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domingo, 22 de junio de 2008

Relato "Jamas te rindas". Parte 2-3. By Russell

12 y media de la mañana del sábado.
Ha pasado una hora y algo desde que la misa terminara. Durante su auditoria, no podías más que aborrecer las huecas palabras a escuchar en la iglesia en la que te encontrabas.

"¿Qué coño sabrá él?" "No se le ocurrirá pasar el cepillo hoy ¿verdad? De ser así, me acercaría gustoso a soltarle un par de Ostias sagradas de mi puño letra."

Entre pensamiento y pensamiento vuelves a dejarte llevar por los recuerdos y el momento en el que divisaste el fin de esa relación. 

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" "¿Tenemos que hablar?" Por favor potxola, no me digas esa frase que nunca trae consigo nada bueno..."
"..."
“¿Por qué bajas la cabeza?”
“Yo...”
“Mírame, por favor... ¿pasa algo?”
“Yo...”
“Ángel... Me estas asustando... ¿Que ocurre? Ven aquí... Estoy aquí a tu lado...”
“Se me acercan las prácticas...”
“Ya. Lo sé. Si te lo confirma, en la empresa de tu tío.”
“Sí... Pues ya lo ha hecho...”
“¡¡Ostias!! ¡¡Pues de puta madre, ¿no?!!”
“Si pero...”
“Bueno, serían unos meses tan solo... A la vuelta aquí te estaría esperan...”
“No...”
“¿Qué?”
“Me llamó anteayer. Me ha dicho que le interesaría que hiciera las prácticas... Me pagaría un algo...”
“Eso está bien...”
“...y al terminar el periodo me haría un contrato indefinido.”
“¡¡Ostias!!”
“...eso... significaría...”
“Significaría una oportunidad única...”
“Pero...”
“...que no deberás desaprovechar. Trabajo nada más terminar las prácticas; además pagadas; y en la empresa de tu tío.”
“Pero...”
“No te aflijas ángel.”
“Pero yo...”
“Si te decides a hacerlo, sabes que te apoyaré hasta el final. El que tengas que cruzar el charco para lograr ese sueño es un buen paso.”
“Lo sé. Pero nosotros...”
“Hasta que llegara el momento, disfrutaré de cada abrazo que quieras cederme. Mentiría como un bellaco si dijera que no me importa. Sin embargo, aún más ruin sería no apoyarte. Creo que es una muy buena oportunidad de veras.”
“Pero significaría que nosotros...”
“Hagamos una cosa. Guardemos estas palabras hasta el último día. Olvidemos el presente, y abracémonos como si no hubiera futuro. Aunque lo tengamos en mente constantemente, no decidamos tocarlo hasta el último momento. ¿Vale?”
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Un balonazo te despierta de la nube en la que te encontrabas inmerso.

- ¡¡Perdón señor!! –Grita un chaval de 8 años que jugaba al balón con sus amigos.
- ¡¡¿Señor?!! –Te preguntas todo extrañado.
- ¡¡Jajajajaja!! ¡La verdad es que... –Añade Asun, una de las personas que conformaban la cuadrilla en la que te encontrabas inmerso- ...podrías pasar por un abuelo! ¡¡Jajajajaja!!
- Sí, entre los problemas de próstata que me hacen levantarme 12 veces cada noche. La dentadura postiza de repuesto que tengo guardada en el gallumbo junto al huevo izquierdo. Y la pierna ortopédica que tengo que engrasar con el 3 en 1... ¡Sí! Me estoy haciendo viejo.

En un momento de carcajadas, comentarios agudos y bromas con la gente que te rodeaba sientes una calurosa cabida en el ambiente. Todo te es muy familiar aunque hayas estado dos veces contadas con todas estas personas.

A lo largo del día, solo en los momentos en los que los ánimos decaen un poco por el recuerdo de la persona a la que se conmemora, es cuando tu mente vuelve a jugarte melancólicas pasadas.

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"Ángel..."
"ummmmm... quita..."
"Ángel..."
"ummmmmmmmmmm... déjame dormir..."
"Jejejeje, no, no... Mira..."
"¡¡UMMMMM!! Para joee, no me hagas cosquillas en los papos..."
"Bueno, entonces tendré que dejar este pétalo tirado en el suelo mientras me como tu desayuno..."
"¿Mi desayuno? ¿¡Que hora es!?"
"Hora de ir a andar en bici. Vaaaamooooss... ¡¡Despierta nena!! O te seguiré haciendo cosquillas, ¿eh?"
"Oooooh... ¿¡Una rosa!? ¡Que bonita! ¡Gracias!"
"¡Bah! En estos momentos la rosa no vale nada en comparación con..."
"¿...conmigo?"
"¡¡Con el desayuno que aquí te espera!! ¡¡Engreída!!"
"¡¡Jo!! ¡¡No te rías y me guiñes un ojo ahora!! ¿eh?"
"ARRR, es broma y lo sabes... Te he puesto el café con leche templado como a ti te gusta. Y con 3 cucharillas de azúcar, como siempre pides."
"¡¡Ooooh!!"
"Pero como sigas poniéndoteme tierna y no me sueltes, creo que no vas a desayunar. Además tengo un regalo para ti."
"¿Para mí? ¿Y que es?"
"Es un..."
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- ¡Jajajajaja! ¡Que te has quedado en babia hijo! –Te interrumpen nuevamente.- ¿qué vas a tomar?

Te sientes dividido. Por una parte te encuentras físicamente con los amigos de cuadrilla y familiares de la persona a la que recuerdas, y por la otra estás entrando en el mundo de los recuerdos que solo te son conocidos en tus noches de paseo solitarias con el coche por tu tierra natal.

Durante la noche, una vez finalizada la cena con toda esta gente y en el momento del poteo a modo de despedida, empiezas a despertar de esa nube de pensamientos que te ahogan levemente y comienzas a centrarte en las conversaciones que estaban teniendo lugar.

Pero poco te dura ese momento de claridad, ya que en un momento de silencio se propone un brindis. Tras realizarlo y escuchar un par de nostálgicas anécdotas sucedidas en el recuerdo de la persona ya mencionada, decides salir fuera del local a respirar aire fresco. Mónica; que te sujeta la mano antes de salir; te pregunta a ver si te encuentras bien. Tras responderle afirmativamente con una sonrisa, sales fuera definitivamente.

Mirando el cielo te ahonda el recuerdo del día de la despedida definitiva, y mientras tu mente lo reproduce, cual reproductor de vídeo, te apoyas en la barandilla que había frente a la puerta.
Hasta aquel momento, hasta aquella época, fue el recuerdo más fuerte que tenías. Tanto que aguantar las lágrimas demostrando tu insulsa hombría se tradujo en una tarea ardua y complicada.

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"Gracias..."
"¿Por qué?"
"Todo..."
"Para nada... A ti."
"No."
"Me encantaría tener un botón para pararlo todo ahora..."
"..."
"Quedarnos así con segundos que parecieran días, y no verte partir a Barcelona a sabiendas de que en el próximo viernes un avión te llevará al otro lado del charco."
"¡Jo!"
"¿Qué sucede? ¡Jejejeje, si me aprietas más potxola, me vas a romper alguna vértebra!"
"..."
"...era broma. Aunque ahora no es el momento, lo sé. Mírame un momento..."
"..."
"Ya verás como esto te será bueno. Ojalá todos hubiéramos tenido oportunidades así. Solo tienes que darme otro fuerte abrazo, darte la vuelta y entrar en el coche, que tu hermano estará impaciente ya..."
"...yo."
"Yo también a ti ángel. Yo también... a ti."
“Ahí la veo marchar. Tan cerca de mí todavía, y tan lejos a la vez. Si las cosas hubieran sido distintas, si la situación hubiese sido diferente, ¿quién sabe como habría continuado? Ahora solo puedo dejar escapar las contenidas lágrimas rebeldes que querían salir y observar el vehículo partir rodeando las casas para alcanzar la salida. ¡Un momento! ¿El coche frena? ¡Ella sale! ¿Qué se le habrá olvidado?"
"¡¡¿QUÉ SE TE HA OLVIDADO?!!" "..." 
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- ¿Te encuentras bien? –Está claro que el día de hoy no es el propicio para terminar los recuerdos que empiezas.
- Sí, sí. Bueno... miento. La verdad es que, no demasiado. Pero bueno... ¿Y tú, eh...?
- Verónica...
- ¡Ah! Jejejeje, Verónica. Lo sabía, me estaba haciendo el despistado.
- ¡Jejejeje! Sí, seguro...
- Vale. Me has pillado. Jajajajaja. ¿Y tú? ¿Te encuentras bien?

La muchacha te sonríe. Y sientes que esa sonrisa cómplice acompañándote a solas va a promover la respuesta basándose en recuerdos y nostalgia...

- La verdad es que yo no quería haber venido.
- ¿Y eso?
- Recordarla en una especie de celebración tan banal como una misa me parecía lo más gilipollas y desagradable que... bueno...
- Ya. No sé. A mi las misas es que me dan la misma alergia que los hospitales. Y si no fuera porque Sergi me comentó lo de la cena y quedada entre vosotros, no sé si habría venido desde Bilbo hasta aquí.
- Seguramente sí.
- ¿Qué?
- Si eras de la forma de ser que ella tanto me contó. Supongo de sobra que habrías acabado viniendo igual. Bueno, eso es lo que creo... Perdona si te ofendo.
- No, no, para nada. No te disculpes... Eso sí, cuéntame, cuéntame... ¿ella te habló de mi?
- Sí –Respondió entre sonoras sonrisas- ...pero no te voy a contar mucho, son confidencias entre chicas, ya sabes...
- ¡Jo! Y todas con vuestra pequeña vena cruel.
- Jijijiji.

Tras la última sonrisa un tímido silenció asomó por parte de ella, agachó la cabeza y susurró:

- Entre clase y clase me contaba sus fines de semana en Burgos. Te quería muchísimo. Eso espero que lo supieras.
- Nunca lo dudé. Créeme... Aún recuerdo el día de la despedida. Se metió en el coche de su hermano tras sugerirle que lo hiciera ya. Y tan pronto dieron la vuelta a la manzana para coger la dirección a la salida del pueblo, veo que el coche se para, sale de él; y tras preguntarle ignorantemente a ver si algo había olvidado vino corriendo a mi y se me abrazó de nuevo llorando. Pero llorando como nunca la había visto. Recuerdo el calor del abrazo y de sus lágrimas. Y el aroma de su eterno perfume.
- Me lo imagino. Lloramos las dos igual en el aeropuerto cuando nos despedimos antes de que partiera.
- Nunca he tenido una sensación tan dura como placentera. El hecho de que alguien; con una sonrisa tan espontánea; unos ojos tan expresivos y una voz tan suave junto con ese carácter y forma de ser únicas que tenía; me quisiera de ese modo, fue... no sabría explicarlo. Pero creo que de algún modo justifica mi presencia aquí. Ella lo merecía todo. Y todo lo que estuviera a mi alcance desde luego.
- El colgante que llevaba se lo regalaste tú, ¿verdad?
- ¿El lauburu con el corazón azul?
- Ese.
- Sí. El colgante era mío. Y el corazón lo encontré un día mientras andábamos en bicicleta ella y yo. Así que me lo guardé en el bolsillo, y aquella noche lo junté al colgante. Ahora dicho suena a birria...
- Pero es lo que cuenta. Créeme. Las dos veces contadas que la vi cuando viniera desde allí de visita, lo llevaba puesto junto con sus pulseras y sus inseparables pendientes.

El silencio os acoge a ambos de nuevo. Durante unos segundos ninguno dice nada. Y es evidente que alguno queréis evitar no hacerlo. Por lo que Verónica impacientemente te pregunta por el viaje de vuelta.

- ¿Y cuando partes a Bilbao? ¿Mañana?
- Sí. Quizá salga temprano.
- ¿Me permites una pregunta personal?
- Depende de lo personal que sea. Mi talla de calzoncillos creo que no entra ni con vaselina en esta conversación.
- ¡Jajajajajaja! ¡No tonto! ¡Jajajajajaja!
- Entonces, tú dirás...
- ¿Tienes novia?
Tras un silencio debido a la pregunta respondes:
- Permíteme hacerme otra pregunta antes de responder. ¿Por qué todas las chicas lo preguntáis al coger algo de confianza?
- Jejejeje, si te incomoda la retiro.
- No, no, para nada. No me ha molestado para nada. Es que me parece curioso. Siempre me lo ha parecido. Pues no. No tengo novia. Y hasta aquí puedo leer.
- ¿Novio?
- ¿¿Qué?? ¡¡JAJAJAJAJAJAJA!! –Caes en una ruidosa y terrible carcajada como hace mucho no habías caído.- ¡¡Me has pillado desprevenido!! ¡¡JAJAJAJAJAJA!! No... Por suerte o por desgracia me encantan las mujeres. Vamos, creo que aún no me ha dado por barajar posibilidades con alguien que tenga badajo de campana acompañado de un par de pelotas.

Entre risas y conversaciones varias, la noche transcurre de la siguiente manera. La cuadrilla de bar en bar tomando algo. Y tu de palique con Verónica y otros compañeros que se unen al grupito tertuliano, hasta el momento de la despedida.

Aunque quisieras ser de los últimos en despedirse, el pensar lo que mañana te espera en carretera te hace ansiar la cama con fuerza. Y puesto que Mónica se encuentra cansada también, decidís iros los dos juntos.
Sergi besa a su mujer y te estrecha la mano junto a un fuerte abrazo para despedirse de ti. Con una mirada agradecida te añade las palabras:

- Cuidado mañana en la carretera y tranquilo, ¿eh?”.

Le devuelves otra mirada, aunque la tuya algo más tímida y emocionada, terminando: 

- Cuídate mucho tío. De verdad. Cuídate.”

Una vez despedido de todos; aunque no conoces a la gran mayoría; Mónica y tú hacéis el camino de vuelta a casa. Hasta llegar divertidas, así como melancólicas, conversaciones tienen lugar.

Estando en el pasillo; una vez puesto el pijama, tan pronto sale Mónica del cuarto de baño te pregunta:

- ¿Quieres llevártela?
- ¿Cual? ¿La foto?
- Sí.
- No, no, no de verdad.
- No será por vergüenza, ¿no?
- No, no, en serio que no. En este momento prefiero guardar el recuerdo. Y la única foto que conservo de ella.
- ¡Ah! ¿Tienes una foto ya?
- Sí. Es la única que conservo de ella. Bueno... Realmente es una impresión.
- ¿De impresora? –Pregunta Mónica extrañada
- Sí. Una foto sacada de una sesión de fotos que le hizo tu marido cuando estaba en haciendo la carrera.
- Sí, buufff, ¡anda que no tendré yo sesiones de esas también!
- Pues una foto me la dio escaneada en un disquete hace la pera de años en el pueblo. La imprimí, y al fin de semana siguiente le pedí a ella que me la firmara.
- ¡Anda! Eso no lo sabía.
- No sé. Llámame raro. Pero el recuerdo que tengo de ella junto con el colgante que le regalé y esa foto firmada, es lo único que conservo. Bien guardado donde no lo vea, para no olvidar, pero tampoco recordarlo.
- Te entiendo. Déjame que te diga una cosa...
- Dime...
- Eres encantador. De verdad.

Tras terminar la conversación y sonrojarte, Mónica te ofrece un lingotazo de zumo de naranja y os acostáis, puesto que en el siguiente momento que recordarás de este fin de semana extraño, te encontrarás ya de camino a casa por esas carreteras asfaltadas en las que gasolina, euros y neumáticos ibas a gastar.

Durante el viaje; mientras suena Angel de The Corrs; tu mente te juega la peor pasada de todas en un momento tan delicado. Evadirse en pos de un recuerdo mientras conduces. Y puesto que te sumes en un placer momentáneo, aún siendo consciente del peligro no haces nada por evitar la llegada del pensamiento.

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"¡¡Venga hombre!! No me seas cobarde y tírate. ¡Que el agua está muy rica!"

"¡¡No, si no lo niego!! Pero, ¿y la temperatura? ¿Qué temperatura tiene? ¡Te aseguro que los huevos oprimiéndote la tráquea no es una sensación agradable. ¡¡Y si además se te cristalizan alucinas!!"

"¡¡Gallina!! ¡¡Tírate ya!! ¡¡Jajajajajjaa!! ¡¡Todos los ríos tienen el agua helada!!"

"Beno ba... ¡¡Allá voooooooy!!"
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Tras el grito del recuerdo en tu mente, un claxon te saca del sueño cuando a más de 120 km/h te encuentras saltándote los carriles de tu dirección y sin control.

Son décimas de segundo en los que el estómago te da un vuelco y los nervios te hacen girar el volante indiscriminadamente aumentando el riesgo de que suceda lo inevitable. De pronto, y sin percibir su llegada en ese breve intervalo de tiempo, hace aparición una curva algo más cerrada. Tus nervios hacen que; anulando la sangre fría y los reflejos; gires el volante completamente cúal timón de barco se gira ante imprevistos. Provocando con la pérdida de control que arrastrabas del coche vuelques estrellándote y rebotando contra la mediana que protege la curva.

No recuerdas cuando pierdes la consciencia. Si cuando volcaste. Si cuando recibiste el golpe del AIRBAG explotando para hincharse sobre tu cara. Si cuando parte de la mediana casi te secciona.

Los segundos en los que sientes que el coche se ha detenido te invade una imagen de calma. Incluso estando bocabajo sangrando de la nariz y del ojo izquierdo, te empiezas a relajar. Solo puedes pensar:

“Estoy... ¡¡Estoy vivo joder!!”

Un claxon junto a una larga frenada que te sobresaltan, te hacen mirar a tu derecha y ver como otro coche que no te había visto se empotra contra ti a pesar de sus esfuerzos por no hacerlo.

Sucumbes a la oscuridad. Durante un rato la oscuridad se hace presa de tu mente. Tan solo desaparece en los momentos en los que sientes flashes. Voces a tu alrededor. Mucho ruido. Y sirenas.

Fuera de ti mismo hay mucho movimiento. Pero sin quererlo te duermes, y cuando abres los ojos para incorporarte sientes dolor en ellos. Todo ese blanco que te rodea y rodea toda la autopista te hace daño a la vista.

Aun sin ver nada comienzas a caminar y a lo lejos divisas una silueta. Te acercas a ella y...

¡No puede ser!

Con cautela sigues acercándote cuando esta desconocida se da la vuelta y...


¡AH! ¡Pero eso ya será en la conclusión! (Continuar 3ª PARTE)



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domingo, 15 de junio de 2008

Relato "Jamás te rindas". Parte 1-3. By Russell

"Jamás te rindas... Mira mis ojos y dime...¿Tan difícil crees que será? Confía en tu corazón. Y cobíjate en tu carácter..."
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4 y media de la mañana.

El insomnio hace acto de presencia. Te pregunta, “¿qué tal?” Y le respondes con un ínfimo, “vete a tomar por el culo.”

Hace pocas horas que has llegado, y te encuentras en casa ajena. Raro es el vehículo que transita por las calles y te sientes ahogado por la ausencia de paisaje desde todas las ventanas que rodean el piso donde te encuentras alojado. No puedes divisar tu añorada ría, y mucho menos decidir arrullarte en su lecho con el sonido de sus aguas golpeando suavemente los muros que la contienen.

Sin embargo, y puesto que el dueño del piso te ha facilitado las llaves durante tu breve estancia aquí, decides salir a combatir el insomnio con un paseo cargado de pensamientos.

Últimamente la Sole se ha mostrado ausente. No conoces la razón, pero atesoras cada momento que estás sin ella, puesto que si algún día volviera sabes que no lo disfrutarás tanto.

Tras preparar la chaqueta de cuero, guardarte la documentación y enchufarte el MP4 al sonido melódico de Nightwish, así como la garra de Epica, sales de la habitación.

Estás listo para salir aunque tienes sed. Intentas pisar con suavidad para hacer el mínimo ruido posible y evitar desagradables desvelos de las personas que te han dado cobijo. Sin embargo, tan pronto te acercas a la cocina a por un vaso de agua, una mano te toca el hombro sobresaltándote y su dueña te pregunta:

- ¿Pero qué haces levantado a estas horas? Y, ¿qué haces vestido?

Tras reponerte unos segundos del sobresalto; ya que el MP4 te había negado la posibilidad de percibir su llegada; respondes:

- Te parecerá una locura. Pero no podía dormir, e iba a bajar a dar un paseo de los míos...

- ¿Un paseo de los tuyos? Jajajajaja, ¿en Bilbao haces lo mismo chico?

- Sí tu supieras...

Mónica; la mujer de la casa, se había despertado y con una cómoda bata de colores vivos se había dirigido a la cocina para tomar un vaso de zumo de naranja. Bebida a la que no le haces ascos tras su ofrecimiento.

- ¿Pues sabes que? -Continúa la señorita.- Puesto que ayer me eché siesta toda la tarde, estoy igual que tú. Completamente desvelada. Así que te acompaño.
- No, no, no, no quiero molestar.

- No seas tonto. ¿A estas horas de la mañana y vas a salir solo por ahí? Nada, nada, tú te vienes conmigo, y así te enseño un poco la zona. Además, que si no fuera porque Sergi está en casa de mis suegros, también se apuntaría así que...

- ¡Jo...!
-Exclamas haciendo pucheros como un niño pequeño.

- ¿Qué? ¿Qué pasa?

- Pues que ahora me siento mal. Por mis rarezas te vas a molestar en vestirte y; más aún; en no dormir...

- Calla anda, no seas ridículo. Hace mucho, mi marido y yo hacíamos casi lo mismo, así que, ninguna queja es admitida. Ahora vengo.


Dicho y hecho, la decidida mujer se introdujo en la habitación, y tú te sirves un vasito más de zumo de naranja.

Mientras la esperas, rondas el pasillo que adormece la entrada de la casa. Y observas las fotografías que descansan sobre el mobiliario y en sus paredes. Tras ver una fotografía de Mónica, Sergio y una tercera persona; razón por la que te encuentras fuera de casa; te vienen recuerdos y el dulce sonido de risas a la mente...

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"¡¡Jajajajajaja!!¿Sabes que eres un payaso?"

"¿Por qué? ¿Por lo del perro? ¿Qué culpa tengo yo de que un perrito de mierda huya de mi mientras lo persigo, de la vuelta y empiece a ladrarme y a perseguirme a mi mientras huyo de él?"

"¡¡Jajajajajjaa. Tu vida corría peligro!!"

"¿¿No te jode?? Seguro que tenía algún primo mayor de Zumosol en algún sitio, con más dientes, más mala baba y seguro que más músculos en sus cuatro patas perrunas!!!"

"¡¡Vamos anda!! Que el monte no se terminará solo, y puede que haya más perritos asesinos antes de llegar a la cima."

"¡¡No fastidies!! ¡¡Y yo sin traerme unos panes crujientes para hacerme unos bocadillos con ellos!!"
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- Estoy lista. Vámonos...
Tan pronto Mónica coge su documentación y las llaves de casa, salís al portal, y de ahí a la calle. Donde la luminosidad de las farolas predominan la extraña calma de sus interminables calles.

Durante 15 minutos preguntas sin parar a donde os estáis dirigiendo. Sin embargo, tus preguntas en vano son formuladas, pues ninguna respuesta sacia la curiosidad. Finalmente, al cabo de esos 15 minutos llegáis a la entrada de un parque. Un enorme parque que se encuentra en las inmediaciones de la ciudad y cuyo color verde te hace sentir en casa.

Divisas un pequeño riachuelo; aunque artificial; en el interior del mismo, y como pez que clama el agua te diriges corriendo a su encuentro...

- ¡Jo chico! ¡¡Cómo has acelerado el paso leñe!!

Con una mirada de locura y una sonrisa infantil sueltas:

- Miiiiiraaaaaa....Aaaaaaguaaaaa...

La reacción de la acompañante no se hace esperar y rompe el silencio con una carcajada.

- ¡Sí! ¡Agua! ¡Y si la tocas te mojas!

- ¡Je, jo, ji! ¡Que chistosa la nena!


Riendo, te apoyas en la barandilla mientras observas tu entorno. Y de nuevo los recuerdos y los pensamientos en ellos hacen su aparición.

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"No quiero que llegue mañana."

¡¡Pufff!! ¿Y yo sí?"

"Aquí me quedaba yo. Pegada a ti mientras anochece en este precioso paisaje."

"¡¡Sí claro!! ¡¡Y que vengan los caniches asesinos a morderme el culo!! ¿No te jode la catalana? ¡¡Anda que no eres lista!!"

"¡¡Jajajajaja!! Anda calla... Y mira el paisaje que para eso hemos venido..."

"Eso lo dirás tú..."

"Pues claro que lo digo yo, ¿lo dudas acaso?"

"Hum... Eso podría ser discutible..."

"Si algo aprenderás en la vida. Es a no enfrentarte con perritos más pequeños que tú y..."

"Ya estamos con el RUN RUN..."

"...Y a no llevar la contraria a una mujer."

"¿¿Ni siquiera si negociamos un beso??"

"Bueno... ¡Ahí me has pillado!"
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- ¿Qué? ¿Te gusta esto? -Te pregunta Mónica mientras te pone una mano en el hombro.

- Lo poquito que he visto desde luego.

- Ven, quiero mostrarte algo.

El parque parece interminable. Te hacen gracia los animales-estatua que hay en las inmediaciones, y sientes que no vas a tener el tiempo suficiente para verlo con la calma que te gustaría.

Tras un paseo de unos minutos llegáis a un parque infantil con columpios, irónicamente dentro del parque en el que os encontráis.

- Aquí quería llegar yo... -Susurra Mónica mientras se sienta en unos bancos de piedra del lugar.

- ¡¡Jajajaja!! Lo de los columpios no me lo dirás con segundas, ¿no?

La muchacha suelta una carcajada de nuevo, cuando añade:

- Aquí fue donde la conocí. Cuando estudiaba, en vez de quedarse en casa, solía venir a este lugar, y se sentaba aquí con los cuadernos por las tardes.
Tras decirte eso, haces un silencio y te sientas junto a ella en los bancos que rodeaban los columpios.

- Bonito sitio. -Mencionas con voz suave.

- Aquel día, estaba paseando con Sergi cuando nos encontramos con ella aquí. Sergi estaba terminando la carrera y le encantaba venir aquí con su cámara. Así que bueno. La primera vez que hablamos ella y yo, el comenzó a hacernos fotografías. Y las dos tapándonos. Al final nos hicimos una foto los 3 juntos.

- ¿Es la que tenéis en la entrada?

- ¿Cual?

- Esa en la que salís los 3 y tú llevas una bufanda verde...

- ¡¡Ah!! No... Esa no. Esa fue unos años después. La verdad, es que las fotos esas las tendrá guardadas mi marido por algún sitio.


Optas por sonreír y al momento te evades de la realidad para buscar la empatía necesaria y sentir todo lo que sintió la chica de la que habláis en este lugar. Observas a tu alrededor. Imaginas a los críos corriendo de un lado a otro. Los perros llevados con correa por sus dueños. El resoplar del aire cortado con las hojas de los árboles mientras estos te susurran a los oídos.

Tu mente se concentra de nuevo en sus recuerdos.

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"¿Mañana cuando despierte, seguirás aquí a mi lado?"

"¿Tú que crees potxola?"

"Eres un cielo..."

"Claro que estaré. Esta tienda de campaña es mía. Así que no me queda otra..."

"¡¡Pero!! ¡¡Serás asqueroso!! ¡¡Pues ahora me voy a dormir a casa de mi tío!!"

"Me parece bien. Pero tendrás que llevarme arrastrando. Los caniches asesinos podrían estar acechando esta tienda. Y me dan miedoooo..."

"¡¡Pero!! ¡¡Que asquerosoooooo!!"

"Sí, sí, muy asqueroso... Ven aquí..."

"¡¡Jajajajja!! ¡NO! ¡NOOO! ¡¡COSQUILLAS NO!! ¡¡JAJAJAJAJA!! ¡¡PARA!! ¡¡QUE ME ENFADO!! ¡¡JAJAJAJAJAJA!! ¡¡PARA!!"
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- Bueno... Habrá que ir volviendo a casa. Supongo que ahora sí que dormirás, ¿¿eh??

- Supongo que sí. Es que me eché siesta por la tarde antes de venir y no sé porqué estoy algo nervioso. Aunque eso no me impide hibernar como los osos. ¡¡Porque madre de dios!!

- ¿Eres de dormir mucho o que?

- ¿Bromeas? Ha habido días que tras salir del trabajo he llegado a casa, me he metido en la cama y hasta levantarme al día siguiente para ir al currelo. Toda la noche del tirón.

- ¡¡Jobar!! Cómo te diría mi marido, “existe algo que se llama vida social”, ¿sabes?

- ¡¡KAR KAR KAR!! Eso ya me lo han dicho más de una vez. Y creo que está demasiado sobrevalorado.

- Sé que no es de mi incumbencia. Pero ¿alguna moza te ha cautivado allá donde vives?

- ¡Hum! Y si yo la he cautivado a ella...

- ¡Jaajajajajaja! No os confundáis los hombres. Nosotras os cautivamos a vosotros... La eterna mayoría de las veces. Luego, nosotras nos encariñamos un poquito...
-Responde la muchacha guiñando un ojo mientras te mira de reojo con el otro.

- ¡Jajajajajaja! No. Por ahora no me ha llegado esa chica. Aunque me guste alguna.

- ¿Y?

- ¿Y? ¿Y qué? ¿Por qué todas las mujeres hacéis la misma pregunta? Jajajajaja, es gracioso, se podría investigar, escribir y hacer un documental al respecto.

- ¡Anda, anda! No te me andes por las ramas. Nos faltan 20 minutos hasta llegar a casa, así que ya estás contándome algo.

Tras contarle algunas cosillas, algunos pensamientos, y algún que otro sentimiento que por desconocimiento de sujetos le fueran ajenos, la muchacha se dispuso a sacar las llaves de su bolso comentando:

- Es todo un detalle que vengas aquí de nuevo. De verdad gracias.

- Por favor. No me lo agradezcáis más. Me incomoda un poco, ya que no lo hago por detallista, ni por quedar bien. No sé... Yo creo que es lo mínimo que puedo hacer, ¿no crees?

- Entiendo lo que quieres decirme. No quería molestarte.

- Ni mucho que menos. ¡¡Jejejeje!! Además he sido yo el que ha promovido este paseo espontáneo y tú te has tomado la molestia de acompañarme.

- Bueno, en conclusión, ¿te ha gustado el parque?

- Desde luego.


La llegada al domicilio, las buenas noches y el quedarte sentado, con una banqueta de la cocina, en la terraza del domicilio no ayudaron a ahuyentar pensamientos. Aunque el paisaje a disfrutar desde el lugar no es el que disfrutas desde casa, el simple hecho de respirar aire fresco te relaja.

Muchos eventos en nuestra vida cotidiana nos llevan a preguntarnos, ¿y si hubiera sido así? ¿Y si NO hubiera sido así?

Preguntas, que lejos de obtener respuesta, siempre te acompañan en momentos similares.

Aunque tus ojos están puestos en otro lugar, y posiblemente los sentimientos también, siempre tienes un pequeño rinconcito donde guardas todas las preguntas sin respuesta. Todos los pensamientos sin razón. Y finalmente todas las experiencias que te enseñaron algo.

Se acercan las 6 y media de la mañana.
Optas por descansar aunque solo sea hora y media. Mañana es el día y tienes que estar fresco. Sobretodo para la noche, cuya oscuridad acompañará a toda la gente con la que cenarás.

La pregunta es, ¿cómo se sucederá todo hasta volver a casa el domingo?

¡Ah! Pero esa es la conclusión que llegará en breves... (Continuar 2ª PARTE)

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Hace ya un año. ¿Quíen lo diría?
Puesto que así lo deseo, así será... No olvidamos. Y en nuestro corazón quedará. Creo que esta es la razón por la que dejaré este relato en 3 partes. Con su trasfondo real y su trasfondo de ficción.




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domingo, 8 de junio de 2008

Reflexión 1.0 + Inicio Relato ¿De nuevo a mi lado?. By Russell


Heme aquí de nuevo... Sentado frente a un monitor que no me dice nada, esperando que lo que anhelo llame a mi puerta. Guardando; para variar; las esperanzas de recibir un abrazo sincero venido de cualquier lugar. Que, lejos de los problemas de hígado y riñones que poco a poco consumirá a esta sociedad en el futuro gracias al alcohol, hay otras almas que no sienten cabida en ningún sitio.


Dura es la noche cuando intentas hablar a las estrellas, con sus reflejos disipándose en la profundidad del mar. En cuyo seno un par de botellas fueron lanzadas hace unos meses; literalmente; a la espera de la recepción en algún lugar desconocido y por unas manos también desconocidas.


Termina una semana y comienza una nueva en la que los suspiros y deseos por abrazarla no riñan con las labores que ambos desempeñamos. Una semana en la que lo no correspondido vuelve a confundirse con lo prohibido, y mi corazón se rompe en pedazitos una vez más.


Alcanzar un nuevo fin de semana, en el que tiento a ser lo que no soy. En el que tiento a entregarme a los brazos del placer y la superficialidad para ahogar la tristeza de mi corazón. Y olvidar durante unos leves segundos que culmina el clímax lo que mi pecho anhela desde hace ya algún tiempo. Desde hace ya toda una vida.


Desde hace un suspiro según se mire.


A veces es difícil transmitir lo que mi corazón susurra a diario sin ser oído. Donde la otra parte de tu personalidad se funde entre sonrisas y entregan lo mejor de si mismo a los demas. Personalidad que lejos de ser falsa no llega a fundirse con la parte interior para aliviar la pesada carga que cada día aumenta de tamaño.


Quizá por ello me guste el relatar...


Porqué puedo dar rienda suelta a mi inspiración, así como crear una pequeña válvula de escape a mis pensamientos internos...


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El relato próximamente empezará así:


<<Hace frío.


La oscuridad de la noche arrulla los corazones de los hombres que lucharían por la libertad de su pueblo. Entre ellos, se encontraba Dorian. Un apasionado guerrero, que se encargaría de dirigir y alentar a sus compañeros en batalla.


La noche se mantenía en calma. Al igual que un mar precediendo a una tempestad.>>


¡AH! Pero esta historia comenzará próximamente...


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(Escuchando Dark Illusion. Bastante lights ellos, pero no suenan nada mal y se les notan influencias positivas de otros grandes grupos...)



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sábado, 26 de abril de 2008

Oscuridad de un Asesino. (Relato escrito el 16-05-05)

<<45 Minutos de espera. Creo que me he adelantado.>>

Liziel, el muchacho de los ojos marrones, se encontraba esperando a su amada Damiel. Siendo hoy su aniversario, habían quedado en el mismo lugar donde se conocieron años atrás. La noche era perfecta. A pesar de tener un cielo encapotado por las nubes, la temperatura y la brisa que corrían por el lugar eran apacibles.
Se acercaban las diez de la noche.

Sin duda, el corazón del muchacho se encontraba alterado por ver de nuevo a su ángel en un día tan señalado para él.

Damiel, una bella dama de cabello castaño, ojos verdes, y amplia sonrisa que intensificaban los sentimientos que pasaban por el corazón del muchacho, era para Liziel, su mejor amiga, su alma gemela, su guerrera de fuerte carácter, y al fin y al cabo, su estrella.

Damiel; o Dam como la solían llamar; no sería la más alta, ni la más esbelta de la ciudad donde se crió, sin embargo, el muchacho tenía una gran adicción al sentimiento que esta le procesaba mutuamente. Tanto que habían pasado juntos 10 años y aún tenían la chispa de esa primera vez.

Las diez y diez de la noche.

No era de acostumbrar que Damiel se retrasara, sin embargo, errar es de humanos, por lo que el impaciente muchacho decidió esperar gastando los múltiples comodines de paciencia que tenía que pagar a su amada por tantas esperas que el muchacho le había provocado. Liziel comenzó; no obstante; a darse pequeños paseos.

Once menos veinte de la noche.

Liziel sacó su teléfono móvil para realizar una llamada al móvil de Dam...

<<El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura...>>

<<¡¡JODER!! ¡¡Esto no es normal!!>>


El muchacho empezó a preocuparse seriamente. Incluso cuando la muchacha se retrasaba 5 minutos ya habría avisado al joven para no preocuparlo. En este caso habían pasado 40 minutos y no tenía noticia alguna. Llamó a casa de la muchacha y su madre respondió la llamada:

<<¿Dam? No Liziel. Hace una hora que ha salido. ¿No habíais quedado? ¿No está contigo?>>

Tras terminar la conversación el muchacho supo dos cosas claras:
  1. Dam tenía un regalo que hacer al joven y salió excitada de casa para entregarlo. Por lo que salió mucho tiempo antes de la hora.
  2. Algo le habría sucedido, ya que sin avisar el retraso patente no era nada normal.
Sin resignarse a esperar ni un minuto más, el muchacho decidió deshacer el camino dirección a casa de la muchacha con la esperanza de encontrarse con ella.

Durante los primeros cinco minutos de paseo los pensamientos abotargaron al muchacho. Salvo esto, no sucedió nada destacable.

Sin embargo, a mitad de camino sus oídos percibieron una suave voz; casi convertida en lamento. Se detuvo para poder escuchar mejor. Durante un rato no pudo escuchar nada salvo el sonido de los vehículos en la carretera. Cuando estaba apunto de continuar su camino, volvió a percibir una señal auditiva procedente del callejón más próximo donde el joven se encontraba detenido.

Tras introducirse lentamente en el callejón sus ojos tuvieron que acostumbrarse en segundos a la oscuridad que dominaba la zona. Una vez empezaron a divisar algo, nublaron el entorno para quedarse con una silueta que le marcaría de por vida. Tres hombres estaban cometiendo una violación. Fuera aparte de la seriedad del asunto, su corazón se detuvo para explotar en mil pedazos, tras darse cuenta de que la chica violada era Damiel.

La muchacha se encontraba con la mirada perdida y la cara ensangrentada por los golpes recibidos durante su defensa.

Tras el shock inicial, el joven sintió una punzada en su mente y una descarga en su pecho. Sus ojos se cerraron tan fuerte como sus puños, deseando que aquello no estuviera sucediendo. En unas pocas décimas de segundo de inactividad en silencio, su alma se transformó en animal salvaje solo movido por sus instintos. Pasado ese pseudosegundo sus ojos se abrieron inyectados en sangre y gritando como un poseso comenzó a correr para “cazar” a sus “presas”.

Los tres tipos que jugaban con el cuerpo de la joven repararon en el depredador que se les estaba acercando con premura. Pero, como era de esperar, no estaban solos. Tras un silbido por parte de uno los agresores, apareció un grupo de matones con el fin de defender a estos tres individuos.

Liziel, habiéndose percatado de la situación, no optó por detenerse. Y tan pronto como el muchacho se cruzó con el primero de los matones, esquivó su ataque y sacudió un codazo que le partiría la nariz dejándolo inconsciente; si no muerto; yaciendo en el suelo.

El kamikaze no se había detenido. Lo contrario de los 3 agresores que violaban a Damiel. Se habían detenido y ahora se encontraban observando al “asesino en potencia” que se les acercaba, mientras sujetaban a una muchacha inconsciente escurriendo sangre por todo el rostro.

Liziel; que no veía mas que a su amada poco a poco despertando de la pesadilla que estaba viviendo; aceleró el ritmo. Sin embargo, a escasos dos metros del objetivo, una cadena con extremo en garfio se clavó enrollándose a su vez en la pierna derecha del joven desgarrándole la carne. Esto provocó la detención prematura y golpe seco contra el suelo.

- Parece que la buscas a ella, ¿No? ¿Chaval? -Le dijo uno de los hombres con sonrisa cínica.
- ¡¡Vais a morir todos!! -Les respondió el muchacho con la cara ensangrentada de la caída, mientras intentaba a duras penas liberarse de la cadena que lo alejaba de su objetivo principal.

Todo el grupo de matones; a excepción del primero que yacía inconsciente en el suelo; se echó a reír, mientras que el agresor que se había dirigido al muchacho sacaba una navaja del bolsillo.

- Chico, admiro tu valor. De veras... -Continuó hablando mientras acercaba la navaja al pecho de su amada- ...pero, los pasos en falso provocan sucesos como este...
 
Un relámpago paralizó al muchacho. El tiempo se detuvo. Los ruidos del entorno se silenciaron. Todo empezó a transcurrir a cámara lenta. Los recuerdos de una vida; próxima a terminar; pasaron a la velocidad de la luz, en la mente del joven mientras que la fría hoja de la navaja penetraba el pecho de la muchacha.

Liziel no era capaz de asumir lo que estaba viendo. Su cuerpo inmóvil en el suelo seguía siendo arrastrado por la cadena de la que era prisionero. No había dolor. El garfio que sujetaba la cadena le había atravesado los gemelos y rasgado el hueso. Pero no había dolor. Estaba tiñendo el suelo de rojo y era como un muñeco sin vida yaciendo, pero no había dolor. A sus 5 sentidos tan solo existía la imagen de su novia y la vida que tan vilmente le estaba siendo arrebatada.

Los ojos de Damiel, mostrando aún toda la fuerza de su portadora y apartando el dolor, se clavaron en el muchacho. Sus labios, entumecidos y enrojecidos por la sangre pudieron realizar un último esfuerzo para vocalizar:

<<Li... ziel...>>

Tras susurrar su nombre, con una mirada y decirle que lo amaba, dejó escapar una lágrima que acabaría tintándose de rojo. Después la cabeza de la muchacha cayó lentamente mientras se le cerraban los ojos.

El silencio que había en el callejón era atronador. Al igual que un agujero negro absorbe la luz, el silencio aquí absorbía todo sonido cercano. Poco duró este extraño fenómeno, ya que un trueno; como pocos habían sucedido en años; rompió poderosamente el silencio que dominaba el lugar. Liziel había muerto con Dam. La persona que nacería esta noche en el cuerpo del muchacho sería la más perseguidapor la ley.

Como suelen decir, “Tras el dolor viene la furia”. Y la de Liziel no tenía intensidad. A pesar de estar sujeto por una cadena sujetada por dos componentes de la banda, el cuerpo del joven comenzó a avanzar con las manos mientras arrastraba a los portadores. Dos maleantes más se unieron para tratar de sujetar la cadena, pero poco pudieron hacer. El muchacho; tras lanzar un grito de dolor; que bien podía haber agrietado algún cristal; se levantó con fuerza acrecentando el orificio de entrada del garfio en su pierna y, a su vez, tirando al suelo a los cuatro portadores.

Estos, al caer soltaron inevitablemente la cadena. Lo que armó al muchacho.

Tras liberar su pierna; con leves signos de dolor; el muchacho se enrolló parte de su nueva arma al brazo derecho mientras la zona ensangrentada del garfio empezaba a ser girada formando un molinillo. Sorprendentemente, de todos los malhechores que había en el callejón ninguno había sacado ningún arma de fuego todavía. Era de esperar que eso sucediera de un momento a otro.

La situación que ahora se presentaba no distaba de ser muy segura para el renacido "Liziel asesino", que giraba la cadena manteniendo a raya a los 4 sujetos que a duras penas podían acercarse al joven.

- ¡¡¡ATACADLE YA JODER!!! -Gritó uno de los asesinos de Dam mientras soltaba el cuerpo sin vida de la muchacha.

Dicho y hecho, tras el grito uno de los cuatro lacayos se lanzó a clavarle la navaja al joven. Sin embargo, no pudo esquivar la cadena y el garfio se le clavó en la zona hueca de la clavícula. El grito de dolor del hombre despertó a sus tres compañeros que se lanzaron al ataque... Y a Liziel que tiró bruscamente de la cadena provocando la muerte instantánea del “enganchado”.

Con la cadena liberada de nuevo, el joven pudo utilizarla a modo de segadora para devolver con intereses la herida provocada en su pierna a uno de los tres malhechores que quedaban en pie. Este; cayendo al suelo gritando de dolor; sirvió de soporte para atacar al siguiente, tras esquivar sus navajazos y atarle la cadena al cuello.

Con sus dos compañeros fuera de combate, el que quedaba no sabía que hacer. Se encontraba bloqueado. Solo podía mirar a los ojos sin vida del joven. Su mirada entre muerte y furia no expresaba nada más. Era como un cuadro inexpresivo; sin color. Apagado por el paso del tiempo y las tempestades sufridas. Esta imagen asustaba más al malhechor. Había visto y vivido muchas vendettas en su vida. Pero jamás una perpetrada por un ser similar.

Liziel, que no procesaba pensamiento alguno empezaba a sentir el síndrome de abstinencia que su nueva condición de asesino le provocaba. Por lo que, para evitar sufrirlo buscó su primera dosis. Pegó un tirón seco de la cadena, desnucando al que la tenía alrededor del cuello y abriendo más la herida de la pierna del primero.

Tras la nueva dosis, el joven soltó su particular arma, se agachó por una navaja cercana y comenzó a cojear hasta el bloqueado lacayo que aún permanecía en pie. Este, al ver que se le acercaba, se lanzó a dar navajazos con la esperanza de acertar alguno. Pero tras haberlos esquivado todos, no pudo hacer otra cosa que agacharse sobre sí mismo al sentir como le penetraba tres veces una fria hoja de metal en el abdomen.

El recien titulado asesino dejó caer al malhechor y con su pierna herida soltó una patada en la boca del lacayo que quedaba consciente y herido con la cadena, dejándolo inmóvil en el acto. Una vez acabados con los subordinados malhechores el cojeo en sus piernas desapareció dando paso a largas zancadas en pos de alcanzar su objetivo inicial.

Sin embargo; y aunque era de esperar; a dos metros de los tres asesinos de Damiel, el joven fue detenido por un último componente de la banda; oculto hasta ahora en la esquina; que golpeó por sorpresa el rostro del muchacho con un tubo de acero.

La oscuridad invadió su visión...

Oscuridad.

Oscuridad y frío.

Oscuridad, frío y soledad, de vez en cuando rotos por los recuerdos de una vida compartida con Damiel. Recuerdos destrozados por la imagen de su amada a manos de esos tres hombres desconocidos y una banda de maleantes como apoyo.

Liziel abrió los ojos. Estaba hundiéndose lentamente en la ría. Sus manos atadas, su boca amordazada y su cuerpo sujeto con unas cuerdas y cadenas provocaron que el joven se dislocara el hombro para poder liberarse de sus ataduras. 
Tras emerger a la superficie y coger aire, el muchacho se situó el hombro en su sitio, del mismo modo que lo hacía su entrenador cuando realizaba deporte y le sucedía a causa de una mala caída.

Al llegar; como pudo; a tierra firme, pudo observar a tres hombres de la banda fumando maría frente al cadáver de Damiel y comentando jocosamente las buenas acciones de la noche conseguidas en la noche. No eran los asesinos que el joven buscaba.

A escasos cuarenta centímetros de Liziel y la escalera de subida donde se encontraba espiando, había una cajita. Una cajita que no pudo ver cuando deshizo el camino en busca de Dam. Una cajita con una nota que decía:

<<Sueño con el día en que despierte a tu lado y me brindes tu primera mirada de la mañana. Te quiero, Dam.>>

Sus ojos; mostrando los rescoldos apagados de humanidad que aún quedaban en el muchacho; derramaron un par de lágrimas que cristalizarían ante el frío que ahora desprendía su muerto corazón. Sin intención de abrir la caja, guardó ambos objetos en el bolsillo de su empapada ropa para después, tratar de sorprender a los 3 tipos de la banda.

Una vara de metal...

Un grito...

Y un desconcierto considerable dominaron la situación.

La vara de metal sujeta por el muchacho, atravesó a uno de los componentes de la banda, el cual gritaba agudamente mientras sus manos a duras penas podían sujetar el acero. La sangre fluía a borbotones tanto de la herida como de la boca del malhechor, y los otros dos compañeros desconcertados intentaron armarse a duras penas para acabar con su particular depredador. Sin embargo este, había desaparecido...

Durante un par de minutos, en los que el herido agonizaba en el suelo, los dos hombres asustados miraban a su alrededor. Uno de ellos, el portador de una pistola hizo ademán de introducirse en el JEEP de la banda; de donde había sacado el arma; para pedir ayuda. Pero, en el interior fue sorprendido por una sombra que lo desnucó sin piedad alguna.

El último que quedaba en pie, tras ver la muerte de su compañero, dejó caer su navaja, y aterrorizado por la figura inhumana de Liziel y sus ojos completamente negros comenzó a pedir perdón y a rogar por su vida.

Haciendo caso omiso ante tal deprimente espectáculo, el joven asesino comenzó a arrastrar del pelo a su actual presa. Hasta levantarlo y empotrarlo contra la puerta derecha del vehículo de la banda.

- ¿Dónde... puedo... encontrarles? -Comenzó a interrogar el joven al aterrorizado hombre.
- ¡¡Por favor no me mates!! No te lo puedo decir. ¡¡Me matarían si hablara!!

El muchacho pudo observar una tarjeta en el pecho de su presa. Al cogerla y darse cuenta de que era la respuesta a su pregunta, optó por no volver a hablar y situó la cabeza del malhechor en la trayectoria de la puerta del vehículo de la banda, para posteriormente cerrar la puerta tantas veces hasta saciar temporalmente el síndrome de abstinencia mortal que por segunda vez estaba sintiendo en la noche.

Poco más había que relatar. El muchacho estaba iniciando la entrada a una vida sin descanso. Tras secar sus lágrimas ante el cuerpo sin vida de su amada y deshacerse de la poca humanidad que le quedaba entre lloros decidió llamar a la policía municipal y dar parte de los sucedido a los familiares de la joven. Que desgraciadamente eran la única familia que le quedaba al muchacho.

A partir de esta noche dejaría atrás una vida normal, para ser el más buscado. A partir de esta noche se transformaría en un fantasma que no presentirían los malhechores hasta ser marcado por su sello de tristeza, furia y sed de venganza.

¡Ah! Pero eso podrían ser otras historias...


<<Dam...

Liziel tuvo que ser afortunado para irse contigo al otro mundo la misma noche que tú lo hicieras, ya que no le gustaría ver en lo que su cuerpo se ha convertido. Aquí abajo han quedado el dolor, la tristeza y la dulce venganza, que juntos juegan al póquer con cartas asesinas todas las noches; decidiendo mi suerte con cada baza.

Esos tres hijos de puta que separaron el Liziel que conociste en este cuerpo, yacen bajo toneladas de chatarra y sus cabezas adornan mi árbol de navidad.

Cuídale. Él te quiere de verdad. Y no está aquí ocupando lo que yo he tomado prestado. Todo lo bueno que había en Liziel en vida murió contigo. Tú eras la que provocaba su sonrisa, su felicidad, sus preocupaciones.

Sin ti, mi cuerpo está avocado a la perdición. Al igual que un vampiro chupa la sangre de sus víctimas para calmar temporalmente su sed, yo tengo que desmembrar a esos asesinos reales; que quedan absueltos por la absurda ley de esta sociedad; para calmar temporalmente mi ira.

No resucitará.

El Liziel que fui una vez no resucitará, puesto que a tu lado ha de estar protegiéndote y siendo protegido. Y el hombre que soy ahora desea, con su más sincero sentimiento, el morir pronto de un balazo o un navajazo. Puesto que de no hacerlo, muchos de los hombres buenos que han sido seducidos y obligados a formar parte de las bandas malhechoras morirán a mi causa sin piedad alguna.

Ellos no tienen la culpa, lo sé. Los verdaderos objetivos siempre son sus jefes. Sus corruptos jefes. Sin embargo, si quiero llegar hasta ellos, todo elemento que se me cruce en mi camino será descuartizado como animal para asado.

Reitero, que si no mostraron ninguna piedad contigo Damiel, no pienso mostrar ninguna piedad con ellos.

Cuídate mucho allí arriba mi estrella. Y cuida también de mi alma; ya que cuando muera no creo que jamás llegue a reunir las suficientes monedas de oro para cruzar el lago con el barquero en pos de mis pecados.

Esto es una despedida definitiva. No nos volveremos a ver.

Sin embargo, que sepas, que siempre te querré.

Adiós......Damiel>>



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lunes, 21 de abril de 2008

El encuentro. By Russell (Relato corto escrito el 20-05-05)

Ella era...


Sin embargo nadie lo vio. Nadie se detuvo a preguntar. Era una extraña. Y ni siquiera el vínculo que le ataba a su familia era lo suficientemente fuerte como para que alguien la conociera de verdad o al menos se interesara por ello.


La oscura noche en las calles del barrio no era algo que la preocupara especialmente. Si algo le pasaba al permanecer sola, a ¿quién le importaría? ¿Alguien querría buscar la venganza cortando las cabezas de alguno de los responsables? No. Ella diría que no...


La noche se había refrescado notablemente. Sin embargo la sobrecarga de pensamientos en su mente, y la de sentimientos tristes en su corazón, la hacían inmune a cualquier temperatura por debajo de los ocho grados. El sonido de sus pasos; mientras se hacía camino a su paisaje favorito; era ensordecedor. De vez en cuando alguna lágrima se le escapaba y moría estrellada contra el suelo.


<<¿Qué importa? Es una simple lágrima. Nadie la va a echar de menos.>>


Había llegado a su destino. Durante unos instantes permaneció inmóvil ante el paisaje que se le presentaba delante. Lo había visto centenares de veces. Y siempre que subía para verlo de nuevo, era como si realmente fuera nuevo para ella. La inmensidad de las farolas nocturnas que adornan todas esas desconocidas calles de la lejanía. La oscuridad final del sitio donde se encontraba de pie...


<<Bienvenida a casa señorita...>>


Una bienvenida que las mencionadas farolas de la lejanía le brindaban al corazón en pena. Ese lugar era el único donde tenía compañía. El paisaje, la barandilla y los dos bancos que allí se encontraban era lo único que necesitaba para evadirse y ser feliz fugazmente. Siempre había subido sola. Y en la remota posibilidad de que alguien se preguntara dónde estaba, nadie lo sabría.


<<No merece la pena. ¿Quién soy realmente? ¿Por qué sigo en este maldito agujero?>>


Su corazón no sentía cabida en ninguna parte. Durante las celebraciones familiares la muchacha permanecía en silencio. Sus primos, primas e incluso tíos y tías habían formado una piña entre ellos; y su presencia pasaba inadvertida. Silencio entre risas, anécdotas y comentarios. Y cuando parecía que alguno de los familiares iba a cederle algo de atención siempre surgían los comentarios y las risas respecto a un evento.


Vanos intentos de escalar el accidentado iceberg que se habia formado entre la muchacha y sus allegados. Hasta llegar a la cima en un futuro lejano sería un corazón forastero entre su propia familia.


Había pretendido varios corazones. Todos ellos sin éxito. Y los que se le acercaban eran corazones egoístas promovidos por el interés. Un par de estos corazones le provocaron un profundo dolor. Ya que le mostraron las falsas esperanzas de que alguien se interesara en conocerla. Y una vez terminado, era incapaz de quedarse con un pensamiento de optimismo frente a una futura relación.


Entre la gente de su cuadrilla tan solo podía destacar a alguna de sus amigas y un amigo muy especial...


...Si se cumpliera la ley de que todo el mundo tiene un “mejor amigo” el de esta chica sería este joven. Ella le quería mucho y sabía que él haría cualquier cosa por ella.


¿Por qué no pretenderle entonces?


No podía. En lo más profundo de su corazón añoraba el estar durante horas abrazada a este muchacho. Sin embargo, y como era de esperar, el corazón del muchacho suspiraba por otra mujer. Lo cual, a nuestra protagonista se le caían las alas al pensar en ella. Y se le oscurecían los pensamientos si se hacía ilusiones al pensar en él.


No obstante, algo había sucedido en la vida de su mejor amigo. Ya que el contacto entre ambos se perdió durante semanas. Y a día de hoy aún no sabia nada de él. No sería por las veces que ella había intentado localizarlo vía móvil y no daba señal. Tampoco se encontraba nunca en casa y desgraciadamente no sabía dónde trabajaba.


La dolía. La dolía toda esta intriga con las incógnitas frente a él, y añadiendo el sentimiento de frustración que ahora le embargaba al preocuparse por la gente y sin embargo no ser correspondida nunca con un pequeño <<cuéntame, ¿qué has hecho hoy?>>


Este dolor; repetido eternas veces en el tiempo; le llevó a desistir de buscar a nadie. Si para la gente era una desconocida, que así fuere eternamente hasta el fin de sus días.


<<Qué se joda la gente!!! Ellos se lo pierden!!!>>


La noche se terciaba cada vez más fresca. Y la señorita se encontraba sentada y recogida de piernas al borde del barranco; que se extendía a lo largo de todo el paraje; mientras una gran cantidad de lágrimas corrían por su rostro hasta estrellarse en sus pantalones.


Su mente fantaseaba la posibilidad de ser un ente. Moverse por doquier, y sin ninguna muralla que se lo impidiera. Sería un espíritu libre. Sin embargo al abrir los ojos y levantar la cabeza, la realidad era otra. Encerrada en un pútrido cuerpo de carne y huesos. Donde el hedor que a veces percibía; ante el pensamiento y el odio que empezaba a sentir por la raza humana; le podían nublar los cuatro sentidos restantes y doblegar su mente a lo más profundo de su ser.


Siempre sin olvidar que había una constante en su vida, y esta era la de seguir soñando con darse a conocer y ser amada por alguien tal como ella era.


<<Estoy sola... ¿Por qué voy a engañarme? ¡¡¡¡NADIE SUBIRÁ AQUÍ Y ME DIRA LO MUCHO QUE ME HA ECHADO DE MENOOOOOOOSSSS!!!!>>


La suave brisa que corría por la zona se llevó el grito de la joven. La cual rompió a sollozos cada vez más intensos.


Todo el mundo da por hecho que la vida es como la pintan. Al 98% de los sucios mortales de esta Tierra les enseñas un lapicero y te dirán <<LAPICERO>>. Y solo un 2% verá más allá. Les muestras un lapicero y ellos te dirán <<Arte. Con esto podemos dibujar un bonito cuadro.>>


Y lo más triste de todo, es que ese 98% mirará con extraños ojos al 2% restante. Puesto que son “raros” para ellos.


A veces la belleza y lo magnífico se encuentra en lo que la gente NO NOS DEJA VER. Puesto que para este tipo de personas es lo único que les queda como suyo, como su hogar. Seguramente porque sus corazones de un modo u otro han sido pisados por ese 98%.


Llorar limpia el alma.


Y la muchacha se debía de encontraba levemente mejor. Seguía estando sola. Pero al menos había desahogado una parte de esa carga. Carga que irremediablemente volvería a crecer en un par de horas. La tristeza era ya vieja compañera en las desventuras de la joven. Así que en cierto modo la echaría de menos si faltara.


Su rostro; empapado por las lágrimas; que aún no se había levantado de su apoyo en los brazos, comenzó a moverse. Y en cuanto sus ojos empezaron a vislumbrar algo del paisaje que tenía que disfrutar fue sorprendida con una voz que la sobresaltó por detrás:


- Cuéntame, ¿qué tal día has tenido hoy?


- ¿Qué? ¡¡AAAAHHH!!


Si no hubiera sido por los rápidos reflejos de la figura misteriosa, la joven habría caído por el barranco.


- ¿Qué haces tu aquí? -Preguntó ella sorprendida.


- Pues disfrutar este bonito paisaje y hacer compañía a una guapisima mujer que me parece estaba sentada llorando.


La muchacha sorprendida por ver al "desaparecido" de su mejor amigo a su lado; y en el lugar más inesperado; se sintió completamente abrumada. No sabía que decir salvo preguntar vagas oraciones que solo podía componer mediante preposiciones:


- ¿Qué? ¿Pero cómo?


- Bueno te explico. Eso sí, por favor cruza la barandilla y ven aquí al firme, que me da no sé qué verte ahí...


Tras cruzar el umbral con los ojos como platos, la muchacha se sentó en uno de los dos bancos junto al chico que comenzaba a relatarle.


- Antes de nada, quiero pedirte perdón por haber estado últimamente tan desconectado de ti. Bueno de todos. Pero principalmente de ti. Te conozco y no te merecías una desconexión así, sin avisar. Sin embargo necesitaba estar solo. Aclarar mis ideas sin rendir cuentas a nadie. Y decidir algo que repercutiría en mi vida...


La muchacha no había parpadeado todavía. Seguramente el frío de la noche le estaba protegiendo las córneas con el rocío evitando así el secado ocular. Pero ella no reparaba en nada. Solo quería escuchar lo que el joven tenía que contarle.


- Recuerdas a mi novia, ¿verdad?


- Sí... -Respondió la joven mientras sacaba suavemente el puñal helado que le acababan de incrustar en el corazón.


- Pues te equivocas. No es novia. Es ex...


- ¿Qué? ¿Cuando? ¿Cómo? -La muchacha volvió a paralizarse mientras las preposiciones volvían a hacer aparición.


- Sí. De un tiempo acá que la relación iba de capa caída. A pesar de que nos queríamos no hacíamos más que competir por nuestras diferencias y siempre acabamos haciéndonos daño el uno al otro. Por lo que tras sentarnos y hablarlo largo y tendido tomamos la decisión de que no éramos almas gemelas. Y bueno... No sé... La verdad es que lo pienso y es lo mejor que hemos podido hacer. Ya que lo bueno que había en la relación se había consumido ya. Es lo que pasa cuando la otra persona no es tu otra mitad. Que durante el comienzo todo es furor y entusiasmo. Pero a medida que pasa el tiempo el combustible se va agotando y no es posible repostar.


A la chavala el escuchar estas palabras la calmaban mucho, puesto que la parálisis cerebral sufrida por ver libre a su mejor amigo había sido muy fuerte. Recuperándose poco a poco pudo articular palabra.


- Normal. Yo siempre he pensado que cuando dos corazones se hacen uno, da igual lo que discutan y el tiempo que pase, siempre tendrán esa chispa del primer día. Es una lástima que la gente no crea en eso. Muchos se piensan que el amor es momentáneo, químico, y que luego, cuando todo ha pasado te acostumbras a la persona. ¡MENTIRA!


El muchacho entró en carcajada al ver como su mejor amiga se había alterado con sus propios pensamientos. Cosa que le pasaba muy a menudo, y le hacía gracia.


- Jejejejeje, ojalá pudiera la gente ver las cosas como tú. Siempre he dicho que tienes un don que pocos tienen y muchos desearían.


- Ya. Eso me has dicho muchas veces. Sin embargo, sigo sola. Solo atraigo a cabrones y gilipollas con la chorra en la mano, y no llego a conquistar a la persona que realmente quisiera.


- Bueno chica, esa persona quizá no haya abierto los ojos. Tú dale tiempo y ya verás como caig... ¡¡EJEM!! Cae en tus brazos... ¡¡CAE EN TUS BRAZOS!!


Un silencio se hizo de pronto. Hasta que...


- ¿Cómo me has encontrado?


- Bueno, no ha sido difícil. No estabas en casa. Y recuerdo tus historias hablando de paisajes pintorescos que te gustan, y bueno aquí en el barrio como tales solo disponemos de tres lugares concretos. Como sabía que no ibas a salir del barrio, pues he optado por el más alto de los tres. Puesto que a más altura más paisaje que ver. Y mira, no me he equivocado. Eso sí, ¡¡JODER QUE FRÍO!! Y eso que estoy abrigado de cojones, ¿y tu? Con ese jersey y ahí sentada sin moverte...


La muchacha se sentía confusa. Infinitas fueron las veces que había subido a este lugar o a algun otro del barrio y nadie había ido a buscarla incluso habiendo mencionado donde iba a estar. Y el que este chico estuviera ahora a su lado le hacía estallar en un sin fin de sentimientos. Tanto halago, como cariño, como preocupación de que pudiera ser un sueño lo que estaba viviendo y en breves le sonara el despertador.


- Y bueno, puesto que son las 3 de la mañana, se me están empezando a helar los mocos, y estoy empezando a temer por la circulación de mis extremidades, creo que deberíamos empezar a bajar. ¿No crees?


- ¿Qué? -Preguntaba la muchacha mirándolo fijamente sin haber pestañeado todavía.


- Que... Tienes buen gusto. -Cambió de tema el joven entre sonrisas- Este lugar es precioso. Parece mentira que toda mi vida viviendo en el barrio y nunca haya subido aquí. Tenías que haberlo compartido conmigo mucho ant...


No pudo terminar la palabra porque los labios de la joven se clavaron fuertemente con los labios del muchacho.


El silencio duró unos segundos. Tras separarse el muchacho completamente ruborizado balbuceó:


- Vayamos poco a poco, ¿vale? Yo te quiero cantidad. Pero tras lo vivido anteriormente quiero que sea... Como nuestra amistad. Vayamos paso a paso. Poco a poco... Conociéndonos mucho más de lo que ya nos conocemos pero sin prisas, ¿de acuerdo? De este modo haremos una base sólida a lo que ya nos procesamos mutuamente...


- De acuerdo, me parece genial. Es lo que realmente necesitaba.


Tras decir esto último, la pareja se dio un abrazo. El primero de los muchos abrazos que se darían de por vida.


Cada cual obtuvo una perspectiva diferente de la relación que iniciarían.


Para ella sería el comienzo de una alegría variable que comenzaría desde aquella noche. Lucharía por atesorar ese sentimiento lo máximo posible. Aunque a veces tenga; como en toda relación; que luchar contra las adversidades.


Para él sería el comienzo de una nueva etapa en la que conocería aspectos antes desconocidos de lo que es el amor verdadero, puesto que siendo los mejores amigos se comprendería perfectamente mejor que con otra persona de cero para solventar juntos los posibles problemas antes mencionados.


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miércoles, 12 de marzo de 2008

Mi temor era que me olvidaran... (Escrito 10-05-05 en homenaje a Cameron Duncan)


<<Mi temor era que me olvidaran...>>


Heme aquí sentado al borde de este abismo, deleitándome con la vista que me ofrecen los ahora insignificantes pueblos en tan extenso valle a mis pies. Soy el amo y señor de cuanto me rodea.


La brisa acaricia las lágrimas que son derramadas por el dolor de lo que se pudo hacer y no se hizo.


Mi mano derecha acaricia una vara de madera seca encontrada durante el ascenso.
¡¡Que realidad!!
Nacida de un robusto árbol con el que ha pasado más de la mitad de su corta vida. Ha recibido el sustento a través de su conexión filial con su padre.
Y llegado el día, sucede algo que corta ese enlace...


La rama; aún verde; cae estrepitosamente al vacío, hasta golpearse contra el suelo.
¡¡Bonita ley la descrita matemáticamente por el señor NEWTON!!
La rama aun sintiéndolo, no puede hacer nada. Tan solo el recuerdo entre padre e hijo en sus mentes será lo que se mantenga de por vida.


<<Mi temor era que me olvidaran...>>


¡¡Que silencio!! A veces tan incómodo para mis oídos...
Un águila sobrevolando la cima de este monte y mirándome de reojo busca su cena entre la espesura.
<<Siento decírtelo, pero por ahora yo no soy la cena de nadie.>>


Envidia te tengo por tu condición. Vuelas...
Y como tal habrás visto cosas que yo solo puedo soñar. Vivido momentos que no puedo ni imaginar. Sin embargo me consuelo pensando:
<<Jódete!!! Tengo microondas. No me hace falta aprender a volar para hacerme la comida...>>
Sin embargo, la realidad es que te envidio. Ya que ese conocimiento en el arte de volar se transmite por generaciones. Y yo...


¿Habré transmitido algo a alguien en toda mi vida?


<<Mi temor era que me olvidaran...>>


La soledad. Eterna compañera de la desdicha. Incluso privándome de la compañía de la persona que más he querido en esta vida, para subir solo, tú no desapareces de mi lado.
Y aquí tienes que estar.
<<He dicho que quiero estar solo. ¡¡¡¡¡¡VETEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!>>


’...veeeeeteeeee... ...veeeeeteeeee... ...veeeeeteeeee.../


El ECO de la razón repicando sobre el valle.
Me doy cuenta de que muchas de las acciones realizadas en mi vida han tenido repercusión entre mi entorno, como el eco que aún repica.



  • Ese primer beso con...

  • Las repetidas batallas de mazurcos en los recreos del colegio...

  • Esa primera vez en la playa, tras dejar de comer porque la comida se había llenado de arena...

  • Y todas esas pequeñas; pero enormes a su vez; muestras de afecto a la gente de tu entorno.

Todos estos momentos más lo que ahora no recuerdo han repercutido de algún modo en la gente que conozco. De eso estoy seguro...


<<Mi temor era que me olvidaran...>>


Hace tiempo practicaba el tenis, baloncesto y el Judo. Siempre con alegría hasta que:
<<Me temo que no tengo buenas noticias. Tienes 25 metástasis en ambos pulmones. La quimioterapia ya no sería efectiva...


...


Y en cuanto a su curación...


...


... nos hemos quedado sin opciones.


...


Lo siento.>>


Tan duras palabras me sesgaron con una guadaña el derecho de volver a practicar esos deportes.


Ahora me río.
Aquí y ahora.
Mientras sigo mirando el vuelo del águila en pos de su comida, y yo de mientras masticando este delicioso bocadillo de jamón.


Comienza a oscurecer, el sol ya está ocultándose tras el otro extremo del valle. Ese Sol que dentro de 5 mil millones de años agotará su combustible.


¿Qué hacer entonces cuando sabes que solo quedan 5 mil millones años?
¿Qué hacer entonces cuando sabes que solo te quedan 2 meses de vida?


Yo, por mi parte, ya he obtenido la respuesta...



  • Besar en los labios a esa chica que he querido desde que la conocí y nunca ha habido nada entre nosotros, salvo una gran amistad. (Ahora somos novios)

  • Hacer un viaje recorriendo Roma, Australia y Finlandia, lugares que siempre he querido conocer gastando todos mis ahorros en el mismo.

  • Y como guinda, un último desmadre con mi cuadrilla y todos mis amigos.

Nadie ha sabido nada de mi enfermedad por mi boca. Sin embargo de ese grupo de 40 hombres y mujeres solamente 8 personas han podido intuir que algo me pasaba. Y quizá por conocerme no han querido saber lo que era.


Hace 2 semanas de aquello. Y en estas dos semanas de plena dedicación a mi familia y mi novia en mi casa de veraneo es cuando he caído en la cuenta de que siempre estaré al lado de todos y cada uno de los que de verdad me han querido por como soy. Y no por lo que represento.


<<Mi temor era que me olvidaran...>>


El sol está apunto de ocultarse.
Pero...
Aún ilumina con fuerza y sin embargo ya está casi todo oscuro.
Creo que estoy empezando a sentir vértigo, porque me estoy mareando.


El águila comienza a verse borroso.


¿¿¡¡¡Para que voy a engañarme!!!??


Ha comenzado el viaje.


Mi cuerpo se desmorona de espaldas mientras aún siento la brisa en mis tobillos colgados al borde del monte.
Y como suponía, no estaba solo. Mi novia y mi familia han aparecido para arroparme entre sus brazos como despedida.


En la oscuridad, que me lleva, veo vuestros rostros como ángeles iluminados.


Lloráis...
Eso es bueno...
Significa que no me vais a olvidar...
Ni siquiera con el paso del tiempo...


Vuestros rostros empiezan a desaparecer, no sin antes dedicaros una última sonrisa por mi parte.
Una sonrisa que os invite a pensar que no os vais a librar tan fácil de mí. Os esperaré al otro lado de este océano de nubes que parece, tengo que recorrer en una barca.


Mi temor era que me olvidaran, pero creo que ya no hay nada que temer. Puesto que sin vosotros saberlo os he estado observando. Y he de agradeceros 3 cosas de importancia hasta que nos veámos de nuevo:



  • Esa estatuilla de ángel en el lugar donde tantas horas transcurría meditando en la cima del monte frente a la casa de verano. (Lugar de mi despedida)

  • Esa foto con toda la cuadrilla, enmarcada dentro del bar donde tantas horas pasábamos juntos.

  • Y esa última borrachera en mi honor incluyéndose voluntariamente la gente que, como yo, no bebía.

No me vais a olvidar, lo sé con certeza.


Y por ello quizás estoy en el sitio que estoy, aquí arriba. Un sitio merecido, según dicen, por el amor que todos me procesasteis en vida.


De corazón y alma os lo agradeceré en la eternidad de este viaje que todos recorreremos algún día.



Gracias.



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