulzar el comienzo del que está siendo otro año jodido de pandemia. No...
 
Hoy quiero centrarme a hablar simplemente de la Felicidad. Lo que significa para mi... Lo que yo comprendo como felicidad... Lo que implica en mi día a día y en que punto me encuentro respecto a ella durante los oleajes que vivimos a lo largo de nuestra vida...

|  F-2.2  |  1/114 segs  |  ISO: 62  |  Oukitel K1000 Max |
 
Variedalia; como mi pequeño rinconcito personal en el ciberespacio; ha sido dueño y testigo de mi evolución desde aquella primera entrada publicada aquí hace ya 15 años (cuando el blog tenía el fondo Negro y las letras amarillas). Mi tesón, mi constancia y mi dedicación han conseguido dejar plasmado un pequeño gran legado de proyectos, trabajos, vivencias y pasiones que me definen como persona. Todo ello explayado a lo largo de todas las entradas que aquí conviven día a día y siguen creciendo poco a poco con el tiempo.
 
Entradas que me definen a la perfección. Definen y pautan mi evolución en muchísimos aspectos... Así como dejando un legado que me sigue gustando revisar echando la mirada atrás de vez en cuando.
 
Y es aquí donde entra el asunto de la Felicidad que quiero tratar en esta entrada. Como la veo yo, como la obtengo y qué hay más allá de lo que cada uno entendemos como Felicidad. Ya que en mi caso siempre he tenido claro que la felicidad no es un estado propiamente dicho. Es un proceso o recorrido completo que nos lleva de un punto A, a un punto B, C, D... Z; y nos hace evolucionar día a día...
 
No sé...
Yo veo la felicidad como esa sensación de plenitud que nos abordan en momentos concretos de nuestro día a día en la vida. Resultados de un trabajo... Momentos buscados o imprevistos... Momentos tristes que evolucionan a una felicidad completa... Momentos de calma o de caos que sacuden o acarician nuestro mundo... Me da igual...
 
En mi caso soy igual de feliz disfrutando de un paisaje unos minutos sentado en un banco tras venir completamente sudado de dar un paseo, o de andar en bici, cansado y con algún dolor muscular; o cuando me siento completamente pleno en los múltiples abrazos que nos damos mi pareja y yo.
 
Soy igual de feliz cuando veo sonreír a mi pareja o ilusionarse por esas pequeñas cosas que le apasionan, que cuando no nos ponemos de acuerdo con la película que vamos a ver y acabamos haciendo tratos...
 
Soy igual de feliz realizando pequeñas cosas como enfrentar mis temores de infancia y cruzar la ría con el Gasolino de Erandio; que lanzarme a hacer realidad un gran plan en familia, con amigos o en pareja del modo que sea; o incluso que sentarme a trabajar con el ordenador con el fin de CREAR cosas...
 
|  F-2.2  |  1/114 segs  |  ISO: 62  |  Oukitel K1000 Max |

Todos son momentos de felicidad diferentes. Pero todas ellas; desde la más grande a la más pequeña; me hacen sentir esa plenitud que tanto me gusta disfrutar desde que tengo memoria. Y quizás sea porque he sabido valorarlas desde siempre, pero sé encontrar el camino para buscar esos momentos. Ya que como ya he dicho, la clave está en disfrutar del recorrido, y solamente ahí es cuando esos momentos aparecerán ante nosotros. A veces antes, incluso si aún no hemos terminado de andar el recorrido planteado.
 
Destaco, que al igual que todo el mundo, en mi vida, he tenido muchos momentos jodidos de verdad. En los que la tristeza me sumía en un todo. Un agujero profundo que nos ahoga, y del que no sabemos como salir. Y es que, ciertamente en esos momentos es cuando más necesitas un abrazo o la compañía de alguien. Alguien que solamente esté. No alguien que te diga: "Anímate", "Las cosas mejorarán...", "No estés triste", ni todas esas perlas absurdas de sabiduría que te sueltan con toda la buena voluntad del mundo, pero que ayudan una puta mierda, porque cuando estás mal, sabes que estás mal...
 
Yo creo que nunca he llegado a la depresión en esos momentos jodidos. Y en ese aspecto también me siento muy afortunado porque la depresión; cada vez más; se está convirtiendo en un mal endémico que la sociedad actual está destinada a sufrir. Y todo porque las nuevas y no tan nuevas generaciones solo disfrutan de la instantaneidad y placeres de consumo rápido que nos brinda la Tecnología a nivel usuario cuando gestionan Redes Sociales y similares. Si a todo esto, añadimos los confinamientos que estamos sufriendo con la pandemia, es normal que cada vez más haya más problemas psicológicos en las personas con el paso del tiempo. Incluso aunque no lo veamos a nuestro alrededor...
 
En fin, como ya digo creo que nunca he llegado a la depresión, pero sí que ha habido muchos momentos negros que me han absorvido el alma durante una larga temporada. Aunque de un modo u otro al final consigo encuadrar esos momentos de debilidad y sacar cosas positivas que me hacen elevarme
Por ejemplo, cuando no puedo sentarme en un relajante paisaje, me centro en mis proyectos. Ya sea desde el más humilde Relato Corto que escriba, hasta el más ambicioso de los vídeos que pueda editar. Todo me ayuda a concentrar mi mente en esa tarea relajando los problemas y preocupaciones que seguirán estando ahí hasta que sepa darles carpetazo, o hasta que sea capaz de solucionarlos si fuera posible.
 
Quizás por eso me apoyo tanto sobre mis pasiones Multimedia y mis proyectos personales, porque al igual que llorar, son actividades liberadoras que me depuran completamente. Me depuran incluso cuando las preocupaciones seguirán estando ahí después de recuperarme anímicamente, ya que me da claridad de ideas,  o me ayudan a enfocar los problemas desde otro ángulo/perspectiva.
 
Antaño me era más complicado hacer esto. La soledad que sentía era muy mala y no me ayudaba a acelerar este proceso de elevación mediante mis Proyectos o mis Pasiones. Ni siquiera a pesar de que nunca me he rendido en conseguir aliviar la presión y respirar tranquilo por todo lo negativo que me acontezca. Era una sensación horrible que acababa afectando a mi cuerpo. Ya fuera con sensación de nervios en el estómago, como un malestar general que me hacía sentir como cayendo por un vacío... Muy curioso...
 
Hoy día es distinto, ya no siento esa soledad que sentía antaño; no la siento incluso a pesar de que a lo largo del tiempo se hayan roto lazos con personas con las que pensaba envejecería en cuadrilla.
 
Y esto es algo bueno, ya que hoy día solo tengo que echar ancla momentáneamente en el lugar en el que me encuentre, observar mi alrededor mientras respiro hondo, y realizar la actividad de encontrar la belleza o lo que me resulte curioso al alcance de mi vista, sin centrarme en nada más. Os aseguro que buscar o provocar esos momentos de calma en los que solo nos centremos en eso, son una puñetera catarsis que ojalá más personas pudieran llegar a sentir como para hacerlos metodologías de vida o bienestar personal.

No lo sé...
Creo que he cambiado a mejor. Si bien es cierto que algunas decisiones o salidas de tono que he tomado en los últimos años no han sido las más adecuadas (y es que no puedo con los secretos y las mentiras), sí que es cierto que ello me ha llevado a recorrer caminos nuevos de los que he aprendido un montón. Y es que toda experiencia, provengan de algo positivo, negativo o neutro, siempre son enriquecedoras. Todas sin excepción traen algo positivo. Solo hemos de saber apreciarlo para integrarlo en nuestro estado de ánimo.
 
Por ejemplo, una de las actividades que me da la vida cuando la practico es la Fotografía. Como ya he dicho en más de una ocasión, es una actividad que me apasiona desde que salgo por la puerta con la cámara y el móvil (ya que muchas fotos chulas las he sacado con el móvil), y siento el mismo placer y descanso cuando practico la actividad, que cuando disfruto del resultado final de mis fotos.

|  F-2.2  |  1/330 segs  |  ISO: 59  |  Oukitel K1000 Max |  Este paisaje siempre me hace feliz. Siempre, siempre, siempre!!

Creo que la Fotografía como actividad, es un retrato claro de mi inquietud en disfrutar del aquí y el ahora cuando necesito liberar pensamientos y vaciar la mente en algún lugar que me guste o del que quiera sacarle su belleza.

No he cambiado mucho con el asunto de la felicidad. Sigo siendo igual que cuando era txiki, solo que más consciente de lo que necesita mi mente, necesita mi cuerpo, y con más herramientas disponibles para llevarlo a cabo. Lo que me hace pensar que generalmente soy una persona feliz a pesar de las circunstancias jodidas que me toque vivir a lo largo de mi vida.

O por lo menos es lo que intento conseguir a pesar de las malas circunstancias que se presenten eventualmente. A veces cuesta mucho, por eso añado que es algo que hay que aprender poniéndolo en práctica...

Aunque un último punto importante respecto a la felicidad, es el apoyo diario que nos brindamos mutuamente mi pareja y yo. No es que sea alguien a quien le guste ceder preocupaciones a nadie, y mucho menos cargárselas a mi pareja. Pero reconozco que la sana relación de confianza que mantenemos desde hace tantos años, es algo liberador para ambas partes.
 
Y esto aunque no es algo primordial también en la felicidad, sí que es un valor añadido que facilita y mejora muchísimo esta búsqueda. O por lo menos la diferencia de la búsqueda que haríamos si estuviéramos solos. Y lo digo, porque incluso que alguien te acompañe, que quiera escucharte, es liberador. Y una sensación de cariño que no puedo describir mucho si no lo has vivido. Pero que mi pareja me escuche cuando algo me preocupa, y que pueda corresponderle haciendo lo mismo es un don. Un enorme don que quiero atesorar por todo el tiempo que sea posible.

Además en nuestra relación, ambos sabemos escuchar sin emitir juicios salvo que el otro nos pida o espere que valoremos lo expuesto. Muchas veces, el desahogarte de algo que te preocupa solamente requiere de alguien que te escuche sin juzgar nada. Que te haga sentir que está ahí y punto. Si todas las personas tuvieran este don, os aseguro que muchas se ahorrarían los dineros invertidos en terapias. No sabría tampoco describir la sensación de este punto...
Es como si alguien te diera un abrazo, o te rodeara con el brazo sin ahogarte, sin asfixiarte. Os parecerá una gilipollez, pero ¿habéis visto la primera película de Guardianes de la Galaxia?

El momento final de la batalla en el clímax de la película, cuando han ganado y Rocket está sentado con un fragmento de lo poco que queda de Groot... Está desconsolado llorando por haber perdido a su amigo. Y de pronto llega Drax, se sienta dolorido a su lado, y sin mediar palabra alguna, con suavidad le pone la mano en la cabeza a Rocket y empieza a acariciarlo como a un animalillo. Rocket eleva las orejas en señal de sorpresa, pero lejos de ofenderse, se deja acariciar.

Esa simple y sencilla escena, sin palabras, y obviando la carga de acción/humor que ha tenido todo el metraje, es simplemente magistral por su simpleza y su trasfondo.

Lo que me lleva a reiterar una vez más la idea general de lo que he defendido durante más de una década en el Blog y en mis trabajos personales...

La felicidad puede llegar sin avisar, en solitario o en compañía. Solo tenemos que concentrarnos y disfrutar de los pequeños procesos que hacemos para obtener nuestras pequeñas dosis, que liarnos la manta a la cabeza pensando que debemos buscarla sin cesar como si fuese un estado absoluto e invariable.

Como ya he dicho la Felicidad no es un estado. Sino disfrutar del proceso que nos lleva por un itinerario. Porque incluso tras un momento doloroso y profundamente triste, siempre puede haber algo que nos provoque alegría. Algo que de pronto te haga sentir pleno y feliz...
 
Irónicamente, no valoraríamos igual la felicidad y los momentos buenos, si no existieran los momentos malos para equilibrar la balanza, ¿no creéis?
Creo que esta puede ser la razón por la que mucha gente rica de nacimiento no sabe ser feliz. Porque ha nacido con unas comodidades y lujos que no les ha hecho ver cosas jodidas de verdad como para equilibrar esa balanza... Pero vamos, esto es un pensamiento/prejuicio mío.

|  F-2.2  |  1/8 segs  |  ISO: 440  |  Oukitel K1000 Max | Los perros sí que saben... El aquí y el ahora... No hay nada más...

Pues eso, mi punto respecto a la felicidad siempre es el mismo en el que me encuentro. Es disfrutar lo más que pueda del camino, tarea o proceso que esté siguiendo en ese momento, e intentar que cuando algo me agobia y/o puede afectarme tanto como para sentirlo físicamente, identificarlo como para evitarlo si fuera necesario, y en caso negativo lidiar con ello de la manera menos dolorosa posible.

No sé, seguro que cualquiera que se haya leído esto me tildará de excesivamente "profundo", pero es que tengo mis convicciones muy claras. Siempre estoy abierto a cambiarlas y dialogar. Pero tiene que haber algo enriquecedor en el otro lado antes de lanzarme a ello. Y el hecho de tener una pareja con la que poder hablar de cualquier cosa sin ningún tipo de barrera o preocupación es un don que ayuda muchísimo como ya he mencionado antes. No es algo excluyente, ya que sin pareja doy fe de que también podemos conseguirlo. Pero ciertamente tenerla y que la relación sea tan íntima y buena entre los dos, ayuda un montón.

Otro punto que quiero matizar antes de terminar este pequeño escrito, es el tema de las discusiones o actitudes en redes sociales. Todo ello canalizado por la inmediatez de las nuevas tecnologías... Y es que, a veces olvidamos que las tecnologías deberían ser herramientas que nos ayuden a facilitar muchas labores. No a mitigarlas como si fueran algo que nos ahorra tiempo en otro ámbito...

Por ejemplo... WhatsApp (Guasap para los amigos) o Telegram, he visto a gente cortar lazos con amigos y familiares por el simple hecho de no hablar las cosas en persona. Guardarse pensamientos negativos sobre cierto tema que implica a un segundo, y acabar viendo como esa relación se corta entre 2 personas porque la primera no tuvo los huevos de hablar en persona con la segunda para decirle lo que sentía/necesitaba.

Nunca he dado, ni daré valor a las relaciones que solo funcionan en Guasap o similares. Si tengo ambas herramientas de mensajería es para mantener vivas las relaciones que tengo con personas con las que he vivido y convivo diariamente, ya sean amigos o familiares. Así que cuando veo este tipo de reacciones tan radicales de cortar lazos en gente cercana pienso: "¡Qué lástima llegar a este punto!"
Y si la reacción radical es con gente lejana pienso: "¿Qué necesidad hay?"

No. De verdad que en este punto tengo muy claro que debemos ser TRANSPARENTES como el agua si vamos a mantener una relación social únicamente a través de medios digitales. Eso de guardarse un pensamiento negativo hacia alguien, y dejar que se pudra en vez de hablarlo con esa persona (seguramente ajena a esa situación) es algo que me demuestra lo poco que vale la sinceridad para mucha gente.

Y es que la Felicidad no se encuentra en la inmediatez o en los secretos que se guardan en las relaciones digitales. Si quieres que esa relación se mantenga o prospere no te retraigas sobre ti mismo y habla con esa persona. De verdad, os aseguro que funciona... Lo que no podéis pretender es que no digáis las cosas y luego los demás tengan que darlas por hecho. Las relaciones no funcionan así...

Las mejores relaciones, las más felices, son las que hay confianza y sinceridad en ambas partes. Si empiezan a haber secretos, en algún momento esas relaciones se van a debilitar.

Pero bueno, no quiero desviarme ya que hablamos de la felicidad y como el tema de las Redes Sociales y los contactos en mensajería pueden afectar a la felicidad...
 
Y es que, yo utilizo las redes sociales para seguir a artistas, actores, periodistas y gente de la que disfruto su trabajo. Me encanta disfrutar de todo lo que nos puedan ofrecer. Pero aquí, acabo sintiendo desazón cuando con algún trabajo o publicación me pongo a leer comentarios de la gente...
 
La cantidad de odio que puede haber en Redes Sociales; sobretodo si la gente politiza la temática; es brutal!!

La cantidad de discusiones en la redes sociales, o las contínuas disputas de gente que no se conoce entre sí por llevar la razón con unos ideales que no tienen porque coincidir con el resto de mortales, es abrumador...

Y da igual la temática. Ya sea algo tan turbio y de tantos tonos de gris como es la politíca, como ya sea algo tan entretenido como puede ser, por ejemplo, el cine... Os lo aseguro, es lamentable de verdad!!
 
Tú cuando ves una película puede gustarte o no. Y no tiene porque ser una buena o mala película. Pero si a ti te gusta es lo que vale. Los gustos no tienen que rendir cuentas a nadie, son tuyos y punto. No entiendo a esa gente que se rasga las vestiduras cuando alguien da una opinión contraria a lo que ellos o sus ídolos influencers piensen.
 
O que saltan sin más cuando les critican...
 
Joder, ¿a ti te gusta? ¿Lo has disfrutado? ¡Pues ya está! ¡¡Es lo que vale y punto!! Deja que sean otros los que pierdan años de vida luchando a capa y espada las cosas que les gustan y las que no contra gente que no conocen...
 
De verdad que deshumanizar a las personas que están detrás de los post o publicaciones, es algo que me lleva a los demonios, por eso cada vez menos leo comentarios de nada. Veo la publicación, y cierro la aplicación. Todo lo demás me da igual. Prefiero volar a mi aire y coger perspectiva de lo que me rodea sin estos comentarios chorras de gente que no conoce, o conoce demasiado bien sus propias limitaciones.

|  F-5  |  1/4000 segs  |  ISO: 640  |  262 mm  |  Nikon + Teleobjetivo  | Esta foto fue la 1º que saqué para probar mi 1º Teleobjetivo... Es una foto sencilla, ¡pero me encanta!

Si todo el mundo aprendiera a relajarse y disfrutar de lo que se nos presenta sin más prejuicios y destinos que disfrutar de lo que se nos presenta habría menos problemas en el día a día.
 
De hecho, la clave está precisamente en aceptar que no podemos moldear el mundo a nuestra imagen y semejanza. De hecho moralmente no debemos. Ya que hay muchos seres vivos en el planeta y eso es una imposición, una dictadura.
No... El mundo ha de ser cambiado desde el respeto, la sinceridad y la empatía, pero HACIENDO... Siempre haciendo cosas para mejorarlo.Y pueden ser cualquier cosa, desde las actividades que que nos apasione hasta algo que haga bien a alguien...
(Y este párrafo lo digo porque en uno de mis escritos reflexivos hace unos años, al acabarlo llegaba a una conclusión final donde básicamente reconocía "que el mejor modo de cambiar el mundo es cuando cada persona trabajamos y aportamos con nuestras pasiones..." Tal como he vuelto a repetir ahora. Y en aquel entonces alguien me dejó un comentario "que lo mejor es moldear el mundo a nuestra imagen y semejanza" dejando patente que no había entendido absolutamente nada de lo que había querido transmitir con mi escrito. Y eso en un relato reflexivo... Imagináos el día a día en Redes Sociales con gente del mismo corte o peor. ¡¡Las que se organizarán diariamente!!)

No sé, veo eternas y encarnizadas discusiones en Redes Sociales (discusiones que no debates, ya que un debate enriquece, y las discusiones solo cuecen), guerras entre influencers y sus seguidores... Y eternos conflictos entre un montón de personas que por las razones que sean no pueden evitar generar y entrar a las grescas...
De verdad, mucha gente critica mierdas televisivas como el SÁLVAME, y luego hacen lo mismo pero en Redes Sociales con agresivas publicaciones o entradas en las que evidencian esa ira que les mueve.

¿De verdad compensa lidiar con tanto odio y malestar? ¿Les debéis algo a alguien para sacar ese lado tan negativo de vuestro interior e intentando sacarlo del interior de los que os rodean lo quieran o no?
 
Estoy seguro de que aquí hay muchas personas que son felices odiando o generando tanto odio. Pero no sé gente, siempre he pensado que la felicidad debe ser para uno mismo sin afectar a los demás. Buffff, solamente pienso en lo mucho que me gusta la tecnología, y lo poco que me gustan algunos aspectos hacia los que se está dirigiendo la sociedad con estos temas tan volátiles.
Porque todo el tiempo y energías que se ahorran con las nuevas tecnologías, veo que cada vez mas lo invierten generando odio en las Redes Sociales...

Sin más...
Sea como fuere, yo ya sé cuál es mi camino hacia la felicidad. Y no rinde cuentas a nadie. Solo debo seguirlo, y concentrarme en disfrutarlo entero incluso cuando se nos presentan sorpresas o altibajos en la ruta. Si encima añado que mi pareja me acompaña en ese camino desde hace 6 años ya (¡como pasa el tiempo!!), es para disfrutarlo más si cabe.

Y es que, ¡¡La verdadera felicidad no es el cuando, ni el como, sino el placer de los pasitos dados cada centímetro del recorrido!!
 
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NOTA: "Todas las fotos de esta entrada (a excepción de la última UDONDO) han sido sacadas con el teléfono móvil, ya que carecía de la cámara en ese momento."



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domingo, 7 de marzo de 2021

El Cochecito de Feria - By Russell

Esta es la historia de un Cochecito...
 
Como tal, este tenía motor, 4 ruedas, 2 pedales (acelerador integrado en su cuerpo y un freno anclado al lugar donde se encontraba), un espacioso capó y vivía su vida al ralentí dando vueltas en un TioVivo. La gente miraba el Cochecito y le generaba buen rollo. Daban por hecho que era lo que ahí se encontraba, que era tal como lo veían. Pero la magia de lo desconocido nos dice que siempre hay más de lo que vemos en un primer vistazo. No importaba, a nadie le importaba esto; el TioVivo daba vueltas, y el Cochecito se movía con él.
 
Y así pasaban los días, mientras el TioVivo girara, la vida para el Cochecito era suficiente.
 
Sin embargo, había veces que en los momentos de calma en los que el TioVivo estaba detenido y las luces de la feria apagadas, el corazón del Cochecito le gritaba que "podía descubrir más..., podía ver más..., podía visitar más lugares si salía a dar una vuelta por cuenta propia..."
 
Y dicho y hecho...
 
Un día el Cochecito se armó de valor y decidió salir a explorar. Atrás dejó el hueco vacío en el TioVivo y el pedal de freno que lo anclaba a él.
 
El Cochecito se sentía extraño. Todo era una nueva perspectiva para él. Por lo que, sin muchos riesgos, empezó a moverse despacito. Sus ruedas giraban lentamente y el Cochecito se movía en la dirección que marcara con su delantera. Si quería girar a la derecha solo tenía que girar las ruedas delanteras a la derecha. Si quería ir a la izquierda hacía lo propio con ellas...
 
¡¡Que bonito era el paisaje nocturno!!
 
Por primera vez descubrió lo que había al girar la esquina de la calle en la que había estado los últimos años con el TioVivo y, ¡¡simplemente era maravilloso!!
 
Las luces de las farolas anaranjando levemente las paredes azuladas de los edificios, los lejanos grillos haciendo ruido en las zonas verdes… Zonas verdes tan distintas a los edificios construidos por la mano del ser humano. Todo era maravilloso para el Cochecito, todo salvo el cielo oscuro. Le daba miedo mirarlo porque desde que tenía memoria lo único que veía al mirar arriba, era el techo con luces de colores del TioVivo decoradas con unas caricaturas deformes de los dibujos animados, cómics y películas del momento.
 
A pesar de su miedo a ese infinito cielo nocturno, le podía más la curiosidad y el disfrute por recorrer las calles. Cada calle, cada badén, cada paso de cebra, era todo un descubrimiento que atesoraba como oro en paño en su memoria. La noche estaba siendo magistral.
 
Incluso le resultaban curiosas esas señales metálicas redondas con un círculo rojo sobre fondo blanco y unos números en negro. No sabía lo que significaban pero con el tiempo durante esa primera excursión acabó descubriendo que eran límites de velocidad.
 
¡Bueno! ¡Pero que atrevido es el ser humano! ¿A él le iban a decir a que velocidad podía moverse por las calles? ¡¡Habrase visto!!
 
Esa señal y su razón de ser le habían molestado. Y el hecho de encontrarse varias en distintas calles principales de la ciudad le incomodaba cada vez más.
 
¿Que pasaría si excediera esas velocidades? ¿Alguien le diría algo? ¿Le llevarían de vuelta para anclarlo al TioVivo?
 
Por un momento se sintió vigilado, observado. Como si alguien tuviera excelso tiempo que perder en mirar lo que estaba haciendo aquel Cochecito explorando la ciudad fuera de su TioVivo.
 
¡Claro, la gente no tiene más huevos que freír, ¿verdad? Pero eso lo sabemos tú; mi querido lector; y yo. El Cochecito en ese momento no lo sabía, y con la excitación que le provocaba conocer sitios nuevos, menos...
 
A pesar de haber conducido por la ciudad nocturna a una velocidad que podía manejar, el Cochecito decidió poner a prueba esas señales y a quien quiera que estuviera absurdamente vigilándole ahora. Y empezó a acelerar...
 
El hecho de empezar a moverse más rápido dio vértigo al Cochecito que nunca había ido más rápido de lo que el TioVivo le había movido día tras día durante años. Nunca más rápido que la velocidad de crucero que había llevado durante toda la noche. Pero no podía frenar. No tenía frenos, así que afrontó ese miedo con el subidón de adrenalina que le provocaba y lo supero enseguida...
 
Cuando se acostumbró a esa velocidad aceleró un poco más...
 
¡¡Qué vértigo tenía el Cochecito!! Y sin embargo notó que se acostumbraba cada vez más rápido a la nueva velocidad.
 
¿¡Pero de donde sacaba la energía!? Se supone que los coches normales utilizan gasolina y/o electricidad y una batería que los alimenta para poder moverse; pero este, siendo un Cochecito que estaba destinado a girar en el TioVivo que lo sustentaba, carecía de esas características... ¿De donde obtenía la energía entonces?
 
Nadie lo supo jamás... En ese momento el Cochecito tenía más energía que nunca. A más velocidad, más frenético y excitado se sentía porque aquello, ¡¡era toda una nueva experiencia para él!!
 
Cada vez que se acostumbraba a una velocidad, pisaba el acelerador y alcanzaba una nueva sima más rauda... Las esquinas de las calles las empezaba a tomar casi a 2 ruedas, y hacía tiempo que había rebasado los límites de velocidad de esas molestas señales que le decían qué era lo que NO podía hacer...
 
¡¡Habrase visto X2!!
 
¡¡Guauuu!! ¡Esa velocidad era increíble para un Cochecito de Feria normal! ¡Más rápido!
 
El Cochecito aceleró más... Las calles empezaban a difuminarse a sus ojos, y luz de las farolas parecían rayas de color amarillo anaranjado que se unían entre si a sus ojos.
 
¡¡Que velocidad!!
 
A pesar de los avisos internos de su corazón, la mente del Cochecito estaba fija en sus faros (eran como sus ojos) que apuntaban iluminando la carretera. Sabía que podía ir cada vez más deprisa. Y de pronto, sin esperárselo descubrió un desvío que lo llevo a una carretera amplísima de varios carriles que podían alejarle de la ciudad hacia nuevos territorios...
 
No se lo pensó 2 veces, y aunque lo hiciera, no podía frenar. Además, por alguna inexplicable razón su energía aumentaba cada vez más como para evitar que fuera el cansancio el que le fuera frenando. En este caso concreto el cansancio era un simple espectador. Un simple aviso en su salpicadero que fue completamente ignorado por la adrenalina alimentando la mente acelerada de nuestro protagonista.
 
La autovía... ¡¡Un gran invento!! Una carretera hecha para coches como él... Donde correr a la luz de la Luna sin temor a remordimientos por las limitaciones de velocidad impuestas en la ciudad...
 
¡Un segundo! ¡Aquello de allí delante! ¡Era otra enorme señal de velocidad! ¡Pero esta tenía 3 dígitos en vez de 2... ¿¿¡¡Pero quienes se han creído que eran para limitar la velocidad del Cochecito!!??
 
A pesar del disfrute que estaba sintiendo, ahora empezó a ponerse de mala uva... Y aceleró más... Y más... Y más...
 
¡¡Era increíble!! ¡¡Se sentía más vivo que nunca el Cochecito!!
 
Esa libertad de poder moverse donde quisiera, como quisiera, era toda una experiencia. Se empezó a emocionar y los faros se le humedecieron. Jamás había sido tan libre. Y en un momento de debilidad entre lágrimas escuchó una fina voz en su interior que le decía: "Contrólalo... No aceleres más... Vuelve a tu ser y descansa... No fuerces aquello que necesita reposo..."
 
Esa voz, y los remordimientos que le hacían sentir le dieron miedo. Ya que se sentía genial tal como estaba sin rendir cuentas a nadie, y decidiendo acelerar a voluntad en pos de alcanzar un estado superior. Finalmente con la adrenalina que recorría cada centímetro de su motor, de su carrocería, arrancó valor de su flaqueza y decidió que ni siquiera una voz desconocida de su interior le iba a decir como conducir por aquellos carriles.
 
No sé cuantos kilómetros recorrió aquella noche, pero el coche había seguido acelerando y acelerando hasta que la Luna se ocultó y empezó a despuntar el alba. Algo que provocó que el cielo empezara a clarear...
 
El Cochecito reparó en aquello... Vio como el oscuro y negro cielo empezaba a cambiar de color... Pero iba a tanta velocidad que no podía apenas apartar los faros de la carrera.
 
Era impresionante, el cielo estaba cogiendo un color azul oscuro precioso hasta que pasó a un tenue amarillo decorado por una enorme bola de luz en el cielo. Creo que le llamaban Sol a aquello...
 
El Cochecito quería mirar ese cielo cambiante (de amarillo pasó lentamente a azul claro) porque también había cosas blancas flotando en él. Nunca las había visto. Y quería observar, pero sus faros estaban fijos en la carretera y por más que intentara fijarlos en el horizonte para verlos en la distancia su increíble velocidad se lo impedía...
 
¡Que ironía!
 
Lo que había hecho sentir libre y vivo al Cochecito, era lo mismo que ahora lo hacía sentir atrapado en una situación que no podía controlar.
 
"No seguiré apretando el pedal del acelerador" -Pensó- "y poco a poco iré perdiendo velocidad hasta quedarme quieto..."
 
Sin embargo, él no era un coche normal. Era un Cochecito de feria del que desconocíamos de donde obtenía su energía, y en este punto aunque no pulsara el acelerador, la velocidad que mantenía sería constante. Había rebasado todos los límites de su motor y por una razón que desconocemos la velocidad nunca bajaría.
 
El Cochecito empezó a ponerse nervioso. Y extrañamente, en toda la noche no se había encontrado con humanos a su alrededor para poder pedir ayuda. De haberlos, tampoco habría podido porque serían simples siluetas desenfocadas al pasar muy rápido a su vera. Ni siquiera había coches comunes en la carretera. Estaban la Autovía, el Cochecito, el Sol y las Nubes desenfocadas que no podía disfrutar nuestro protagonista.
Nada más...
Nada menos…
 
"Basta..." -Murmuró suavemente el Cochecito...
 
"Bastaaaa..." -Alcanzó a soltar con un hilillo de voz...
 
"¡Por favor!" -Dijo con voz normal...
 
"¡¡POR FAVOOORRR!! ¡¡BASTAAAAAAAAAAAAAA!!" -Gritó el Cochecito apagando los faros y no fijándose en el carril que estaba recorriendo...
 
¿Y qué es lo que pasó?
 
A una velocidad constante, sin opción de aminorar, sin un pedal de freno, y habiendo perdido todo control sobre sus nervios y sus sentimientos el Cochecito se sintió sobrepasado por la situación... ¡¡Y se estrelló!!
 
...
 
...
 
...
 
...
 
Un gran y estruendoso golpe contra algunos de los quitamiedos de hormigón de la Autovía que lo frenaron en seco.
 
El Cochecito quedó hecho trizas.
 
El humo se alzó bastante en el lugar del accidente. Lo que alertó a muchas personas que ahora sí que había en las inmediaciones. ¿Es quizás que los faros decidieron voluntariamente ignorar sus presencias independientemente de la voluntad y deseos del Cochecito? Nunca lo sabremos. Pero ahora había personas en las inmediaciones…
 
Entre oscuridad y oscuridad de sus faros, de vez en cuando había una luz, y sentía que había mucha gente a su alrededor. O quizás era cosa de su imaginación y no había nadie. ¿Quién sabe? Además, el Cochecito sentía que no era dueño de su carrocería. No podía moverse, y las pocas veces que usaba sus faros entre desmayo y desmayo podía ver esas Nubes blancas flotando en el cielo azul...
 
¡Eran algo maravilloso! ¡Tan delicadas, libres y curiosas que no las comprendía!
 
¡Y se lo había perdido por querer desafiar a unas insignificantes señales de tráfico que limitaban la velocidad a la que se podía conducir!
 
¡Se perdió incluso la oportunidad de ver estrellas! A nada que hubiera conducido a velocidad de crucero a una carretera sin farolas, ni iluminación artificial de ningún tipo, habría visto algo de esperanza dibujadas con estrellas en ese negro cielo nocturno que tanto miedo le había dado. Y es que, siempre hay algo más que no vemos antes de emitir nuestros juicios y temores, la cuestión era ¿qué tipo de persona, animal y/o Cochecito de Feria decidimos ser cada uno de nosotros en nuestro día a día?
 
Ahora mismo ese planteamiento era tarde para nuestro protagonista estrellado. Se sentía hecho trizas. Estaba hecho pedazos. Y encima, alguien desconocido le estaba suministrando algún tipo de mejunje que lo hacía quedarse K.O todo el día. Somnoliento y con ganas de dormir en todo momento...
 
El Cochecito apagó los faros por última vez...
 
...
 
...
 
...
 
... 
 
Cuando volvió a abrirlos se encontró de nuevo en su rinconcito dentro del TioVivo. No sabía lo que había pasado, pero sí que habían pasado unos meses desde que fuera parado en seco con aquel brutal golpe en placas de hormigón en aquella autovía...
 
No sabía lo que había cambiado en su interior. Pero la vida volvía a ser normal. Ese día, en cuanto el Cochecito despertara completamente, la Feria de la ciudad abriría y el TioVivo empezaría a girar una vez más haciendo felices a muchos niños y a sus padres.
 
Y no me entendáis mal. El Cochecito amaba su vida. En ese TioVivo estaba bien. Centrado. Estable. Y los niños disfrutaban mucho de los paseos que podía ofrecerles cuando el TioVivo giraba. La imaginación de un niño puede ser magistral y totalmente satisfactoria si formas parte de su creatividad.
 Pero en el fondo, deseaba salir del TioVivo y volver a explorar mundo. Eso le colmaba de energía, placer y libertad. Solo que no podría hacerlo con seguridad hasta descubrir como superar el Orgullo Interior que tenía hacia unas señales de velocidad impuestas por gente que no conocía y que; quizás; no le vigilaban tanto como él pensaba que hacían.
 
Si superaba ese orgullo, si superaba sus miedos internos... Y sobretodo, si conseguía establecer un Sistema que le permitiera reducir velocidad con seguridad, podría volver a salir a explorar cuando la feria cerrara. Pero encontrar ese Sistema no dependía solamente de él. Necesitaría ayuda. Y el Cochecito de una vez por todas aceptar que lo ayudaran, a pesar de sentir que él solo podía con el mundo.
 
Solo así, superadas estas barreras y una vez descubierto el Sistema funcional para poder frenar fuera del TioVivo, el Cochecito debería asumir que lo tendría que utilizar de por vida si no quería volver a desestabilizarse del control de velocidad que lo hacía sentir libre.
 
¿Correr? Sí claro, pero no sin unos mínimos límites de seguridad.
 
En resumidas cuentas, no abandonar el Sistema cuando el Cochecito engañosamente se sintiera bien. Ya que ese Sistema le permitiría tener el control total de su movimiento y de su libre albedrío con total seguridad. 
 
Seguridad que le permitiría disfrutar incluso de esos momentos de libertad y adrenalina que podría intentar alcanzar de vez en cuando. Asumir que nunca sería como un coche común en las carreteras, y disfrutar de todo lo que el mundo le tendría reservado. Y con las personas con las que se lo tuvieran reservado, siempre tras adaptarse a ese Sistema funcional.
 
Ya que...
 
¿Cuantas veces más podría estrellarse un Cochecito de Feria sin control antes de que las secuelas de cada accidente le pasen factura o pueda perderse a si mismo?
 



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